15 octubre, 2021

EL FARAÓN RAMSÉS II, EL GRANDE

 Ramsés II fue el faraón egipcio más importante de los ramésidas de la dinastía XIX cuyo reinado de más de sesenta años fue testigo de grandes victorias militares y de algunos proyectos de edificación más imponentes del mundo antiguo. Dominó a los hititas y a los libios y guio a Egipto a un período de clara prosperidad marcando su reinado el auge del Egipto de los faraones, en lo referente tanto a poder imperial como a producción artística.


Ramsés II Templo de Lúxor


Aunque hay que reconocer que los precedentes militares de este gran faraón se remontan a la anterior dinastía bajo el gobierno de Tutmosis III, pues con él se consiguió obtener la hegemonía de los territorios de Canaán y de la costa sirio-palestina tras la batalla de Megido expandiendo así su influencia y el territorio egipcio. Pero los reinados posteriores a Tutmosis III no lograron mantener dicha influencia. No sería hasta la llegada al poder de Horemheb, último faraón de la XVIII dinastía, que se intentó recuperar la hegemonía perdida.


El faraón Horemheb nombraría al abuelo de Ramsés II (que provenía de una familia de larga tradición militar) visir como reconocimiento a su carrera militar, convirtiéndose en el segundo hombre más poderoso del reino y a su muerte le sucedería como Ramsés I. Este faraón impulsó la recuperación de la hegemonía de Egipto en la costa sirio-palestina y además garantizó la estabilidad del reino nombrando corregente a su hijo Seti I, padre de Ramsés II.

Seti I cuando subió al poder (hacia el  1294 a.C.) asoció al trono a su hijo Ramsés II (fruto de su unión con la reina Tuya) con la reina  que contaba tan solo con diez años. Seti I realizó campañas militares contra las regiones de Asia, Libia y Nubia, consiguiendo establecerse en los territorios en los que había llegado Tutmosis III. El mayor logro de Seti fue la toma de la ciudad de Qadesh, y en la misma participó también su hijo. La toma (temporal) de Qadesh, que estaba en poder de los hititas, significó ejercer influencia en el comercio y en los recursos de esta región.


Batalla de Qadesh de Karl Oderich (1907)


A la muerte de Seti I le sucede ya su hijo Ramsés II cuya formación militar y política bajo su padre sería crucial para entender su política continuista en la costa sirio-palestina. Y es que durante su adolescencia Ramsés había acompañado a su padre en todo tipo de campañas militares convirtiéndose en un gran militar. Al principio de su reinado tuvo que hacer frente a los Pueblos del Mar que asolaban las costas mediterráneas del Nilo, a los que consiguió derrotar, y de hecho parece que incluyó a estos guerreros en su guardia personal  formando parte además de las tropas del faraón en sucesivas campañas militares.  Logró asentar su dominio en las costas del Mediterráneo y se adentró en territorio sirio-palestino llegando hasta Tiro y  Biblos. Pero el objetivo del faraón Ramsés II era tomar nuevamente Qadesh.


Los hititas, con su rey Muwatalli II a la cabeza, no vieron con buenos ojos tales incursiones y declaron la guerra a los egipcios. La campaña militar pensada por Ramsés tenía como objetivo la eliminación de la influencia hitita y controlar la costa sirio-Palestina. Para favorecer la conquista dividió sus tropas en cuatro grandes cuerpos denominados en honor de divinidades egipcias Amón, P'Ra, Seth y Ptah conformados por 5.000 hombres y 500 carros cada uno,  además de convocar un gran número de mercenarios como tropas auxiliares que los acompañarían. Por su parte, Muwatalli II logró poner en marcha una coalición de más de 19 pueblos, en total un ejército de 40.000 unidades.


Ramsés lograría tomar Qadesh en una batalla que ha pasado a la historia aunque posteriormente viendo la imposibilidad de mantener económicamente el territorio decidió firmar un armisticio con el rey hitita Muwatalli. Ramsés II abandonó la zona escoltado por el ejército hitita y cuando llegaron al Nilo los hititas volvieron sobre sus pasos a la costa siria-palestina. De hecho el éxito militar de Ramsés quedaría eclipsado por el buen hacer diplomático de Muwatalli.


Tratado de Qadesh


Tras la firma del Tratado de Qadesh la guerra de Oriente se trasladó a Libia y algunas regiones de Nubia, donde establecería varias colonias y fortalezas con el fin de vigilarlas, pero fueron campañas muy minoritarias pues decidió centrarse en adelante en la política interior.


A Ramsés II se debe una de las reformas militares más importantes de la civilización egipcia pues mejoró el ejército y lo disciplinó, además de ampliarlo y reorganizarlo dotándolo de cuatro cuerpos de hasta 5.000 hombres cada uno en lugar de los dos que eran comunes en los ejércitos egipcios anteriores. Cuerpos que se organizaban en veinte compañías de entre 200-250 hombres cada una. 


El ejército de Ramsés II cambió tras la batalla de Qadesh sobre todo en los mandos promocionando a sus hijos y familiares con lo que la jefatura de los ejércitos recaía en la familia real. También incrementó el número de oficiales extranjeros y mercenarios que servían mejor a sus planes y eran más leales a la persona que los promocionaba en el mando, de hecho las unidades de mercenarios aparecen representados en muchas estelas.


Ramsés además de ser un militar notable fue un gran promotor arquitectónico de lo cual dejó constancia en la gran cantidad de construcciones y templos que le fueron dedicados por todo Egipto. Un ejemplo es el Ramesseum un colosal conjunto religioso en Tebas, en la orilla occidental del Nilo, que incluía una escuela de escribas y que estaba decorado con pilares que contaban sus victorias militares, y con estatuas del faraón colosales. Otro ejemplo es el templo de Abú Simbel, que estaba situado en Nubia en el sur de Egipto, con cuatro estatuas de Ramsés de más de 20 metros cada una situadas en la fachada del templo, además de otras representaciones de dioses y faraones egipcios o favoritos del faraón y de sus familiares. Destaca el templo dedicado a su esposa Nefertari, de hecho en su tumba en el Valle de las Reinas, se recogen algunas de las obras de arte más ricas de todo el período egipcio antiguo.


Vista aérea del Ramesseum 


La monumentalidad de las estatuas era una forma de dar a conocer el mensaje de la divinidad del faraón y su función benefactora como mediador ante los dioses, al ser la encarnación del dios creador sobre la tierra.


Además Ramsés completó algunos de los edificios y que comenzara su padre como la sala de Karnak o el templo de Abydos. E incluso hizo inscribir su nombre e hizo conmemoración de sus gestas militares en muchos de los monumentos construidos por sus predecesores. Era una forma de hacerse propaganda y engrandecer su nombre.


Ramsés II sería idolatrado por los soberanos egipcios posteriores siendo su reinado fundamental en los logros militares, culturales e imperiales del Egipto antiguo.  


Ramsés II el Grande reinó durante más de sesenta años, desde 1279 a.C hasta 1213 a.C, un largo reinado de uno de los faraones más célebres del antiguo Egipto. Conocido como un gran rey guerrero su reinado es uno de los mejor documentado. Murió con noventa años y se hizo enterrar en el Valle de los Reyes. Su tumba es la KV7. Su momia sería descubierta en el escondrijo de Deir el-Bahari en 1881 y actualmente se puede visitar en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia.



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Bibliografía:

Carlos Díaz Sánchez. Breve historia de los grandes generales de la Antigüedad. Editorial Nowtilus. 2019.

Simon Sebag Montefiore. Titanes de la Historia. Editorial Crítica. 2012.





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