Scriptorium |
En Toledo durante los siglos XII y XIII, y contando con la ayuda y protección del arzobispo toledano Don Raimundo, y más tarde del rey Alfonso X de Castilla, se tradujo gran cantidad de obras árabes, que contenían gran parte del legado científico y filosófico de la antigüedad clásica, árabe e india, y que supuso toda una revolución cultural.
No se trataba de un centro educativo como tal, sino de un grupo de sabios musulmanes, cristianos y judíos, que durante esos dos siglos fueron pasando al latían, y luego al castellano, las obras clásicas griegas y árabes. Y así se tradujeron las obras de Aristóteles, Arquímedes, Ptolomeo, Hipócrates, Galeno, Averroes, Avicena, etc. Toledo se convertiría en un lugar de encuentro no sólo de cristianos, judíos y musulmanes sino que también acudirían allí eruditos de universidades y monasterios de toda Europa en busca del saber científico y filosófico acumulado en Toledo.
Toledo. Franz Hohenberg (1572) |
El mundo árabe musulmán contaba con un nivel científico mayor que el europeo. En Europa casi sólo se conocían los autores clásicos latinos, de las obras griegas solo se conocían versiones cristianizadas de Platón y Aristóteles. Los árabes, en su expansión por Bizancio, asimilaron, tradujeron, estudiaron, comentaron y conservaron las obras de los antiguos autores griegos, trasladándolas a la Península Ibérica, lo que permitió que la cultura griega se transmitiera al resto de Occidente, sentando así las bases del Renacimiento.
La actividad traductora en Toledo se puede dividir en dos épocas. La primera época, durante el siglo XII, vinculada al cabildo de la catedral, Don Raimundo de Sauvetat, arzobispo de Toledo entre 1124 a 1152, que impulsó un ambicioso proyecto de traducciones del árabe al latín, y puntualmente del hebreo. Las traducciones de este periodo fueron sobre todo filosóficas, pero también de carácter científico. Cabe destacar las traducciones que sobre Aristóteles hicieron comentaristas como el griego Alejandro de Afrodisias (S.II-III d.C), del hispano judío Avicebrón (S.XI) y los árabes Al- Farabi (S.IX-X), Avicena (S. X-XI). También se tradujeron textos religiosos como el Corán y los Salmos del Antiguo Testamento. Así mismo la Escuela de Traductores de Toledo tradujo textos de medicina como los de Hipócrates o Galeno, y textos filosóficos de autores clásicos y de sus comentaristas árabes. También se tradujeron textos de matemáticas y astronomía que produjeron un auténtico vuelco en el saber de la época.
Tratado de Medicina traducido por Gerardo de Cremona |
En el siglo XIII, con la llegada del rey Alfonso X, comienza la segunda época dorada de la Escuela de Traductores de Toledo. Alfonso X, el Sabio, fue un rey polifacético y erudito, protector de las ciencias y las artes. Y no solo promovió las realización de traducciones sino que participó en la redacción y recopilación de obras muy variadas. El mismo monarca se encargaba de seleccionar al equipo de redactores. orientaba el trabajo, discutía su contenido y revisaba finalmente el manuscrito.
El rey Alfonso X |
Con Alfonso X los traductores originarios de Toledo aumentaron en número, los judíos destacaban sobre los cristianos y entre los temas abordados no dominaban los filosóficos, sino los astronómicos, astrológicos, físicos y matemáticos. Durante ésta época destacan los traductores Álvaro de Oviedo, Judá Ben Mosa Ha-Kohen, Isaac Ibn Cid, Abraham Alfaquí o Samuel Ha-Leví Abufalia. Además el método de trabajo evolucionó ya que junto a la fórmula de dos traductores (uno conocedor de la lengua árabe y otro de la lengua a la que se hacía versión) apareció la figura del traductor único, conocedor de varias lenguas, y también parecieron figuras nuevas como el enmendador, capitulador y glosador que revisaban y completaban la labor realizada por los traductores, enriqueciendo con sus aportaciones la obra original.
Destacan de la segunda época las traducciones del Libro conplido de Iudiciis Astrologiae de Ali Aben Ragel(astrólogo S.xi, considerado la mejor síntesis de astrología grecoárabe; el Libro de la Açafeha de Azarquiel (astrónomo y geógrafo del S.XI); el Tetrabiblion de Ptolomeo; el Lapidario, un tratado sobre las propiedades de las piedras preciosas. También hay que destacar que se escribieron obras originales como las Tablas Alfonsíes para el cálculo astronómico, consideradas una referencia indiscutible en la historia de la astronomía. También destacan los tratados técnicos como los distintos Libros del Relogio, sobre la construcción de relojes, o los Libros del ajedrez, dados y tablas. Aunque fueron más escasas hay que mencionar las obras literarias como Calila e Dimna, versión árabe de una colección persa del S. VIII, que se convertiría en un clásico de la fabulística europea.
Tablas Alfonsíes |
La labor de la Escuela de Traductores de Toledo parece que tuvo continuación durante los siglos XIV y XVI, añadiendo nuevas traducciones y revisando antiguas traducciones de tratados filosóficos para depurarlas de errores originados por el sistema de doble traducción.
Por tanto, Toledo se convirtió en la época medieval en una ciudad abierta al conocimiento y tolerante en el aspecto religioso (lo cual no era lo habitual ya fuera en el Occidente cristiano o el oriente musulmán enfrascados en guerras y cruzadas) y ello permitió la creación de la Escuela de Traductores de Toledo, y gracias a ella, que las obras de los clásicos griegos y los sabios judíos y árabes llegaran a la Península Ibérica y a través de ella se difundieran al resto de Europa.
Actualmente la Escuela de Traductores de Toledo es un centro de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha. Además se puede consultar la Biblioteca Virtual de la Antigua Escuela de Traductores de Toledo, un proyecto colaborativo junto a la Fundación Ignacio Larramendi.
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Referencias:
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