Durante la Edad Media, la península Ibérica fue un territorio compartido por dos sociedades distintas que se disputaron su control durante varios siglos. El nombre de al-Ándalus en la tradición árabe clásica designa a la Península Ibérica bajo poder musulmán durante los años que van del 711 al 1492, pero también es el nombre árabe clásico de la península ibérica. Dependiendo del momento, ocupó más o menos territorio, y así en sus inicios ocuparía gran parte de la península, llegando incluso a traspasar los Pirineos, para luego experimentar con el tiempo una disminución progresiva, hasta el final del emirato nazarí de Granada en 1492.
Mezquita de Córdoba |
Cuando surgió la civilización islámica, a principios del siglo VII, se extendió tanto a Oriente como a Occidente. Y cuando irrumpen en la península ibérica llevaban ya más de medio siglo en continua expansión, pues su Arabia natal se les había quedado pequeña.
A comienzos del siglo VIII el reino visigodo de Toledo dominaba casi toda la Península Ibérica, a excepción de la franja ibérica, donde los vascones se resistían a su control. Pero pronto la Hispania visigoda fue testigo de una profunda crisis en la que confluyeron la peste que en el 693 causó una gran mortandad, las malas cosechas que hicieron aumentar el bandolerismo, además muchos campesinos ante la creciente presión fiscal huían de los campos, la minoría judía fue objeto de persecuciones. Pero, sobre todo, sería la terrible pugna que mantuvieron las grandes familias de la alta nobleza visigoda por ocupar el trono lo que propiciaría la invasión de Hispania por los musulmanes.
El reino visigodo no era hereditario sino que el sucesor era designado por los obispos y los nobles, por lo que cada cambio de rey siempre era un momento crítico que conllevaba tensiones entre las distintas familias aristocráticas.
En el año 710, la llegada al trono visigodo del rey Rodrigo suscitó la oposición de los herederos del anterior rey, Witiza, que acabaría desembocando en una guerra entre las dos facciones nobiliarias por la sucesión al reino. Para una parte importante de la población hispana el rey don Rodrigo era un usurpador y los invasores norteafricanos habían llegado a petición de los partidarios del pretendiente legítimo, Aquila.
Los reyes visigodos Witiza y Rodrigo |
La invasión musulmana de la Península Ibérica sería el resultado de la intervención de una expedición militar de tropas árabes-bereberes del gobernador del norte de África, Musa ben Nusayr, comandadas por el general Tarik ben Ziyad, en apoyo de los witizanos. La derrota en la batalla de Guadalete en el verano del 711 de don Rodrigo, el dux de la Bética y último rey godo supuso el fin del reino visigodo. Entre el 711 y el 718, los ejércitos islámicos conquistaron casi toda la Península Ibérica, salvo la cornisa cantábrica y una pequeña parte de la región pirenaica.
Los invasores mediante pactos o militarmente fueron ampliando su ocupación llegando a la parte meridional de Francia. Su avance se vería truncado en el 732 cuando fueron derrotados en la batalla de Poitiers frente a Carlos Martel.
La rapidez de la conquista islámica se debió a que no intentaron alterar la sociedad que se encontraron. Los visigodos que apoyaron la invasión conservaron sus propiedades y en las tierras expropiadas a los partidarios de Rodrigo que fueron repartidas entre los jefes militares invasores no se introdujeron cambios inmediatos en el sistema de cultivo ganándose el apoyo de la población local al mejorar las condiciones de la aparcería, a lo que hay que sumar la poca propaganda y la nula presión violenta para obtener conversiones al Islam, y la tolerancia mostrada hacia los "pueblos del libro", judíos y cristianos.
Una vez conquistada la Península, el al-Ándalus se mantuvo durante ocho siglos. Durante la alta edad media conseguiría mantener su unidad y alcanzó su máximo esplendor. Por contra, durante la baja edad media comenzaría a perder poder como consecuencia de las divisiones internas, las invasiones de nuevos imperios musulmanes del norte de África y por la expansión hacia el sur de los reinos cristianos peninsulares.
Rutas de la conquista árabe en la Península Ibérica |
Las etapas históricas de al-Ándalus fueron las siguientes:
-Emirato Dependiente (711 al 756): Es la etapa de la conquista en la que la Hispania visigoda pasa a ser provincia del Califato de Bagdad. Los invasores bereberes y árabes se extienden por el territorio conquistado. Los gobernadores enviados por los califas Omeyas establecen la capital en Córdoba. Son frecuentes las luchas internas entre las diferentes etnias.
-Emirato Independiente (756 al 929): Los abbasíes se hacen con el poder en Damasco. A al-Ándalus llega el único superviviente de los Omeyas el príncipe Abd Al-Rahman que logra hacerse con el poder y se proclama emir independiente del Emirato de Córdoba. Abd al-Rahman I y sus sucesores convierten el Emirato cordobés en un reino próspero y estable. Pero en la segunda mitad del siglo IX el emirato independiente empieza a dar muestras de descomposición con las sublevaciones de mozárabes y muladíes en ciudades importantes como Toledo o Córdoba y la rebelión de algunos nobles musulmanes.
Abd al-Rahman II |
-Califato de Córdoba (929 al 1030): Aparece cuando Abd al-Rahman III tras superar una grave crisis política decide proclamarse califa, es decir, se convierte en la máxima autoridad no sólo política sino también religiosa (a diferencia de sus predecesores) de al-Ándalus. El califato supuso el momento de máximo esplendor tanto político como económico y cultural de al-Ándalus. Córdoba se convierte en una de las grandes potencias del Mediterráneo.
-Reinos de Taifas (1030 al 1232): El derrumbamiento del califato iniciado desde el 1009 provoca la creación de una multitud de reinos independientes, los reinos de Taifas. Esta división territorial les hizo perder fuerza ante los reinos cristianos del norte que empezaron su avance hacia el sur logrando conquistar Toledo en el 1085. Es entonces cuando las Taifas piden ayuda exterior, primero a los almorávides que logran hacerse con el poder y a finales del siglo XII a los almohades. Tras la derrota de las Navas de Tolosa en el 1212 el imperio almohade se va diluyendo hasta desaparecer.
-Reino nazarí de Granada (1232 al 1492): Fue el último reino de al-Ándalus. Aunque sus límites fueron cambiando se extendió por las provincias actuales de Granada, Málaga y Almería. Sobrevivió mucho tiempo a pesar de su fragilidad interna razón por la cual finalmente el último rey de Granada, Boabdil, acabó pactando con los Reyes Católicos la entrega de la ciudad de Granada a principios de 1492.
Salida de la familia de Boabdil de Granada |
La agitada historia política de al-Ándalus, contrasta con la riqueza y la diversidad de su vida económica. Al-Ándalus fue un reino próspero tanto en lo económico como en lo cultural. Y así, en cuanto a la economía mantuvieron la tradicional agricultura mediterránea con los cereales, el olivo y la vid. Y también introdujeron nuevos cultivos como el arroz, los cítricos o la caña de azúcar. Y, sobre todo, aportaron nuevas técnicas de cultivo como el regadío logrando así aumentar la producción.
También destacaron en la artesanía con el trabajo de objetos artísticos y de lujo como los tapices, joyas, armas, cerámicas o el trabajo del cuero. Importante fue la artesanía textil del lino, el algodón y, sobre todo, de la producción de seda. También trabajaron el cristal y el papel, estando sus artesanos a la cabeza de occidente en lo que se refiere a la introducción de mejores técnicas. Las explotaciones mineras del hierro y el mercurio tuvieron un importante papel.
En cuanto al comercio este se desarrollaría localmente en los zocos aprovechando la revitalización de las ciudades como centros industriales y artesanales. Al-Ándalus beneficiada por su posición geográfica a caballo entre la Europa cristiana y el África musulmana, disfrutó de un intenso comercio exterior que constituiría la base principal de su prosperidad material. Muy importante sería el comercio de larga distancia con el norte de África, con la reactivación de rutas comerciales tradicionales Europa-Asia-África, y los reinos cristianos del norte peninsular tanto de las rutas terrestres como marítimas. Destacaron en la exportación de los tejidos de seda, lino y otras manufacturas, y de productos alimenticios como la miel o el aceite. Y aquí importarían perfumes, esclavos y especias. La moneda andalusí, apoyada tanto en el dinar de oro como en el dirhem de plata, ofrecía por su abundancia y solidez una seguridad que favoreció la actividad de los comerciantes.
Rutas comerciales de al-Ándalus siglos X-XII |