02 diciembre, 2019

PRISIONEROS ESPAÑOLES EN EL HORROR NAZI

Prisioneros republicanos españoles reciben a los
libertadores del campo de Mauthausen en mayo de 1945
Hace unos meses el Boletín Oficial de Estado publicaba el listado con los más de 4.000 españoles (4.427) que fallecieron en los campos de concentración nazis de Mathausen y Gusen. Medida que formaba parte entre las recogidas en la Ley de Memoria Histórica como forma de agradecimiento y reparación a los casi 10.000 españoles que fueron deportados a los campos de concentración nazis, desprovistos de su nacionalidad española por decisión del gobierno franquista, declarados apátridas, y de los cuales más de 5.000 perdieron allí la vida. Los viejos registros con sus nombres fueron arrinconados y escondidos en la sede del Registro Civil Central de Madrid, y que hubieran servido para que familiares de las víctimas pudieran reclamar compensaciones tanto a Alemania como a Francia, pero que fueron olvidados a propósito. Los libros fueron el resultado de la recopilación de fichas de identidad que realizaban presos españoles.

El camino que condujo a los hombres y mujeres españoles hasta los campos de la muerte comenzó en los pueblos, las ciudades, los campos y las montañas de España. Los futuros deportados eran personas muy comprometidas políticamente, desde campesinos y pastores hasta profesores o profesionales ilustrados. Todos ellos habían visto en la joven República de 1931 la respuesta a sus sueños de libertad e igualdad. Y esa sería la razón por la que decidieron hacer frente al golpe de estado perpetrado por una parte del ejército en el verano de 1936.

Así se entiende que la mayoría de las víctimas fueran republicanos que habían cruzado la frontera francesa en los últimos meses de la guerra en España y que pasaron a formar parte del ejército francés o se integraron en la Resistencia francesa. Pero también había mujeres y niños procedentes de los campos de refugiados del sur de Francia (el llamado convoy de los 927) que cuando el país fue invadido por el ejército nazi y se instauró el régimen de Pétain, estos refugiados españoles fueron trasladados a Austria. Y lo fueron por iniciativa del gobierno de Franco y su ministro de Gobernación, Serrano-Súñer, que acordó con la cúpula nazi que todos los prisioneros de guerra españoles fueran enviados a campos de concentración donde debían ser exterminados.

La huida de republicanos hacía el exilio por la frontera francesa

La investigación de confirma que los españoles que estuvieron recluidos en los campos de concentración nazis, de los que hay constancia documental, ascienden a 9.328, de los que 5.185 murieron, 3.809 sobrevivieron y 334 figuran como desaparecidos.

Mauthausen y los subcampos que dependían de él recibieron el mayor número de prisioneros españoles, un total de 7.532, de los cuales murieron 4.816. La mayoría de ellos perecieron en Gusen, un subcampo situado a 5 kilómetros de Mauthausen. Allí fueron a parar 5.266 españoles de los que fueron asesinados 3.959.

A los campos de Dachau y Buchenwald fueron enviados unos 1.100 españoles de los que al menos 500 murieron o fueron dados por desaparecidos.

El campo nazi de Ravensbrück fue el de las mujeres, por el pasarón unas 170 españolas de las que fallecieron, al menos, 14 de ellas.

Pero también hubo españoles en otros campos como Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey y Neu Bremm.

Los primeros republicanos que llegaron a Mauthausen el 6 de Agosto de 1.940 fueron 400 hombres trasladados desde el campo de prisioneros de guerra de Moosburg, y en poco más de un mes llegaron otros cinco convoyes con otros 900 españoles. Entre el 13 de diciembre de 1.940 y el 27 de enero de 1.941 llegaron más de 3.000 españoles, y otros 1.300 lo harían entre marzo y abril de ese mismo año. A partir de entonces, los ingresos se redujeron notablemente y a penas llegarían 600 hombres repartidos en pequeños grupos. La deportación española a Mauthausen concluyó el 19 de diciembre de 1941, con la llegada del último convoy con más de 300 republicanos, procedentes del campo de prisioneros de guerra situado en la ciudad austriaca de Krems. Desde entonces y hasta el final de la guerra seguirían entrando españoles pero en mucha menor medida. La mayoría de ellos miembros de la Resistencia francesa capturados por la policía francesa y la Gestapo.
Monumento a los republicanos españoles de Mauthausen

Tras ser enviados a los campos de concentración, los nazis que habían creado un símbolo para diferenciar a cada grupo de prisioneros, decidieron que los españoles de Mauthausen recibieron el triángulo azul que les distinguía como apátridas. Un triángulo azul sobre el que aparecía escrita una "S" de spanier, es decir, se convertían desde ese momento en apátridas españoles cuando lo más lógico era que se les impusiera un triángulo rojo, que era el que identificaba a los presos políticos. El régimen franquista conseguía así no reconocerlos ni como compatriotas. La explicación de por qué aquellos hombres nacidos en una nación amiga del Tercer Reich, como lo era España, merecían estar en ese lugar obedecía simplemente a que se trataban de "rojos españoles".

Los españoles que murieron en los campos de concentración nazis lo hicieron bajo diferentes formas, unos fusilados, otros apaleados, gaseados o ahorcados, entre otras. Sin embargo, la mayoría perecería por una combinación mortal de hambre, trabajo esclavo y unas condiciones sanitarias tan deplorables que provocaban todo tipo de enfermedades.

Identificación de los republicanos españoles en Mauthausen


Mauthausen y sus subcampos no serían liberados hasta el 5 de mayo de 1945. Quienes lograron sobrevivir pasaron tras sus alambradas más de cuatro años de horror que nunca lograrían olvidar. Vivieron para contar, en primera persona, las barbaridades y crueldades que sufrieron y vieron con sus propios ojos. De hecho, el Gobierno español ha instaurado el día 5 de mayo como día de homenaje a los españoles deportados y fallecidos en campos de concentración y a todas las víctimas del nazismo en España, y se celebrará cada año como hacen otros países europeos,

Con el reconocimiento de los prisioneros españoles y con otras iniciativas se intenta dar un poco de paz a las familias de los que perecieron en los campos del horror nazis. Y así, gracias al empeño del historiador Antonio Muñoz en cooperación con el Arosel Archives de Kasel en Alemania, un centro de documentación sobre deportación y crímenes de la Segunda Guerra Mundial, se han podido recuperar objetos personales arrebatados a los republicanos españoles al entrar en los campos y ser devueltos a sus familiares. Fotografías, relojes o cartas que pertenecen a esta memoria robada.

El reconocimiento y el recuerdo de los españoles deportados a campos de concentración nazis ha de servir como antídoto contra la sombra del autoritarismo que recorre Europa. Se hace necesario recordar para no olvidar, para que nada parecido vuelva a ocurrir.

Listado de los prisioneros españoles muertos en los campos de concentración nazis



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Referencias:
Los últimos españoles de Mauthausen. Carlos Hernández de Miguel. Editorial B de Bolsillo. 2015
Deportados
Los deportados españoles en Mauthausen y los datos que deberían estar en los libros de historia
La herida de Mauthausen: los 4.427 españoles que perecieron allí no se olvidan
4.427 nombres españoles contra la barbarie nazi en Mauthausen