02 septiembre, 2016

LA LEYENDA DE PROMETEO: SÍMBOLO DE LIBERTAD

Prometeo de Gustave Moreau (1868)
El mito de Prometeo ocupa un lugar destacado en la antigua concepción griega sobre el origen del universo, los dioses y el hombre. Prometeo era hijo del titan Jápeto y primo de Zeus, y aparece en la mitología griega como creador del hombre al cual habría modelado con arcilla. Por ello es considerado como el principal benefactor de los humanos.

En la Grecia arcaica la subsistencia humana sobre la Tierra era complicada. Una climatología muy adversa hacía que se perdieran las cosechas y los rebaños. Se dice que los pueblos comenzaron a hacer sacrificios a los dioses buscando su piedad y los libraran de todos sus padecimientos. Estos sacrificios consistían en inmolar animales en los altares dedicados a los dioses.

Prometeo se apiadó de los hombres y decidió ayudarlos. El buen Prometeo se dirigió a la región de Mecone donde los hombres se disponían a sacrificar un buey a Zeus. Y allí Prometeo urdió un ardid para engañar a Zeus y lo hizo dividiendo el buey en dos partes. En una parte colocó la carne que disimuló con la piel del animal y en otra parte puso los huesos y los cubrió con grasa blanca. Entonces le dio a escoger a Zeus una de las partes, y la parte que no escogiese sería para los hombres.

Zeus, que no imaginaba que Prometeo le estaba engañando, eligió el montón cubierto con la grasa blanca. Pero cuando el vengativo Zeus se dio cuenta del engaño castigó a los hombres quitándoles el fuego y advirtiendo a Prometeo que si osaba engañarlo nuevamente tomaría también represalias contra él.

Estatua Zeus Museo del Hermitage
Según la mitología Prometeo enseñó a los hombres a utilizar el fuego, pero también les enseñó otros conocimientos como dar nombre a las plantas y a los animales, a observar el cielo y los astros para navegar y medir el transcurso del tiempo. Además también les enseñó el uso de la palabra y el arte de la escritura.

Prometeo pensaba que el hombre estaba destinado a dominar la Tierra y a imponerse sobre los dioses, y ayudado por Atenea concibió un plan para devolver el fuego a los hombres. El plan consistía en que cuando Helio (el Sol) pasara con su carro junto a Prometeo, éste acercaría una caña a una de las ruedas y con la llama escondida escaparía hasta la región de Arcadia. Al llegar amontonó en el bosque un poco de leña y acercó la caña encendida formándose una gran hoguera.

La nueva desobediencia de Prometeo fue considerada por Zeus como una deshonra a su divinidad y como castigo ordenó a Hefesto que encadenara a Prometeo con grandes cadenas al monte Tártaro en el extremo oriental del mundo. Pero aún habría de añadir más crueldad Zeus al castigo y es que un águila devoraría durante el día el hígado del pobre Prometeo regenerándose de noche, con lo cual Zeus pretendía hacer eterno el castigo a Prometeo.

Heracles © Ad Meskens/WikiMediaCommons
Así pasaría Prometeo muchos siglos atada a la roca del Tártaro. Pero un buen día las vidas de Heracles y Prometeo coincidieron cuando el hijo de Zeus iba buscando las famosas manzanas del jardín de las Hespérides. Heracles que además de valeroso tenía buen corazón se compadeció de Prometeo y lo liberó de sus cadenas. Zeus como siempre montó en cólera  cuando se enteró de la nueva acción contra su autoridad, pero como ésta había sido cometida por su hijo Heracles pues no protestó demasiado ni tomó represalias.

Pero para que no fuese burlada su promesa de castigar eternamente a Prometeo y conservar su autoridad, Zeus ordenó que llevara siempre un anillo fabricado con las cadenas y un trozo de la roca a la que permanecería atado por siempre.

Prometeo entraría en el Olimpo de los inmortales al traspasarle la inmortalidad el centauro Quirón (ya contaré su historia en otra ocasión) como premio a su coraje y a su ejemplo.

El bondadoso Prometeo en el futuro seguiría ayudando a los hombres. Y los grandes poetas griegos lo presentarían como un modelo educativo a seguir por los hombres de su época y los venideros porque les enseñó el valor de la libertad, simbolizando la voluntad de los hombres de rechazar todo tipo de opresión.

Prometeo lleva el fuego a la humanidad.
Heinrich Friedrich Füger (1817)



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Referencias:
Robert Graves (1965). Dioses y héroes de la antigua Grecia. Lumen.


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