16 abril, 2018

LA GUERRA DE LOS PASTELES : PRIMER CONFLICTO ARMADO ENTRE MÉXICO Y FRANCIA

Un 16 de abril pero del año 1838 se inició la conocida como Guerra de los pasteles, que aunque por el nombre parece un simple juego no lo fue, de hecho ha pasado a la historia como el primer conflicto bélico entre México y Francia.

Bombardeo de San Juan de Ulúa (1838)

El señor Remontel, ciudadano francés dueño de un restaurante en la antigua villa de Tacubaya (México), denunció que en 1832 oficiales del entonces presidente Antonio López de Santa Anna se hicieron un simpa, es decir, se marcharon sin pagar tras haber saboreado su finísima repostería, aprovechando los frecuentes disturbios y motines producidos por doquier. Por esa deuda impagada monsieur Remontel exigió una indemnización nada menos que de 60.000 pesos lo cual fue motivo de chanza en la prensa.

El contexto de este conflicto internacional fue el de una crisis generalizada en todo el país con una economía paralizada, inseguridad y malas comunicaciones, levantamientos armados, por tanto el caldo de cultivo perfecto para la creciente inestabilidad.

Un año antes de iniciarse el conflicto, en 1837, el gobierno debía atender no solo los asuntos internos, sino también vigilar lo que ocurría en las fronteras constantemente en peligro, puesto que España se resistía a dar por perdida la que fuera su colonia más rica y próspera, poniendo en marcha varios proyectos de reconquista; además otras potencias como Inglaterra, Estados Unidos y Francia, hallaron pretextos durante gran parte del S.XIX para intimidar México, llegando en algún caso a la invasión.

En ese contexto el gobierno mexicano recibió un aluvión de reclamaciones de extranjeros que se decían afectados en sus bienes y negocios. Los franceses adoptaron una posición especialmente exigente, acumulando quejas y demandando, con prepotencia, solución a situaciones en muchos casos exageradas.

Contralmirante Charles Baudin
El canciller francés Louis Mathie Molé ordenó a su ministro en México, Antoine Louis Deffaudis, presentar un ultimátum para el pago de una indemnización global de 600.000 pesos, cantidad inasumible para las arcas nacionales mexicanas, que estaban en riesgo de vaciarse permanentemente. Además el gobierno mexicano se resistía a reconocer tal abuso porque no se sentía responsable de los disturbios políticos, y preveía que, si aceptaba dichas exigencias, sentaría un precedente que podría ser aprovechado también por otros países.

A finales de 1837 la situación se agravó tras el fusilamiento de un ciudadano francés acusado de piratería, pero no sería hasta febrero de 1838 cuando la amenaza se convirtió en realidad, pues una escuadrilla francesa a las órdenes del comandante Bazoche recaló en Antón Lizardo en Veracruz.

El barón Deffaudis se dirigió a Veracruz para estar lo más cerca posible de los hechos que se preparaban, permaneciendo dos meses a bordo de la fragata Herminia, desde donde esperaba instrucciones de Francia. El rey francés, Luis Felipe, tomó la decisión de enviar más fuerzas navales para responder a los agravios contra sus súbditos.

Deffaudis, lanzó un ultimátum al gobierno mexicano ensalzando la benevolencia de Francia y echando en cara a los mexicanos el desdén con que trataban sus reclamaciones, y puso como plazo el 15 de abril para para arreglar un tratado de navegación y comercio, no imponiendo a los franceses contribuciones de guerra de ninguna especie y a no establecer coto a al comercio al menudeo (venta al por menor) ejercido por los franceses. De no recibir respuesta en el plazo determinado se adoptarían las medidas necesarias hasta conseguir el cumplimiento de sus reclamaciones.

El gobierno mexicano con su presidente a la cabeza, declaró que no entraría en negociaciones formales mientras la escuadrilla francesa estuviera atracada en Veracruz, aprovechando un ambiente de orgullo nacional que unificó a los mexicanos para defender su soberanía frente a la soberbia francesa.

Fuerte de San Juan de Ulúa
El 16 de abril el comandante de la escuadra francesa en el Golfo, almirante Bazoche, declaró el cese de las relaciones entre México y Francia, y el bloqueo de todos los puertos de la República. Pero en realidad solo el puerto de Veracruz estuvo sitiado, y sus actividades paralizadas durante siete meses. Pasados los meses y sin llegar a un acuerdo, Bazoche fue sustituido por el contralmirante Charles Baudin, veterano de las guerras napoleónicas, quien llegó acompañado del príncipe Joinville, hijo del rey Luis Felipe.


A finales de noviembre los cañones de la marina francesa lanzaron cientos de balas y bombas al fuerte de Ulúa. La desproporción de fuerzas y armas dio como  resultado la destrucción de la fortaleza y numerosas bajas. Una junta de guerra declaró entonces la capitulación, el castillo fue entregado a Baudin y la bandera francesa fue izada.

Como respuesta, el gobierno mexicano ordenó la salida de todos los franceses del país, rechazó la capitulación, aumentó las fuerzas del ejército y nombró un nuevo jefe de operaciones en Veracruz, el general Antonio López de Santa Anna, quien estaba decidido a defender el puerto a como diera lugar.Prohibió que los franceses entraran en la ciudad y llamó a las fuerzas comandadas por el general Mariano Arista a combatir con toda violencia.


General Antonio López de Santa Anna

El 5 de diciembre de 1838, el príncipe Joinville ordenó un ataque al baluarte donde estaba Santa Anna disparando directamente a los soldados que formaban la guardia del general mexicano, dando muerte a varios de ellos y tomando prisionero a Arista.

Los franceses se replegaron pensándose vencedores, pero Santa Anna decidió pasar al ataque y con 300 hombres avanzó por el muelle, los franceses vieron la acción y descargaron metralla. La refriega se saldó con nueve muertos y otros tantos heridos, entre ellos el general Santa Anna.

La coyuntura bélica afectaba también a otros intereses, en concreto a los comerciantes ingleses, quienes decidieron mostrar la fuerza de su flota (a finales de año fondearon en Veracruz once barcos provistos de 370 cañones) cuya intención era forzar a los franceses a negociar la paz. El comandante francés se vio obligado entonces a deliberar con con el ministro inglés, Pakenham, y a aceptar su mediación.

Las negociaciones tuvieron lugar a comienzos de 1839, el gobierno francés estaba representado por Charles Baudin, y el gobierno mexicano por Manuel Eduardo de Gorostiza, ministro de relaciones exteriores, y por el expresidente Guadalupe Victoria. El resultado de las conversaciones fue un tratado de paz firmado el 9 de marzo, que estipulaba que los franceses devolvía el castillo de San Juan de Ulúa, y por su parte Mexico prometía anular los préstamos forzosos y pagar 600.000 pesos de indemnización. Ambos países se concedían además el trato de nación más favorecida, iniciando negociaciones para firmar un tratado de comercio.

La firma de estos acuerdos consiguieron poner paz entre México y Francia, pero la famosa deuda no se pudo cubrir como lo exigían los franceses, con lo que años después, serviría de pretexto para una nueva invasión contra México.

Por tanto, aunque la primera intervención de Francia en México haya pasado a la historia relacionada con unos pasteles, la realidad es que se trató de un conflicto de carácter económico y comercial, como tantos otros, antes y después.


---------------------------------------------------------------------------------
Referencias:
http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=pasteles-articulo


No hay comentarios:

Publicar un comentario