Sedimentos |
El método se basa en el análisis del ADN mitocondrial ( el ADN está presente dentro del núcleo de cada célula de nuestro cuerpo, pero es el ADN de las mitocondrias de la célula el que ha sido usado para construir árboles evolutivos). Para el estudio los investigadores han analizado 85 muestras de sedimento de hace 550.000 y 14.000 años, del Pleistoceno, procedentes de ocho cuevas de Eurasia, entre ellas la Cueva de El Sidrón, en Asturias.
Este trabajo permite conocer qué especie de homínido ocupaba una cueva o un nivel estratigráfico concreto, incluso en ausencia de cualquier resto de huesos o esqueletos. La novedad cosiste en aprovechar el sedimento del suelo (que antes se desechaba) y descubrir que está plagado de secuencias de ADN de organismos que ocuparon ese terreno.
Y es que aunque existe un amplio registro de yacimientos del Pleistoceno asociado a la presencia de humanos arcaicos, la escasez de fósiles impide en muchos casos conocer qué especie de homínido vivió en un determinado lugar. El suelo sí recoge esa información, ya que en él se conservan restos de organismos que se han descompuesto, defecado o desangrado.
Trabajo de laboratorio |
En el yacimiento de Denisova, en Siberia, donde ya se había documentado la presencia de neandertales y denisovanos (homínido emparentado con los neandertales y los humanos modernos, encontrado en las cuevas de Denisova, en Siberia, y que vivió entre hace un millón de años y 40.000 años) los investigadores han podido averiguar qué nivel del terreno se corresponde con cada homínido, y se ha constatado que ambos se alternaron en la cueva.
La nueva técnica podría permitir aumentar el tamaño muestral de los genomas mitocondriales neandertales y denisovanos, que hasta ahora estaban limitados por el número de restos conservados. Y probablemente será posible incluso recuperar partes sustanciales de genomas nucleares.
La cueva de El Sidrón es la única analizada que no se ha en las que no se ha identificado ADN de origen animal. En el resto de yacimientos se ha encontrado ADN mitocondrial de mamíferos antiguos, alguno de ellos ya extinguidos. Los más comunes son hiénidos, bóvidos, équidos, cérvidos y cánidos.
Megafauna |
En algunas muestras de sedimento, los investigadores han recuperado secuencias genéticas del mamut lanudo, una especie que se extinguió en Eurasia en el Holoceno, hace unos 4.000 años. De igual manera las secuencias atribuidas a los rinocerótidos se corresponden la mayoría con el rinoceronte lanudo, a pesar de que esta especie se extinguió al final del Pleistoceno Tardío, hace menos de 30.000 años.
En cuanto al ADN de hiénidos, las secuencias se corresponden con variantes de la hiena de las cavernas. Y el 90% de las secuencias de úrsidos procedentes de la Cueva de Vindaja (Croacia) coinciden con el oso cavernario, un linaje del este de Europa que desapareció hace aproximadamente 25.000 años.
Y aunque en la Cueva de El Sidrón no se han hallado restos con ADN de origen animal, sín embargo si se han encontrado restos óseos neandertales de ambos sexos y diferentes edades que habitaron la cueva hace 49.000 años, de los cuales se ha extraído ADN nuclear y mitocondrial a partir de dientes y restos óseos.
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Referencias:
Nota de prensa del CSIC, del 28 de Abril de 2017
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