25 junio, 2017

LOS VIKINGOS (I)

Entre los años 800 y 1050 d.C. aparecieron los pueblos nórdicos en el escenario europeo, irrumpiendo de forma brusca y violenta, aterrando a las antiguas comunidades que, sin duda aunque acostumbradas a la guerra, no lo estaban a los ataques por sorpresa de los vikingos. Sin embargo, los contactos entre los países nórdicos y el resto de Europa venían de antiguo, lo que se evidencia con los hallazgos arqueológicos que muestran el comercio y la influencia de milenios anteriores. Aún así, los países escandinavos constituían un remoto rincón de poca importancia política y económica para el resto de Europa.

Monasterio de Lindisfarne

Pero la situación cambia a partir del año 793, cuando el monasterio de Lindisfarne, en la costa oriental de Inglaterra, es saqueado por extranjeros llegados por mar y, al mismo tiempo se reciben las primeras noticias de ataques a otros lugares de Europa. Las crónicas posteriores están llenas de relatos aterradores. Los vikingos, en grupos más o menos numerosos, atacaban con sus naves las costas europeas, remontaron los ríos de Francia y España, conquistaron la mayor parte de Irlanda y grandes zonas de Inglaterra, se asentaron en las riberas de los ríos rusos y las costas del mar Báltico. Hay relatos de correrías y saqueos por el Mediterráneo, y tan lejos hacia el este como el mar Caspio. Incluso escandinavos con base en Kiev son tan temerarios que intentaron atacar Constantinopla.

Poco a apoco, las correrías e incursiones fueron sustituidas por la colonización. Los topónimos atestiguan una gran población vikinga en Inglaterra, Francia, Escocia, Islandia y Groenlandia.

Sitio de Paris por los vikingos (885)

La última expedición hacia Occidente, fracasada, fue hacia Norteamérica. Hacia el año 1.000, pobladores de Islandia o Groenlandia descubrieron tierras situadas más al oeste, y trataron de establecerse, pero los conflictos con indios o esquimales hicieron que abandonaran las tierras descubiertas. Excavaciones arqueológicas de restos de viviendas similares a las de Islandia y Groenlandia son prueba de que los normandos estuvieron en el continente americano como narran las sagas nórdicas.

Los vikingos procedían de lo que hoy se conoce como Dinamarca, Suecia y Noruega. Vivían en comunidades agrarias autárquicas, en las que la agricultura y la ganadería se suplían con la caza, la pesca, la obtención del hierro y la extracción de determinados minerales para calderos y piedras de afilar. Y aunque la sociedad campesina era casi totalmente autosuficiente, se comerciaba también con algunos productos, como la sal, indispensable para los hombres y el ganado, y que como artículo de uso cotidiano no se transportaba más lejos de lo necesario, mientras que los objetos de lujo se traían de lugares más meridionales de Europa. Así, el hierro, las piedras de afilar y los calderos de esteatita eran artículos de exportación que contribuyeron al florecimiento mercantil de la época de los vikingos. Incluso en períodos de correrías e incursiones de los normandos, existió actividad comercial entre Escandinavia y Europa occidental.

Se ha dicho que la expansión de la era vikinga fue provocada por una presión demográfica que los recursos del país no podían sostener. Pero otra causa pudo ser la extracción del hierro, ya que el que hubiera el suficiente hierro para forjar armas para todos los guerreros que partían en las expediciones, debió de proporcionarles superioridad táctica.

Mapa de la expansión vikinga/ Autor Max Naylor Wikimedia Commons

Otro factor importante de la superioridad vikinga fue el arte escandinavo de la construcción naval. Las naves vikingas eran embarcaciones de altura a la vez que de desembarque, lo que proporcionaba superioridad militar a los vikingos. El factor sorpresa también jugaba un papel importante. La táctica seguida eran rápidos asaltos por mar con naves ligeras que no necesitaban puerto y capaces de acercarse a los lugares menos pensados de la costa, y retiradas igualmente rápidas, antes de que los defensores consiguieran reunir sus fuerzas.

Existía una división de zonas de influencia entre los vikingos daneses, suecos y noruegos, si bien guerreros de las tres naciones participaron en las grandes expediciones emprendidas por caudillos famosos. Así, los suecos solían partir hacia el este, ejerciendo el control de las vías fluviales de Rusia y, con ello, el de las rutas comerciales de Oriente. Los vikingos daneses realizaban incursiones por el sur: Frisia, el reino franco, Inglaterra meridional. Y los noruegos se dirigían al oeste y noroeste: Inglaterra septentrional, Escocia, Irlanda y los archipiélagos del mar del Norte.

Representación del S.IX
Las embarcaciones no eran sólo necesarias para las expediciones de conquista y los viajes de comercio, sino también para llevar a cabo una eficaz colonización, ya que familias enteras, con todas sus pertenencias y animales domésticos a bordo, zarpaban para tomar posesión de las nuevas tierras. La travesía del Atlántico Norte hasta las islas del mar del Norte, Islandia y Groenlandia, demuestra que los constructores navales vikingos no sólo sabían construir barcos veloces para incursiones en el litoral del mar del Norte, sino también embarcaciones muy aptas para la navegación. La colonización se iniciaba cuando los navegantes descubrían nuevas tierras o regresaban de viajes de comercio o expediciones de saqueo y describían los lugares visitados.

En algunas zonas los antiguos pobladores fueron expulsados y en otras, los invasores escandinavos se dedicaron a la ganadería, aprovechando otras regiones del país distintas a las de la población invadida, que cultivaba cereales.

Los escandinavos llegados a Islandia y Groenlandia pisaron tierra virgen. Puede que en Islandia habitaran algunos monjes irlandeses, emigrados porque no querían vivir con gentes paganas. Las zonas de Groenlandia colonizadas estaban deshabitadas a la llegada de los normandos.

La historia escrita de los vikingos es obra, en su mayoría, de autores de Europa occidental, que no sentían precisamente simpatía por los hombres del norte y que presentaban sus peores aspectos. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas en Escandinavia y en el extranjero dan muestra de una vida cotidiana, al hallarse plantas de casas de granjas y mercados, vestigios de la extracción del hierro en zonas montañosas, donde los minerales de zonas pantanosas y los frondosos bosques formaban la base de una próspera industria. También se han hallado canteras de donde se extaía la esteatita para hacer ollas y piedras de afilar. Incluso se han encontrado antiguos terrenos de labranza (no cultivados posteriormente) en los que aún se pueden observar los surcos dejados por el arado del antiguo labrador escandinavo.


-------------------------------------------------------------------------
Referencias:
Los vikingos. Arne Emil Christensen.



04 junio, 2017

EL ORIGEN DE LA MONEDA

Denario Juno Moneta
La introducción de la moneda metálica constituyó un medio por el que las antiguas sociedades intentaron superar los problemas asociados al uso de bienes perecederos (cereales, sal, etc) como dinero. Las primeras monedas surgieron como respuesta al trueque, el sistema de intercambio de valor que existía antes del dinero, con el fin de solucionar los problemas relacionados por el tipo de cambio. Así por ejemplo, alguien que vendía grano a cambio de un animal, ¿cuánta cantidad es el equivalente de uno y otro? ¿cómo compensar un producto perecedero con otro, como lana o metal, aún sin forma de producto final?, ejemplifican la complejidad de un sistema como el trueque, a la hora de comerciar.

Se desconoce exactamente el momento y el lugar en que este tipo de dinero fue empleado por primera vez. Lo que  se sabe con certeza es que la moneda metálica ya se utilizaba en Asia en torno al año 2.000 a.C., aunque no parece que en aquellos tiempos su peso se hubiera estandarizado ni que su valor estuviese certificado por quienes ejercían el poder. Se usaban trozos o barras de oro o de plata como dinero mercancía, puesto que eran fáciles de transportar, no se deterioraban, podían dividirse sin demasiada dificultad y, además, podían fundirse para fabricar piezas de joyería.

Los europeos fueron de los primeros pueblos en elaborar monedas metálicas estandarizadas y certificadas. Los griegos introdujeron monedas de plata hacia el 700 a.C. Aegina, Atenas y Corinto fueron las primeras ciudades-estado griegas en acuñar sus propias monedas. El contenido de plata de la dracma ateniense, conocida porque en ella se representaba la lechuza legendaria, se mantuvo estable durante casi 400 años. Las monedas griegas eran utilizadas en un entorno muy vasto (que sería ampliado por Alejandro Magno) y los arqueólogos las han encontrado en una extensión geográfica que comprende desde España hasta la India. Los romanos, que con anterioridad habían empleado como dinero barras de bronce muy pesadas llamadas aes signatum, adoptaron la innovación griega consistente en el uso de monedas oficiales y fueron los primeros en introducir el sistema bimetálico utilizando el denarius de plata y el aureus de oro.

Diversas monedas: Aes Signatum, aureus, denarius y aureus

En tiempos del emperador Nerón, en el Siglo I d.C., el contenido de metales preciosos de las monedas comenzó a reducirse, a medida que las fábricas de moneda imperiales empezaron a sustituir el oro y la plata por aleaciones al objeto de financiar el enorme déficit del imperio. Como consecuencia de la disminución del valor intrínseco de las monedas, los precios de los bienes y de los servicios comenzaron a incrementarse. Posteriormente, se produjo una subida general de los precios que posiblemente contribuyera a la caída del Imperio Romano de Occidente. El solidus del Imperio Romano Oriental, introducido por Constantino el Grande en el siglo IV d.C., mantuvo su peso y contenido de metal originales hasta mediados del siglo XI, adquiriendo así una reputación que lo convirtió en la principal moneda para el comercio internacional durante más de cinco siglos.

Las monedas grecobizantinas fueron utilizadas como moneda internacional y se han llegado a encontrar en yacimientos arqueológicos de Altai, Mongolia. Pero a mediados del siglo XI la economía monetaria bizantina desapareció y fue remplazada por un nuevo sistema que perduró durante el siglo XII, hasta que la conquista de Constantinopla por los cruzados, en el año 1204, puso fin a la historia del sistema monetario grecorromano.

Por tanto fueron los griegos y romanos los que propagaron la costumbre del uso de las monedas, así como los conocimientos técnicos necesarios para su acuñación.

Templo de Juno Moneta en la Colina Capitolina

De hecho, la palabra "moneda" tiene su origen en la civilización romana. En la antigua Roma, la palabra "monitor" o "moneta" significaba consejero, es decir, una persona que avisa o que aconseja. Y según algunos historiadores, el significado de la palabra se remonta a un acontecimiento fundamental de la historia de Roma. Durante una invasión de los galos, en el año 390 a.C., los graznidos de una bandada de gansos del templo de la diosa Juno, situado en la colina Capitolina, dieron la voz de alarma a los defensores romanos salvándolos de la derrota. Como muestra de agradecimiento, los romanos construyeron un templo dedicado a Moneta, la diosa que avisa o que aconseja. En las proximidades de este templo, se construyó, en el año 289 a.C., la primera fábrica de moneda romana, en la que en un principio se acuñaban monedas de cobre, y posteriormente, de plata. Muchas de estas monedas representaban la efigie de Juno Moneta en una de sus caras. Por tanto, la palabra "moneda" tiene su origen en el nombre de esta deidad.


-----------------------------------------------------------------------
Referencias:
La estabilidad de precios ¿por qué es importante para ti? Capítulo 2:Breve historia del dinero. Dieter Gerdesmeier. Banco Central Europeo. 2011.
http://www.museocasadelamoneda.es/exposicion-permanente