29 mayo, 2021

ZEUS, EL REY DEL OLIMPO

 Para el poeta Homero Zeus ocupaba el primer lugar entre todos los dioses del Olimpo. Para los antiguos griegos Zeus era la encarnación del poder, pero también simbolizaba el orden, la justicia, la hospitalidad entre hombres y dioses y las jerarquías sociales. Aunque los griegos sentían más próximo a ellos mismos al Zeus que enamoraba a diosas y pastoras, cual un simple mortal, que al imperturbable símbolo de la justicia.


Zeus sopesando el destino del hombre
Nicolai Abilgaard (1793)

Zeus nació en la isla de Creta, donde a salvo del apetito de su padre ( el dios Crono) creció al cuidado de las benéficas ninfas que poblaban los bosques y aguas de la antigua Grecia. Fue alimentado por la ninfa Amaltea que se convirtió en cabra para procurarle leche, aunque otras versiones cuentan que Amaltea poseía una cabra con la cual alimentó a Zeus.  Los curetes, que eran unos geniecillos benéficos, se encargarían de la educación del pequeño Zeus 

permitiendo que éste llegara a la edad adulta, e incluso se encargaron de hacer ruido golpeando sus armas y bailando para que Crono no oyera sus llantos y lo devorara. Otra ninfa, Melisa, hermana de Amaltea, se convirtió en abeja para que Zeus además de leche tuviera miel.

Pasado el tiempo un joven Zeus ya llegado a la edad viril salió de su escondite, llegando la noticia a todos los confines de Grecia, también al monte Olimpo. Zeus prometía que sería capaz de hacer frente a su padre. Y nadie quería perderse el desafío de Zeus, tanto es así, que el Sol y la Luna (Selene y Helios) compartieron la cúpula celeste para ver la primera hazaña de Zeus.

Zeus antes de poner en práctica su plan decidió visitar a la titánide Metis, que para los griegos personificaba la virtud de la prudencia, para que le aconsejara. Ésta, tras reflexionar, le proporcionó una pócima a Zeus, con la cual sí la daba a beber a su padre obtendría gloria ante los dioses y los hombres.


La alimentación de Zeus de Nicolas Chaperon (1640)

Zeus se puso en marcha y se fue al encuentro de su padre. El viejo Crono dormía cuando Zeus se presentó y sin hacer ruido Zeus se acercó hasta su padre dispuesto a seguir los consejos de Metis. Y así, con rápidos movimientos, consiguió verter unas gotas del brebaje en la boca de Crono, que tenía la mala costumbre de dormir con la boca abierta. Pasados unos minutos Crono comenzó a producir unos extraños bufidos seguidos de temblores cada vez más intensos. El pánico se apoderó  tanto de hombres y dioses como animales. Y entonces se produjo lo impensable hasta entonces. Crono sufrió un ataque de hipo y cada vez que hipaba devolvía uno a uno a todos los hermanos de Zeus (Deméter, Hera, Hades, Hestia  y Poseidón) .Todos ellos vivos y con buen aspecto aunque enfadados por haber permanecido en las entrañas de su padre Crono, y es que éste estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, de ahí que los devorara para evitarlo.

Hombres y divinidades acogieron con entusiasmo a Zeus y sus hermanos,  prolongándose la celebración por la liberación de los olímpicos durante siete días y siete noches. Zeus y sus hermanos deberían permanecer unidos para hacer frente a la venganza de Crono, el cual sintiéndose burlado juró venganza hacia quienes habían desafiado su poder.

Crono reclutó sus ejércitos y les declaró la guerra(Titanomaquia) a sus hijos. Pero la alianza de Zeus y sus hermanos contaba a su favor con la juventud en contraste con la decrepitud encarnada por Crono y sus aliados, los Titanes. 

El primer choque entre los dos bandos en liza se dio en las llanuras de Tesalia iniciándose una guerra que duraría años. Las cosas no empezaron muy bien para Crono, ya que algunos titanes como Océano y Nemósine, tomaron partido por su hijo Zeus, lo que no impidió que los primeros combates fueran favorables para Crono.


La caída de los Gigantes de Jacques Jordaens (1638)

Para impedir la derrota Zeus optó por descender al Tártaro, profundo abismo que se encontraba bajo el inframundo, donde se encontraban prisioneros los Cíclopes y los espantosos Hecatónquiros que los guardaban. Zeus los liberó y los hizo sus aliados. Y con ello, la batalla se hizo más feroz, porque los Cíclopes habían armado a Zeus con el rayo, el tridente para Poseidón y un casco de invisibilidad para Hades. Cielo y Tierra se estremecían con la tremenda batalla. El combate terminó con la victoria de Zeus y la derrota de Crono y los Titanes, que fueron arrojados y encadenados en los abismos de la tierra.

Pero a Zeus no se le habían acabado los problemas ya que Gea, airada por la derrota y prisión de sus hijos, engendró al monstruo Tifón, hombre y bestia a la vez, de cuyas piernas salían víboras y que superaba en altura a todos los montes, y que nada más aparecer provocó que sólo permanecieran en el campo de batalla Zeus y Atenea, y que el resto huyera a Egipto con el miedo metido en el cuerpo.

Tifón logró vencer a Zeus al cual logró cortar piernas y brazos. La noticia llegó a los dioses huidos a Egipto y Hermes, el dios del comercio y guía de los viajeros, averiguó el lugar donde se hallaba la piel de oso donde Tifón había escondido los restos de Zeus.  La otra parte del cuerpo de Zeus se encontraba en una gruta en Cilicia donde un dragón le custodiaba y al cual distrajo Hermes y conseguir así que los miembros volvieran a juntarse con el resto del cuerpo de Zeus. Ya repuesto Zeus lanzó multitud de rayos y montañas a Tifón logrando herirlo, darle alcance y vencerlo, tras nada más y nada menos que tirarle encima el volcán Etna.

Pero Gea seguía poniendo obstáculos a Zeus y engendró a los Gigantes y tras pedir consejo a Atenea ésta le aconsejó que al tener aquellos origen divino y ser mortales, sólo la intervención de un dios y un hombre podría derrotarlos.

Y Zeus pidió a Atenea buscar al héroe más grande de Grecia para que les ayudara, el extarordinario Heracles.

Alcioneo, el jefe de los Gigantes, atacaba ya el Olimpo, pero Gea que preveía que la incorporación de Heracles al combate podría perjudicar sus ambiciones ordenó a los Gigantes buscar una planta mágica contra la cual nada podrían hacer los dioses y los mortales. Pero Zeus había escuchado todo y se adelantó a los Gigantes encontrando dicha hierba mágica.

Sin embargo los Gigantes, con los primeras luces de la aurora, se preparaban para la batalla decisiva animados por Porfirión, que los capitaneaba junto a Alción, y que prometía a los más valientes desposarse con las principales diosas olímpicas como Hera, Afrodita o Ártemis. Los Gigantes, con su inmenso tamaño y fuerza descomunal combatían con fiereza contra los dioses lanzando montañas a diestro y siniestro. Heracles logró herir y matar de un flechazo a Alcioneo, tras varios intentos. Y lo mismo hizo con Porfirión que, al intentar capturar a Hera, lo mató de una certera flecha.


El Concilio de los Dioses de Rafael Sanzio (1518)


La muerte de Alción y Porfirión dio fuerza a todos los dioses que combatían a muerte con los Gigantes. Apolo, Hécate, Hefesto, Dioniso, Ares, Hércules...decidían la lucha a favor de los inmortales. Los Gigantes ya veían próxima su derrota e intentaban huir, fue el caso de Encélado y Gratión, pero al primero Atenea lo aplastó tirándole la isla de Sicilia encima, y al segundo, la astuta diosa Ártemis valiéndose de un engaño lo despeñó por un precipicio.

Los últimos Gigantes fueron rematados por el propio Zeus y por Heracles, dando así la victoria a los inmortales dioses del Olimpo.

Como recompensa a su ayuda Zeus repartió sus dominios entre sus hermanos mayores: a Poseidon le otorgó el imperio del mar y a Hades el Inframundo, reservándose Zeus el Cielo. La Tierra y el monte Olimpo (donde tendrían su morada) serían repartidos de forma equitativa entre los demás dioses ganándose así un sitio en el panteón griego.

Zeus convertido ya en rey de los dioses y de los hombres tuvo una vida de lo más ajetreada... Eso será en otra ocasión.



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Bibliografía:

Robert Graves. Dioses y Héroes de la antigua Grecia. Editorial Lumen (1965).


08 mayo, 2021

EL CÓDIGO DE HAMMURABI

 El Código de Hammurabi es el documento más antiguo de este tipo del que se tiene constancia y es uno de los más bellos documentos de la historia universal. Más que un conjunto de medidas propiamente jurídicas, sus 281 artículos enumeran lo que está autorizado, lo que es legal y lo que no lo es. 


Estela del Código de Hammurabi


Se trata de una estela de basalto negro de 2,25 metros de altura, conservada actualmente en el Museo del Louvre que fue descubierta en el año 1902. Al principio estuvo situada en el templo de Sippar y después trasladada como botín de guerra por los elamitas a su capital, Susa (actual Irán) hacia el 1150 a.C. Se trata de uno de los numerosos monumentos que el rey elamita Shutruknakhunte conquistó en una expedición a Babilonia a comienzos del siglo XII a. C. Además de ser el monumento literario coherente más extenso de su época, es también el testimonio por excelencia de la lengua paleobabilónica clásica. 


Sería el rey Hammurabi quien la mandaría erigir hacia el 1750 a. C. Rey al mismo tiempo conquistador, piadoso y notable administrador que marcó el apogeo de la primera civilización babilónica. Construyó su imperio poco a poco y acabó abarcando toda Mesopotamia, desde el Golfo Pérsico, con los países de Sumer y Acad, unidos en lo sucesivo bajo el nombre de Babilonia, hasta las regiones montañosas que bordean Asiria al norte y la Alta Siria al noroeste.


En las culturas del Próximo Oriente Antiguo son los dioses quienes dictan las leyes a los hombres, por eso las leyes son sagradas. En este caso, es el dios Shamash, el dios sol, dios de la justicia, quien entrega las leyes al rey Hammurabi de Babilonia. De hecho, antes de la llegada de Hammurabi al poder, quienes impartían justicia como jueces eran los sacerdotes del dios Shamash. Sería el rey amorreo Hammurabi quien estableciera que fueran los funcionarios del rey quienes realizaran ese trabajo.


Situación geográfica de Babilonia

El Código de Hammurabi es la codificación de un derecho natural y consuetudinario en vigor en los territorios conquistados y a la vez la compilación de diversos códigos sumerios anteriores, como los pertenecientes a los reyes Urukagina y Shulgi. Se trata de un código más sistemático que las leyes sumerias, más evolucionado y menos bárbaro  que las leyes asirias que se inspiraron en él.


Gracias al Código de Hammurabi se sabe que la sociedad estaba dividida en tres clases desiguales, como son los hombres libres (awîlu) los subalternos o inferiores (mushkênu) y los esclavos (wardu). El derecho penal se basa en la Ley del Talión, cuando la víctima es libre, y en la compensación en dinero, si pertenece a las clases inferiores. Da a conocer un matrimonio basado en la inalienabilidad de la dote, la represión brutal del adulterio y el divorcio a petición del esposo. Las cuestiones de intereses son tratadas  con minuciosidad, lo que atestigua la importancia del dinero y de la tierra en esta civilización de productores y comerciantes, siendo las disposiciones precisas y justas, los castigos expeditivos y llenos de matices, con una tendencia a la dureza. De aquí en adelante la justicia sobre cualquier materia está en manos de jueces de Estado, que actúan bajo la inspiración del dios Marduk o Shamash, según un procedimiento escrito, la audición de testigos y el recurso al juramento.


La parte superior de la estela está dedicada a una representación en relieve del rey Hammurabi, de pie ante el dios de la justicia y del sol, Shamash, quien sentado en su trono le entrega el bastón o cetro y el anillo, símbolos de poder de la realeza mesopotámica. Se trata de la ceremonia de investidura del rey Hammurabi.


Debajo del relieve se encuentra la gran inscripción en acadio (dialecto paleobabilónico) escrita con signos cuneiformes, que ocupa el resto de la estela de Hammurabi y que constituye la razón de ser del monumento. El texto estaba formado originariamente por casi 4.000 líneas, de las que se han conservado aproximadamente 3.500. 


El texto babilonio del Código se divide en tres partes, con un prólogo, luego estarían las leyes o prescripciones, y por último un epílogo. El prólogo y el epílogo están escritos en un estilo propio de la literatura heroica y lírica, lo que engrandece el carácter monumental y oficial de la estela. Y la parte más legal del código está escrita de forma más sencilla y usando una lengua cotidiana.  En el prólogo se narra la investidura del rey, la creación de su imperio y sus logros para asegurar el bienestar de sus súbditos y los pilares sobre los que construir su gobierno: la ciudad de Babilonia y el dios Marduk. Además se presenta a Hammurabi como el elegido de los grandes dioses para conquistar la gloria militar y política de su ciudad.


Tablilla con el prólogo del CH


Tras el prólogo aparece el código propiamente dicho con una serie de proposiciones orientadas a reglamentar la conducta social y la vida corriente del reino babilónico a mediados del S.XVIII a.C.  Cada una de dichas proposiciones presenta la misma estructura gramatical con una frase en condicional introducida por la conjunción "si" (shumma en lengua acadia), donde describe una situación o problema concreto, seguida de una respuesta en futuro en forma de sanción al infractor.


El código contiene 280 "artículos" y aún cuando carece de la ordenación sistemática de un compendio jurídico moderno, determinadas materias están tratadas juntas. Los preceptos del código de Hammurabi se refieren a derecho civil, penal y administrativo, sin establecer entre ellos una separación radical. Una comparación del código con el extenso material documental jurídico de la época babilónica antigua demuestra que está incompleto puesto que no abarca todas las situaciones jurídicas posibles.


El Código de Hammurabi abarca los siguientes temas: difamación, prevaricación, hurto, encubrimiento, robo, saqueo, robo con fractura, homicidio, homicidio por imprudencia, lesiones corporales, rapto, situación jurídica de los aparceros del estado, responsabilidad en caso de daños involuntarios en la administración de las tierras, daños causados por animales, tala no autorizada de palmeras, situación jurídica de empresas comerciales (en referencia a la relación entre el comerciante y el ayudante que viaja por el país), malversación, depósitos financieros, créditos e intereses, situación jurídica de la tabernera, esclavitud y rescate, esclavitud en fianza, evasión de esclavos, compra y reivindicación de esclavos, recusación de la condición de esclavo, alquiler de personas, animales y naves, tarifas de alquiler, infracciones por parte del arrendatario, toros bravos, derecho de familia (precio de la novia, dote, propiedad de la esposa, esposa y concubinas, situación de los hijos de éstas, divorcio, adopción, contratación de amas de cría, herencia) y la situación jurídica de determinadas sacerdotisas.


Se observa en el Código de Hammurabi que el bloque dedicado a la familia es el más importante (con 67 artículos) pues la sociedad babilónica estaba cimentada sobre el núcleo familiar. Y así se muestra una evidente preocupación por cuestiones relacionadas con el matrimonio y la herencia, que eran la base de la estructura familiar babilónica, pero también por se preocupa por el divorcio, el adulterio, el incesto, la adopción, la herencia y las viudas.


Texto cuneiforme del Código de Hammurabi


En el pago de los salarios y en la aplicación de penas ante un mismo delito es donde se puede ver claramente la diferenciación social babilónica, y así las sanciones son de diferente importancia y naturaleza según la categoría social de la víctima.


Si bien el Código de Hammurabi se inscribe dentro de la vieja tradición mesopotámica, aquí se introduce una importante novedad en referencia a los daños infringidos: la ley del talión, el  "ojo por ojo , diente por diente" que consistía en infligir al culpable el mismo daño sufrido por la víctima. Ley que ahondaba sus raíces en las tribus semíticas. Pero en el Código la ley del talión se aplicaba a la clase de los awîlu, teniendo un carácter ejemplarizante y disuasorio. Aunque se cree que no sería utilizada de forma sistemática.


Las principales penas recogidas en el Código de Hammurabi eran la pena de muerte, los castigos corporales y las sanciones económicas. La pena capital se reservaba para los delitos considerados graves como podría ser el falso testimonio, el rapto de niños, la colaboración con esclavos fugados, el saqueo, el complot contra el estado, el adulterio, el incesto, el homicidio voluntario, la negligencia de un profesional que acababa en fallecimiento, entre otros. A veces incluso se precisa la forma de ejecución, mediante la hoguera, la horca o el empalamiento. Los castigos corporales eran muy variados y eran aplicados normalmente a los autores de injurias y de agresiones físicas, siendo las sanciones la flagelación, la mutilación y el afeitado de la cabeza. Las sanciones económicas tenían como objeto reparar o compensar los daños afligidos a miembros de los grupos sociales inferiores y resolver los litigios relacionados con la actividad comercial, los trabajos agrícolas y la gestión administrativa, y las multas se podían pagar bien en metálico, bien en cereal, aunque también eran frecuentes las indemnizaciones parciales y las compensaciones totales. También aparecen en el Código penas de desheredamiento y de destierro.


Ante la falta de pruebas suficientes o ante el temor al perjurio, se podía recurrir a la ordalía o dictamen de los dioses a través del río en casos de brujería o adulterio. El juicio del río tenía como objetivo que el acusado demostrara su inocencia y podría consistir en nadar una determinada distancia cargando con peso.


La inscripción de la estela de Hammurabi concluye con un epílogo donde además de hacer hincapié en la autoría de Hammurabi de las sentencias cinceladas en la misma éste mandó grabar una maldición divina contra todo aquel hombre que no respetara su contenido.


Relieve con la figura del rey Hammurabi


Para el propio Hammurabi el Código que lleva su nombre era un texto que pretendía ser una ayuda para el que busca la justicia. Él mismo califica el código como "sentencias del orden justo". Tendría, por tanto, una función educativa. En cuanto a la formulación de los preceptos y la determinación de los castigos podría pensarse que se trata de una fijación del derecho consuetudinario, en parte de sentencias memorables del pasado, pero en el código también se aprecian innovaciones respecto a otros textos sumerios precedentes. 


La estela de Hammurabi expresa el ideal político del rey, en el que la justicia ocupa un lugar destacado. Se muestra como un modelo de soberano justo en el que debían inspirarse sus sucesores en Babilonia.


El Código de Hammurabi, independientemente de la vigencia que tuviera, fue tan estimado como obra literaria que las escuelas de escribas lo transmitieron hasta el primer milenio. 



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Bibliografía:

Historia de la Antigüedad. Paul Petit. Editorial Labor Universitaria. 1988.

Los Imperios del Antiguo Oriente I. Del Paleolítico a la mitad del segundo milenio. E. Cassin, J. Botteró, J. Vercoutter. Editorial Siglo XXI. 1965.