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26 diciembre, 2022

EL ORIGEN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD

Ya es Navidad y muchos habremos decorado nuestras casas con el vistoso árbol de navidad o con el tradicional belén, o con ambos, llevados del espíritu navideño. Pero...¿de dónde viene la costumbre de poner y decorar el árbol de navidad?


Feliz Navidad de Vigo Johansen (1891)


Los precedentes los podemos situar ya antes del cristianismo pues ya estaba difundida la creencia sobre los árboles que al llegar el invierno permanecían verdes y frondosos. Y así en algunos países se colgaban ramas de éstos plantas en ventanas y puertas con la idea de que la vitalidad y pureza de la naturaleza ahuyentara a fantasmas, brujas, espíritus malignos y enfermedades.


El profeta Jeremías ya en el siglo VII a.C. se refería a la vanidad de adorar objetos sin valor, propia de los paganos "las costumbres de los pueblos son vanidad porque un leño con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva" lo que revela que cortar un árbol para adornarlo o, como hacían en Mesopotamia, para dejar regalos debajo del mismo, es una costumbre ancestral. Y es que derivaría de la mitología mesopotámica en la cual la reina Semiramis al morir su esposo Nimrod quedó en cinta, ésta afirmaba que vio como de un viejo tronco seco daba vida a un árbol verde que representaría a su esposo, y ese árbol se convirtió en el símbolo de que Nimrod había revivido en su hijo Tamuz que nació en el solsticio de invierno.


También los antiguos egipcios durante el solsticio de invierno celebraban el triunfo de Ra, el dios del Sol, sobre la enfermedad, y llenaban sus casas con juncos y palmas para representar la victoria de la vida frente a la muerte. 


Así mismo, Tertuliano, padre de la Iglesia y escritor del siglo II y III d.C. critica los cultos romanos paganos de colgar laureles en las puertas de las casas y encender luminarias durante los festivales de invierno.


Pero serían sobre todo los celtas quienes decoraron los robles con frutas y velas durante los solsticios de invierno, como forma de dar vida al árbol y asegurar el regreso del Sol y de la vegetación.


Los germanos de la antigüedad creían que los árboles eran algo sagrado y los adoraban teniendo la costumbre de que a finales de diciembre iban al bosque, escogían el abeto más alto y bonito y lo adornaban con lazos de colores; también bailaban alrededor de él y cantaban canciones rituales.


San Bonifacio talando el árbol de Thor

El cristianismo adaptaría y transformaría estas tradiciones paganas ante la imposibilidad de erradicarlas. Y así, cuenta la leyenda que el obispo y misionero, Bonifacio de Maguncia, tras leer el Evangelio a unos lugareños taló un abeto que estaba consagrado al dios Thor y lo ofreció en señal de paz y como símbolo de la vida eterna, ya que sus hojas siempre estaban verdes y su copa señala al cielo. Y desde entonces se empezaron a talar abetos durante la Navidad que colgaban de los techos.


Las ciudades bálticas de Tallin en Estonia y Riga en Letonia se disputan el haber erigido un árbol navideño en una plaza pública. En Riga, en 1510 se dice que los comerciantes locales instalaron un abeto en el plaza del mercado  y lo decoraron con rosas artificiales, bailaron a su alrededor y al final le prendieron fuego.


El árbol de navidad como lo conocemos parece que tiene su origen en la Alemania del siglo XVI. Cuando la gente representaba el "árbol del paraíso" en recuerdo de los bíblicos Adán y Eva, una tradición que tenía lugar el 24 de Diciembre, cuando en el árbol conmemorativo se colgaban obleas, signo cristiano de la redención. Con el tiempo estas obleas se sustituirían por galletas de diversas formas, de ahí las galletas de jengibre tan típicas en Navidad.


Pirámide de Navidad

Además, los alemanes acostumbraban a instalar en sus casas una especie de pirámide de Navidad, una construcción triangular de madera, que contaba con una serie de estantes en los cuales colocaban hojas, velas, figuras navideñas y una estrella. Nuestro actual árbol de navidad derivaría de estas construcciones de madera.


La tradición cuenta que el reformador protestante Martín Lutero se le ocurrió la idea de poner velas en el árbol de navidad cuando un día que se dirigía a su casa quedó impresionado al ver las estrellas a través de las ramas de los árboles.


En el siglo XVIII esta tradición alemana ya estaba muy extendida entre los luteranos germanos y se extendería a Inglaterra cuando el rey Jorge III se casó con la princesa alemana, Carlota de Mecklemburgo-Strelitz. Pero sería a raíz de la publicación de una fotografía de la reina Victoria de Inglaterra y su marido, el príncipe Alberto, alrededor de un árbol navideño cuando ésta tradición se exportó al mundo entero.


Escena familiar navideña de Jorge III


En España la costumbre del árbol navideño llegaría a finales del siglo XIX. Sería Sofía Troubetzkoy, una princesa rusa que se casó en segundas nupcias con José Osorio, un aristócrata, político y militar español, la que introdujo el árbol de navidad en España, pues en la primera Navidad que el matrimonio pasó en el Palacio de Alcañices, pidió instalar un abeto decorado.



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Referencias:

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/el-arbol-de-navidad-proviene-de-los-paganos-adoradores-de-arboles_18858

https://recreacionhistoria.com/el-origen-de-la-tradicion-del-arbol-de-navidad/

https://www.ngenespanol.com/historia/cual-es-el-origen-del-arbol-de-navidad-y-como-se-hizo-una-

tradicion/

https://portalcomunicacion.uah.es/diario-digital/reportaje/una-breve-historia-del-arbol-de-navidad

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/de-donde-viene-arbol-navidad_9997

https://theconversation.com/una-breve-historia-del-viejo-y-deslumbrante-arbol-de-navidad-172898


29 mayo, 2021

ZEUS, EL REY DEL OLIMPO

 Para el poeta Homero Zeus ocupaba el primer lugar entre todos los dioses del Olimpo. Para los antiguos griegos Zeus era la encarnación del poder, pero también simbolizaba el orden, la justicia, la hospitalidad entre hombres y dioses y las jerarquías sociales. Aunque los griegos sentían más próximo a ellos mismos al Zeus que enamoraba a diosas y pastoras, cual un simple mortal, que al imperturbable símbolo de la justicia.


Zeus sopesando el destino del hombre
Nicolai Abilgaard (1793)

Zeus nació en la isla de Creta, donde a salvo del apetito de su padre ( el dios Crono) creció al cuidado de las benéficas ninfas que poblaban los bosques y aguas de la antigua Grecia. Fue alimentado por la ninfa Amaltea que se convirtió en cabra para procurarle leche, aunque otras versiones cuentan que Amaltea poseía una cabra con la cual alimentó a Zeus.  Los curetes, que eran unos geniecillos benéficos, se encargarían de la educación del pequeño Zeus 

permitiendo que éste llegara a la edad adulta, e incluso se encargaron de hacer ruido golpeando sus armas y bailando para que Crono no oyera sus llantos y lo devorara. Otra ninfa, Melisa, hermana de Amaltea, se convirtió en abeja para que Zeus además de leche tuviera miel.

Pasado el tiempo un joven Zeus ya llegado a la edad viril salió de su escondite, llegando la noticia a todos los confines de Grecia, también al monte Olimpo. Zeus prometía que sería capaz de hacer frente a su padre. Y nadie quería perderse el desafío de Zeus, tanto es así, que el Sol y la Luna (Selene y Helios) compartieron la cúpula celeste para ver la primera hazaña de Zeus.

Zeus antes de poner en práctica su plan decidió visitar a la titánide Metis, que para los griegos personificaba la virtud de la prudencia, para que le aconsejara. Ésta, tras reflexionar, le proporcionó una pócima a Zeus, con la cual sí la daba a beber a su padre obtendría gloria ante los dioses y los hombres.


La alimentación de Zeus de Nicolas Chaperon (1640)

Zeus se puso en marcha y se fue al encuentro de su padre. El viejo Crono dormía cuando Zeus se presentó y sin hacer ruido Zeus se acercó hasta su padre dispuesto a seguir los consejos de Metis. Y así, con rápidos movimientos, consiguió verter unas gotas del brebaje en la boca de Crono, que tenía la mala costumbre de dormir con la boca abierta. Pasados unos minutos Crono comenzó a producir unos extraños bufidos seguidos de temblores cada vez más intensos. El pánico se apoderó  tanto de hombres y dioses como animales. Y entonces se produjo lo impensable hasta entonces. Crono sufrió un ataque de hipo y cada vez que hipaba devolvía uno a uno a todos los hermanos de Zeus (Deméter, Hera, Hades, Hestia  y Poseidón) .Todos ellos vivos y con buen aspecto aunque enfadados por haber permanecido en las entrañas de su padre Crono, y es que éste estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, de ahí que los devorara para evitarlo.

Hombres y divinidades acogieron con entusiasmo a Zeus y sus hermanos,  prolongándose la celebración por la liberación de los olímpicos durante siete días y siete noches. Zeus y sus hermanos deberían permanecer unidos para hacer frente a la venganza de Crono, el cual sintiéndose burlado juró venganza hacia quienes habían desafiado su poder.

Crono reclutó sus ejércitos y les declaró la guerra(Titanomaquia) a sus hijos. Pero la alianza de Zeus y sus hermanos contaba a su favor con la juventud en contraste con la decrepitud encarnada por Crono y sus aliados, los Titanes. 

El primer choque entre los dos bandos en liza se dio en las llanuras de Tesalia iniciándose una guerra que duraría años. Las cosas no empezaron muy bien para Crono, ya que algunos titanes como Océano y Nemósine, tomaron partido por su hijo Zeus, lo que no impidió que los primeros combates fueran favorables para Crono.


La caída de los Gigantes de Jacques Jordaens (1638)

Para impedir la derrota Zeus optó por descender al Tártaro, profundo abismo que se encontraba bajo el inframundo, donde se encontraban prisioneros los Cíclopes y los espantosos Hecatónquiros que los guardaban. Zeus los liberó y los hizo sus aliados. Y con ello, la batalla se hizo más feroz, porque los Cíclopes habían armado a Zeus con el rayo, el tridente para Poseidón y un casco de invisibilidad para Hades. Cielo y Tierra se estremecían con la tremenda batalla. El combate terminó con la victoria de Zeus y la derrota de Crono y los Titanes, que fueron arrojados y encadenados en los abismos de la tierra.

Pero a Zeus no se le habían acabado los problemas ya que Gea, airada por la derrota y prisión de sus hijos, engendró al monstruo Tifón, hombre y bestia a la vez, de cuyas piernas salían víboras y que superaba en altura a todos los montes, y que nada más aparecer provocó que sólo permanecieran en el campo de batalla Zeus y Atenea, y que el resto huyera a Egipto con el miedo metido en el cuerpo.

Tifón logró vencer a Zeus al cual logró cortar piernas y brazos. La noticia llegó a los dioses huidos a Egipto y Hermes, el dios del comercio y guía de los viajeros, averiguó el lugar donde se hallaba la piel de oso donde Tifón había escondido los restos de Zeus.  La otra parte del cuerpo de Zeus se encontraba en una gruta en Cilicia donde un dragón le custodiaba y al cual distrajo Hermes y conseguir así que los miembros volvieran a juntarse con el resto del cuerpo de Zeus. Ya repuesto Zeus lanzó multitud de rayos y montañas a Tifón logrando herirlo, darle alcance y vencerlo, tras nada más y nada menos que tirarle encima el volcán Etna.

Pero Gea seguía poniendo obstáculos a Zeus y engendró a los Gigantes y tras pedir consejo a Atenea ésta le aconsejó que al tener aquellos origen divino y ser mortales, sólo la intervención de un dios y un hombre podría derrotarlos.

Y Zeus pidió a Atenea buscar al héroe más grande de Grecia para que les ayudara, el extarordinario Heracles.

Alcioneo, el jefe de los Gigantes, atacaba ya el Olimpo, pero Gea que preveía que la incorporación de Heracles al combate podría perjudicar sus ambiciones ordenó a los Gigantes buscar una planta mágica contra la cual nada podrían hacer los dioses y los mortales. Pero Zeus había escuchado todo y se adelantó a los Gigantes encontrando dicha hierba mágica.

Sin embargo los Gigantes, con los primeras luces de la aurora, se preparaban para la batalla decisiva animados por Porfirión, que los capitaneaba junto a Alción, y que prometía a los más valientes desposarse con las principales diosas olímpicas como Hera, Afrodita o Ártemis. Los Gigantes, con su inmenso tamaño y fuerza descomunal combatían con fiereza contra los dioses lanzando montañas a diestro y siniestro. Heracles logró herir y matar de un flechazo a Alcioneo, tras varios intentos. Y lo mismo hizo con Porfirión que, al intentar capturar a Hera, lo mató de una certera flecha.


El Concilio de los Dioses de Rafael Sanzio (1518)


La muerte de Alción y Porfirión dio fuerza a todos los dioses que combatían a muerte con los Gigantes. Apolo, Hécate, Hefesto, Dioniso, Ares, Hércules...decidían la lucha a favor de los inmortales. Los Gigantes ya veían próxima su derrota e intentaban huir, fue el caso de Encélado y Gratión, pero al primero Atenea lo aplastó tirándole la isla de Sicilia encima, y al segundo, la astuta diosa Ártemis valiéndose de un engaño lo despeñó por un precipicio.

Los últimos Gigantes fueron rematados por el propio Zeus y por Heracles, dando así la victoria a los inmortales dioses del Olimpo.

Como recompensa a su ayuda Zeus repartió sus dominios entre sus hermanos mayores: a Poseidon le otorgó el imperio del mar y a Hades el Inframundo, reservándose Zeus el Cielo. La Tierra y el monte Olimpo (donde tendrían su morada) serían repartidos de forma equitativa entre los demás dioses ganándose así un sitio en el panteón griego.

Zeus convertido ya en rey de los dioses y de los hombres tuvo una vida de lo más ajetreada... Eso será en otra ocasión.



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Bibliografía:

Robert Graves. Dioses y Héroes de la antigua Grecia. Editorial Lumen (1965).


27 abril, 2020

LA LEYENDA DE JASÓN Y LOS ARGONAUTAS

Jasón de Bertel Thorvaldsem (1803)
La leyenda de Jasón y los Argonautas cuenta la expedición que el héroe realizó en busca del tesoro del vellocino de oro. Sus aventuras tienen en la mitología griega el mismo valor educativo que otras aventuras y proezas llevadas a cabo por otros héroes y dioses ya conocidos. Para los antiguos griegos, la vida fue siempre un obstáculo cuya superación por la osadía, la inteligencia y el vigor de dioses y héroes era presentada como lección al juicio de los hombres.

Así, los sacrificios de Jasón para encontrar el vellocino de oro representan las pruebas y los sufrimientos que debe vencer todo mortal que aspira a un destino superior.

El padre de Jasón, Esón, había sido destronado como rey de Yolco por Pelias, tío de Jasón. Por ello, Jasón fue educado por el centauro Quirón, que habitaba en Pelión, morada que abandonó Jasón al alcanzar la mayoría de edad.

Y un buen día Jasón se presentó en Yolco, su ciudad natal, en medio de la plaza pública donde su tío Pelias se disponía a realizar un sacrificio en honor de los dioses. Jasón iba vestido de una manera extraña pues su cuerpo iba protegido por una piel de pantera y portaba una lanza en cada mano. Pero lo que más asombro causó entre la multitud fue que el muchacho tenía descalzo el pie izquierdo. Había perdido la sandalia en el fangoso río Anauro, cuando se compadeció de una anciana que suplicaba que la pasaran a la otra orilla del río, y a la cual portó a su espalda. Aquella vieja era nada más y nada menos que la diosa Hera disfrazada. Y es que Hera se la tenía jurada a Pelias desde que éste no le hiciera los sacrificios de costumbre, por lo que decidió castigarlo.

Y es que el oráculo había vaticinado al rey Pelias que debía desconfiar de aquel que se presentara un día con un sólo pie calzado. Y ese día había llegado.

Pelias intentó mantener la tranquilidad y empezó a cavilar cómo podía conjurar el peligro que representaba aquel joven si quería mantenerse en el trono.

Pelias, en un primer momento, simuló no reconocer a su sobrino, el cual tampoco dijo nada, limitándose a observarlo durante toda la ceremonia del sacrificio. Jasón desapareció durante cinco días y al sexto día se presentó en el palacio de Yolco reclamando el reino que legítimamente le pertenecía.

Jasón se presenta ante Pelias de Johann Friedrich Overbeck (1807)

Pelias, que había tenido tiempo durante todos estos años de urdir un plan para evitar que Jasón se hiciera con el trono, le dio como respuesta que el joven debía demostrarle que era digno de ocupar su lugar. Y para ello le impuso una prueba que, si era capaz de cumplir, bastaría para probar sus aptitudes como rey. Pero antes el usurpador Pelias le hizo una pregunta enigmática, una pregunta con trampa con la que perjudicar a su sobrino.

La pregunta fue la siguiente ¿Qué castigo impondrías a un hombre que conspirase contra su rey?. Sin titubear, Jasón le respondió que lo enviaría a conquistar el vellocino de oro (esas fueron las palabras que Hera puso en su boca)

El vellocino de oro era el toisón de un carnero milagroso sacrificado a Zeus por Frixo en agradecimiento porque el rey de Cólquide le había concedido la mano de la más hermosa de sus hijas, Calcíope. La testa del carnero era de oro y estaba clavada en un roble, en un bosque consagrado a Ares, el dios de la guerra.

Pues bien, Pelias ordenó a Jasón la misión de viajar a la lejana Cólquide, hallar el vellocino de oro y traérselo, sólo así lograría que le devolviera su trono en Yolco. Pelias creía que su sobrino no sería capaz de salir con bien de la difícil prueba porque el preciado vellocino estaba custodiado por un temible dragón que nunca dormía. Pero es que además Pelias sentía que era acosado por el espíritu de Frixo (que había huido para evitar que lo sacrificasen) el cual al morir se le negó el entierro adecuado, y según el Oráculo de Delfos, Yolco no prosperaría hasta que su ánima fuera conducida a su patria en una nave junto al vellocino de oro.

Mapa de la Argonaútica de Abraham Ortelius (1608)

Jasón envío emisarios a toda Grecia pidiendo voluntarios para emprender tamaña empresa. Pidió ayuda a Argo, hijo de Frixo, quien a su vez pidió consejo a la diosa Atenea, la cual les dijo que debían construir un navío muy resistente que fuera capaz de llevarlos hasta Cólquide. Jasón decidió poner a la nave el nombre de Argo en honor al hijo de Frixo.

Pero antes de embarcarse Jasón y sus compañeros ofrecieron un sacrificio al dios Apolo y los presagios se auguraron favorables.

La multitud despidió a los aventureros desde la playa de Págasas en Tesalia. Aunque uno de ellos, Idmón, sabía que ese sería su último viaje y que no regresaría, así interpretó él los presagios de Apolo.

Jasón y sus compañeros pusieron rumbo a la isla de Lemnos donde al arribar se encontraron una isla solo habitada por mujeres, ya que todos los hombres habían sido muertos por ellas mismas debido a una maldición que Afrodita lanzó a éstas. La maldición consistía en que los hombres vieran a sus mujeres como seres repugnantes por lo que fueron abandonadas por esclavas tracias. Las mujeres, despechadas, decidieron matar a sus maridos, y al no haber hombres no podían ser madres.

La llegada de los argonautas a Lemnos fue recibida con alegría por sus mujeres que vieron en su llegada la posibilidad de volver a engendrar. Y así fue.

De Lemnos, el Argo navegó hasta la isla de Samotracia, donde Jasón y sus compañeros se iniciaron en los misterios de Orfeo, el cantor olímpico por excelencia,  y luego siguieron viaje por el Helesponto  (estrecho de Dardanelos entre Europa y Asia) y llegaron a la isla de Cícico.

En Cícico su rey les acogió con hospitalidad y les ofreció un banquete en señal de amistad. A la noche siguiente los héroes zarparon para seguir su camino. Pero los vientos desviaron la nave, que antes de la salida del sol había vuelto a la isla de Cícico, aunque los argonautas no se dieron cuenta. Los habitantes de la isla tampoco los reconocieron y los tomaron por piratas, que con frecuencia asolaban las costas, y se entabló una dura batalla en la que el rey Cícico fue muerto por Jasón.

Con la llegada del amanecer, ambos bandos cayeron en la cuenta de su error y sobre el campo de batalla solo se escucharon lamentos y maldiciones. Al conocer la triste noticia la mujer de Cícico, desesperada, se suicidó. Y Jasón, apesadumbrado ordenó unos solemnes funerales en honor del rey Cícico, y antes de partir levantaron en la cumbre de un monte una estatua a la diosa Cibeles.

Siguiendo viaje una tempestad dirigió el Argo hasta las costas de Tracia y allí se encontrarían con el rey Fineo, que era hijo de Posidón y que padecía una terrible maldición impuesta por los dioses. Y es que las Harpías, seres mitad mujer y mitad ave, devoraban cualquier alimento que le pusieran por delante al infeliz Fineo que además era ciego, por lo que estaba a punto de morir de hambre.

Persecución de las Harpías de Erasmus Quellinus (1630)

Jasón sintió pena por el pobre Fineo y le prometió que le ayudaría sí le decía cuál sería el resultado de la expedición, puesto que Fineo poseía el don de la adivinación. Jasón pidió a sus compañeros Calais y Zetes que ayudaran al pobre y viejo rey, ya que al ser hijos del viento tenían alas con las que volaban muy rápidamente. El objetivo era perseguir a las Harpías por medio mundo hasta agotarlas y que prometieran dejar en paz a Fineo. Una vez que Fineo pudo comer y beber reveló a Jasón el futuro como gratitud. Les dio importantes indicaciones sobre la ruta a seguir en la siguiente etapa del viaje, y les advirtió que tuvieran cuidado con las temibles Rocas Azules. Si una paloma lograba pasar entre ellas debían seguirla, pero si no conseguía pasar entre las rocas lo mejor era abandonar la expedición pues los dioses no les serían propicios.

Cuando llegaron a las Rocas Simplégades, unas rocas que defendíasn la entrada del Bósforo, los aventureros soltaron una paloma como les había indicado Fineo y el ave logró pasar entre los peñascos fácilmente, pero en seguida éstos se cerraron por lo que los argonautas se vieron perdidos. Sin embargo, cuando la nave estaba a punto de tocar las rocas con su quilla éstas volvieron a abrirse y el Argo pudo terminar de pasar y seguir su viaje.

Al llegar al Ponto Euxino (Mar Negro) el primer puerto al que arribaron pertenecía al país de los mariandinos donde reinaba el rey Lico, el cual en seguida organizó una cacería para divertir a sus huéspedes. En esta cacería perdería la vida el argonauta Idmón al ser atacado por un jabalí, cumpliéndose así la profecía. Pero no sería el único, ya que la misma suerte corrió el piloto Tifis, que enfermó y murió.

Las Rocas Simplégades o Rocas Azules

Aunque tristes por la muerte de sus compañeros los argonautas siguieron viaje con la idea fija de volver triunfantes del mismo en homenaje de los compañeros muertos.

Continuaron por el río Termodonte, pasaron a orillas del país de las Amazonas y finalmente, tras una larga travesía por las costas del Cáucaso, llegaron a Cólquide.

Jasón le explicó a su rey, Eetes, el motivo de su viaje y éste le prometió entregarle el vellocino de oro si conseguía, sin la ayuda de nadie, ponerle el yugo a dos toros que exhalaban fuego y tenían pezuñas de bronce. Una vez superada la prueba tendría, además, que sembrar en un campo los dientes de un dragón. El héroe aceptó el reto.

Pero he aquí que Medea, hija de Eetes, se enamoró de Jasón y para conseguir su amor la astuta princesa le ofreció su ayuda, a cambio de que el héroe la hiciera su esposa y se la llevara a Grecia. Jasón aceptó su ayuda.

Medea le dió un bálsamo mágico con el que debía untar su escudo y su cuerpo antes de enfrentarse a los dos monstruosos toros, ya que poseía el poder de contrarrestar los efectos del fuego durante todo un día. Medea que además conocía bien las artes ocultas y la magia le confió a Jasón que los dientes del dragón generarían todo un ejército de guerreros que intentarían matarlo. Para evitarlo Jasón debía lanzar una piedra al centro del grupo con lo que conseguiría que los guerreros se atacaran entre sí y lo dejaran en paz.

Jasón y Medea de John William Waterhouse (1907)

Jasón comprobó que Medea tenía razón, pues tras conseguir poner los yugos a los toros, lanzó los dientes sobre los surcos hechos en la tierra y empezaron a brotar cientos de hombres que se lanzaron contra el héroe, el cual siguiendo los consejos de Medea, arrojó desde su escondite una piedra entre ellos y empezaron a enfrentarse entre sí hasta que no quedó nadie.

El rey Eetes, que no estaba dispuesto a cumplir su promesa a Jasón, intentó destruir el Argo y matar a los argonautas, pero no contó con la traición de su hija Medea, la cual gracias a sus conocimientos como hechicera consiguieron dormir al dragón que custodiaba el vellocino de oro y arrebatárselo.

Conseguido el toisón de oro Jasón y Medea huyeron a bordo del Argo, y aunque Eetes intentó perseguirlos pronto desistiría ya que Medea, dispuesta a todo con tal de marcharse con Jasón, no vaciló en matar a su hermanastro Apsirto que los acompañaba, dispersando sus miembros por el mar. Eetes quedó tan horrorizado por la acción de su hija que decidió cejar en su persecución.

La captura del Vellocino de Oro de Jean François de Troy (1742)

Zeus, enfurecido por el asesinato de Apsirto desvió al Argo de su ruta y lo encaminó hacia la isla de Ea donde reinaba Circe, la cual debía purificar a los argonautas, para que pudieran continuar el viaje.

Durante el largo viaje de regreso a Yolco la tripulación del Argo estuvo sometida a duras pruebas a manos del destino de las que salió victorioso.

Al llegar a Yolco cuenta la leyenda que Jasón entregó el vellocino de oro a su tío Pelias el cual le cedió su lugar en el trono del Yolco, donde reinaría muchos años junto a Medea.




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Referencias:
Robert Graves. Dioses y Héroes de la antigua Grecia. Editorial Tusquets (2015)
Robert Graves. Los Mitos Griegos II. Alianza Editorial (2011).



25 febrero, 2019

LA LEYENDA DE TESEO Y EL LABERINTO DEL MINOTAURO

Mosaico de Teseo y el Minotauro
La leyenda de Teseo es, junto con la de Heracles, una de las más importantes en las tradiciones de los primitivos pueblos griegos. Las hazañas de Teseo tuvieron lugar en el Ática, donde se encuentra Atenas.

El nacimiento de Teseo se inicia el día que Egeo fue a consultar el oráculo de Delfos, ya que al rey de Atenas le preocupaba morir sin descendencia. La respuesta del Oráculo intrigó al rey, que partió sin comprenderla. Egeo se dirigió a Trecén, para pedirle ayuda a Piteo, que comprendió enseguida la misteriosa respuesta del oráculo, unos versos oscuros que prohibían "desatar el odre de vino antes de haber llegado a Atenas".

Sabiendo lo que había que hacer, Piteo se las arregló para que esa noche Egeo se embriagara, y cuando ya dormía su borrachera acostó a su lado a su hija Etra, con la que se unió Egeo. El hijo nacido de esa unión sería Teseo.

Otra versión diferente sobre el nacimiento de Teseo alude a que Teseo era hijo de Poseidón, rey de los mares, y que la misma noche en que Etra se unió a Egeo, había sido engañada por un ensueño que le había enviado Atenea, en el cual al acudir a una isla para ofrecer un sacrificio a los dioses, durmió con Poseidón, con lo que el hijo que Etra tuvo fue del dios del Océano y no de Egeo.

Sean cuales fueran sus orígenes, Teseo pasó sus primeros años al cuidado de su abuelo Piteo, ya que su padre temía que sus sobrinos los Palántidas, que conspiraban para usurpar el trono de Atenas, pudieran raptar a Teseo.

Egeo partió solo hacia Atenas, escondiendo una espada y un par de sandalias detrás de una gran roca. El secreto se lo confió a su esposa Etra, que no debía revelarlo hasta que Teseo fuese lo bastante fuerte para mover la roca por sí solo. Una vez armado con la espada y calzado con las sandalias, Teseo debía partir secretamente en busca de su padre y evitar que sus primos lo perjudicaran con sus intrigas.

Pero antes de ello, Teseo creció en Trecén y fue en esos años de infancia cuando conoció a Heracles. Dicen las leyendas que el pequeño Teseo quedó embobado con las aventuras del héroe y un día en que Heracles, huésped de Piteo, se quitó la piel de león que le acompañaba, los niños del palacio entraron en la habitación y, creyendo que el león estaba  vivo, huyeron. Solo Teseo, que contaba con siete años, cogió un arma de uno de los criados y atacó sin miedo a la fiera.

Cuando Teseo cumplió los dieciséis años Etra consideró que ya era lo suficientemente fuerte como para revelarle el secreto de su nacimiento, y lo condujo junto a la roca donde Egeo había escondido las espada y las sandalias. El joven Teseo, de un empujón cambió la roca de lugar, cogió los objetos y se encaminó a Atenas para darse a conocer.

Teseo y su madre Etra de Laurent de la Hyre 

Su madre antes de partir y, siguiendo las recomendaciones de Egeo, le rogó que tomase la ruta marítima para trasladarse de Trecén al Ática para evitar peligros, su abuelo Piteo también le recomendó no seguir la ruta terrestre a lo largo del Istmo de Corinto, por los bandidos que asolaban el lugar. Pero Teseo desoyó los consejos, celoso de la gloria de Heracles, y se propuso alcanzar mayor fama que aquel. Y lo hizo enfrentándose a graves peligros antes de llegar a Atenas, mientras avanzaba por el terrible Istmo de Corinto.

Así Teseo dio muerte, en Epidauro, a Perifetes y se apoderó de su maza. En Céncreas, se deshizo de otro bandido llamado Sinis, que descuartizaba a los viajeros sirviéndose de un pino. También venció a la cerda de Cromión, fiera que ya había matado a muchas personas. Cuando se encontraba en las rocas Escironias, exterminó a otro bandido, terror de la región, llamado Escirón. En Eleusis terminó con el bandido Cerción, y más tarde hizo lo propio con su compañero Damastes.

Superadas todas estas pruebas, Teseo fue purificado en las riberas del Cefiso de las muertes que había llevado a cabo, pudiendo entrar así en Atenas.

Teseo llegó a Atenas precedido de una gran fama de aniquilador de monstruos y Medea adivinó su verdadero origen. Pero Egeo, que ignoraba que este extranjero era su hijo, tuvo miedo. Medea no reveló nada, y persuadió a Egeo para que invitara al joven a un banquete con el pretexto de honrarlo. Pero en realidad, Medea tenía la intención de envenenarlo durante el banquete y deshacerse de Teseo.

El joven Teseo aceptó la invitación y no quiso darse a conocer de inmediato. Pero durante la comida sacó la espada que le había dejado su padre, haciendo como que la necesitaba para cortar con ella la carne. Al verlo, Egeo arrojó al suelo el veneno de la copa, ya preparada, y reconoció oficialmente a su hijo ante todos los ciudadanos. Medea fue repudiada y desterrada por Egeo.

Ya reconocido por su padre, Teseo hubo de luchar contra sus primos, los cincuenta hijos de Palas (hermano de Egeo). Como Egeo había permanecido sin descendencia, los Palántidas esperaban hacerse con la sucesión, pero con la llegada de Teseo, esa posibilidad se les escapaba, por lo que se amotinaron y trataron de apoderarse por la fuerza de Atenas.

Los Palántidas se dividieron en dos grupos. El primero atacó la ciudad desde Esfeto, mientras el segundo preparaba una emboscada en Gargeto, con la intención de atacar al enemigo por la espalda. Pero un heraldo de Agnunte, llamado Leos, reveló a Teseo el plan, lo que le permitió anticiparse con sus huestes y coger por sorpresa a los emboscados, a los que aniquiló. Los demás se dispersaron, y la guerra terminó.

El rey Minos de Creta exigía de Atenas un tributo de siete jóvenes y siete doncellas que se debía pagar cada nueve años. Cuando llegó el momento de hacerlo efectivo por tercera vez, los atenienses arremetieron contra Egeo. Teseo decidió ayudar a su padre y se ofreció voluntario para ser enviado a Creta.El trato impuesto por Minos establecía que los jóvenes debían presentarse sin armas, pero que si conseguían matar al Minotauro, al que se les arrojaba como pasto, podrían regresar libres a Atenas.

Teseo y Ariadna de Angélica Kauffmann

Antes de partir, Teseo recibió de su padre dos juegos de velas para el barco. Unas velas negras para la ida (puesto que se preveía un viaje funesto) y velas blancas para la vuelta si la expedición resultaba victoriosa.

El Minotauro era un engendro con cabeza de toro y cuerpo de hombre al que los griegos suponían hijo de Pasífae, esposa de Minos, y de un toro que había enviado Poseidón a enamorar a la mujer del rey de Creta. El rey sintió vergüenza del toro y para ocultarlo y olvidarse de sus orígenes recurrió  al famoso arquitecto ateniense Dédalo, que construyó un palacio que impediría que los cretenses lo vieran, conocido como el Laberinto. Se trataba de una construcción cuyas salas y pasajes formaban un rompecabezas al que nadie, salvo Dédalo, podía llegar hasta el patio donde se tenía encerrado al Minotauro.

Cuando Teseo llegó a Creta él y sus compañeros fueron recluidos en el enrevesado Laberinto. Ariadna, una de las hijas de Minos, se enamoró de Teseo y le entregó un ovillo de hilo para que no se perdiera, a condición de que se casara con ella sí lograba derrotar al Minoturo. El joven héroe se dio cuenta de que esa ayuda lo salvaría a él y a sus compañeros, y les pidió que se mantuvieran juntos y esperaran su regreso, aunque varios jóvenes se ofrecieron a acompañarle.

Teseo avanzó a tientas por infinitos corredores que desembocaban en oscuras salas de mármol de las que partían a su vez varios pasajes en distintas direcciones. Guiado por su instinto Teseo recorrió el Laberinto en su encuentro con el Minotauro.

Al doblar un recodo se encontró un enorme patio de basalto y en uno de sus extremos percibió a la bestia. Sin querer soltó el ovillo que produjo un estruendo y fue rodando hasta el recoveco donde bufaba el Minoturo. Teseo advirtió que una masa negra, brillante y voluminosa se movía y se abalanzó sobre el monstruo con rapidez, el cual torpemente se quedó inmóvil en el centro de la estancia, y descargó golpe tras golpe hasta acabar con el.

Teseo vence al Minotauro de Charles Edouard Chaise


Cuando más tarde Teseo apareció donde había dejado a los jóvenes atenienses, todos le aclamaron y agradecieron su valentía al salvarles la vida.

El héroe cumplió la palabra dada a Ariadna y se casó con ella. Para que nadie los persiguiese Teseo hundió todos los navíos cretenses y se hizo a la mar con Ariadna y los jóvenes atenienses, cuya amistad y fidelidad siempre conservó.



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Referencias:
Robert Graves (1965). Dioses y héroes de la antigua Grecia. Lumen.

22 mayo, 2018

LOS LEGENDARIOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES

Hércules
Heracles (Hércules) es uno de los héroes más célebres y populares dela mitología clásica. Hijo del todopoderoso Zeus y de una mortal, Alcmena, desde niño sufrió los celos de Hera, la esposa de Zeus.

Alcmena fue madre de los gemelos Hércules e Ificles, pero los niños tuvieron distintos padres. Mientras Hércules era hijo de Zeus, Ificles lo era del esposo de Alcmena, Anfitrión. ¿Cómo pudo suceder? Tras la muerte de sus hermanos en lucha con Pterelao, Alcmena había jurado no entregarse a su marido hasta que sus hermanos fuesen vengados, y Anfitrión emprendió para ello una guerra contra los tafios, que habían luchado contra Electrión. La noche que Anfitrión regresaba victorioso, Zeus adoptó su apariencia y tomó a Alcmena, pero esa misma noche también el propio Anfitrión yació con su esposa.

Hera sintió celos de Alcmena y temiendo que el hijo que diera a luz reinara en Argos, le pidió a la diosa de los alumbramientos, Ilitía, que demorase el nacimiento de Heracles y que, en cambio, apresurase la venida al mundo de su primo Euristeo, quien así heredaría Argos.

Atenea advirtió a Alcmena de que Hera trataría de perjudicar a Heracles, pero su valor y la protección de los dioses le valdría larga vida y gloriosas hazañas.

Una medianoche, siendo aún muy niños, Hera introdujo una serpiente venenosa en la habitación de ambos, Ificles rompió a llorar pero Heracles cogió a la serpiente y la estranguló. Fue entonces cuando tanto Alcmena como Anfitrión comprendieron que el pequeño Hércules era hijo de un dios.

Se cuenta que la Vía Láctea se formó cuando Hera amamantó al pequeño Héracles, a petición de Atenea, pero el niño chupó tan fuerte que la diosa lo apartó de sí de forma tan brusca que la leche se derramó formando nuestra galaxia.
El pequeño Hércules estrangula la
serpiente. Pompeo Batoni (1743)

Hércules creció sano y fuerte, alcanzando una talla y fuerza extraordinarias, gracias a los cuidados de sus maestros y de su padre adoptivo Anfitrión, que lo envío al campo para que cuidara los rebaños y fortaleciera su cuerpo. Entre sus maestros se encontraban Radamantis, que le enseñó a manejar el arco, Cástor que le enseñó a combatir, el centauro Quirón que le enseñó Medicina y Astronomía, y Lino, su maestro de música, al cual mataría en un ataque de ira, al no aceptar sus reprimendas.

La rencorosa Hera le provocó un ataque de locura en el transcurso del cual mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus sobrinos. Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió tal dolor y vergüenza que se aisló del mundo eligiendo una vida dura y laboriosa.

Su hermano Ificles le convenció para que consultara el Oráculo de Delfos, cuya sibila, le mandó para expiar su culpa, diez trabajos que dispondría Euristeo, pero que se convirtieron en doce, ya que Hera propuso la invalidez de dos de ellos. Y es que Euristeo celoso de la reputación de Heracles y temiendo ser destronado algún día (no hay que olvidar que Heracles hubiera sido el legítimo heredero de Argos de no haber intervenido la intrigante Hera), le persiguió sin descanso y se cuidó de darle los trabajos fuera de sus estados para que no perturbara su reinado.

Los doce trabajos casi imposibles que Euristeo ordenó a Heracles fueron los siguientes:


1. Matar al león de Nemea.
Euristeo ordena a Heracles que mate y le lleve un enorme y feroz león que asolaba la región de Nemea, devorando a sus habitantes y a los rebaños. Su piel era tan gruesa que era invulnerable a las armas de los hombres por lo que idea un plan que consiste en acorralarlo en su cueva, bloqueando con una red una de las dos entradas y lo azuza para que entre por una de ellas lo acorrala y lo mata estrangulándolo. Además Heracles debía despojar al animal de su piel utilizando sus propias zarpas. Con la gruesa piel del león Heracles confeccionó una armadura y con su cabeza un yelmo.

2. Matar a la Hidra de Lerna.
En el Lago de Lerna, una zona pantanosa, tenía su guarida una hidra, monstruo acuático en forma de serpiente de nueve cabezas, que se regeneraban  y duplicaban cuando eran cortadas. Esta hidra tenía atemorizada a la comarca. Heracles la hace salir lanzándole flechas y durante el combate cuenta con la ayuda de su sobrino Yolao. Hera envía un gigantesco cangrejo para que ayude a la hidra y pellizque y estorbe a Heracles. Yolao tiene la idea de quemar los cuellos de la hidra y que no se puedan regenerar. Finalmente toma la cabeza central de la hidra que era inmortal y la entierra bajo una gran roca. Además empapó sus flechas con su sangre que era venenosa,lo que le serviría para futuras aventuras. Este trabajo sería invalidado tras ser informado Euristeo de que se ayudó de Yolao.

Relieve sarcófago con los trabajos de Hércules. Palazzo Altemps en Roma

3. Capturar a la cierva de Cerinea.
Euristeo impuso a Heracles la caza de una cierva con pezuñas y cornamenta de oro, consagrada a la diosa Artemisa, por lo que debía capturarla y no matarla. El héroe la persiguió durante un año entero ya que era tan veloz que era imposible alcanzarla, hasta que un día agotada paró a beber en un río, lo cual fue aprovechado por Heracles que le disparó una flecha entre las patas delanteras, sin herirla. Una vez inmovilizada, la apresó y la llevó a Micenas para que Euristeo la viera.

4. Capturar al Jabalí de Erimanto.
Este jabalí era una criatura que habitaba en Erimanto (un monte de Arcadia) y que causaba terribles estragos saqueando los sembrados de los alrededores y alimentándose de hombres. Tal fuerza tenía que era capaz de arrancar árboles de raíz con sus colmillos. Con fuertes gritos Heracles lo hizo salir de su escondrijo entre los matorrales, y acorralándolo en una zona cubierta de nieve, saltó sobre su lomo, lo redujo y lo ató con cadenas, cargándoselo sobre sus espaldas y llevándolo vivo a Micenas. Cuando Euristeo lo vio se asustó tanto que se escondió en una gran tinaja de bronce, fabricada por él mismo como refugio en caso de peligro.

5. Limpiar los establos del rey Augías en un sólo día.
Augías, hijo del dios Helios, disponía de un rebaño de bueyes que lo convertía en el mayor del país, y es que contaba con doce bueyes regalados por su padre, que protegían al resto de la manada de cualquier ataque. Pero este rebaño se guardaba en unos establos que no se habían limpiado nunca. Y Euristeo, para humillar a Heracles, le ordena que se encargue de ello y que lo haga en un solo día. Pero el astuto héroe abrió los dos laterales de los establos, y desvía el curso de los ríos Alfeo y Peneo para que las aguas corrieran por su interior y arrastraran el estiércol. Este trabajo fue uno de los invalidados ya que Augías afirmaba que el trabajo lo habían realizado los dioses fluviales y Euristeo que el trabajo fue realizado para Augías y no para él, puesto que conocía la apuesta que habían realizado Heracles y Augías, de que le regalaría parte del ganado sí lograba completar el trabajo.

Mosaico de los Doce Trabajos de Hércules
Museo Arqueológico Nacional

6. Matar a los pájaros del Lago Estínfalo.
Estas aves tenían pico, alas y garras de bronce, eran un auténtico peligro ya que eran carnívoros, llegando a atacar al ganado y a la población, además sus excrementos venenosos arruinaban los cultivos. Eran tan numerosos que Heracles no sabía qué hacer ya que su arco no era suficiente para acabar con ellos y su fuerza en esta situación no servía de nada, además el lago Estínfalo era impenetrable. Entonces apareció la diosa Atenea, que le dio un cascabel de bronce y le dijo que lo hiciera sonar desde una alta colina. Así lo hizo, y los pájaros se asustaron levantando el vuelo, lo que fue aprovechado por el héroe para matarlos con sus flechas.


7. Capturar al Toro de Creta.
Al morir el rey de Creta sus tres hijos se disputan el trono; Minos, el mayor, pide a dios Poseidón que le favorezca, y le envía un esplendoroso toro como signo de reconocimiento a su derecho a gobernar. Pero Minos a cambio debía sacrificarlo como muestra de lealtad divina, pero quedó tan admirado con el animal que decidió quedárselo y sacrificar a otro toro. Como castigo Poseidón enloqueció al animal. Euristeo ordenó a Heracles que lo capturara, y Minos le dió permiso para que lo hiciera ya que causaba estragos en Creta. Heracles lanzándose desde un árbol sobre el formidable animal, lo redujo tras una larga lucha y le puso una anilla en la nariz, y tras ello lo llevó a Micenas.


8. Robar las Yeguas de Diomedes.
Diomedes era un gigante, rey de una belicosa tribu que habitaba en Tracia (los bistones) que guardaba en sus establos, atadas con cadenas, unas feroces yeguas que se alimentaban de carne humana, de sus inocentes huéspedes. Heracles embarcó con algunos voluntarios y se las arrebató a Diomedes, quien persiguió y atacó a Heracles. Pero el héroe le venció y lo arrojó vivo a las yeguas que lo devoraron, tras lo cual éstas se volvieron mansas, y las pudo atar al carro de Diomedes, y llevarlas a Micenas donde fueron entregadas a Hera.

9. Robar el Cinturón de Hipólita.
Admete, la hija de Euristeo, fue la que dispuso este noveno trabajo, pues quiso tener el cinturón mágico de Hipólita, la reina de las Amazonas. Famosas jinetes, las amazonas llevan arcos de bronce, hachas y escudos en forma de media luna, y lucen cinturones confeccionados con pieles de animales.
Hipólita atraída por Heracles le ofrece el cinturón sin condiciones. Pero Hera, disfrazada, hace correr el rumor de que el héroe quiere raptar a la reina. Las amazonas se sienten engañadas y atacan a Heracles, que apresa a la capitana, Melanipa. Hipólita entrega el cinturón a Heracles como rescate.

Hércules luchando con las amazonas. 

10. Robar el ganado de Gerión.
Como décimo trabajo Euristeo manda a Heracles a Eriteia (actual Cádiz) donde vivía Gerión, un terrible gigante antropomorfo de tres cuerpos, con sus respectivas cabezas y extremidades. Gerión era dueño de un formidable rebaño de bueyes rojos, que eran custodiados por el fiel pastor Euritión y por Ortro, perro de dos cabezas hermano de Cerbero (guardián de la puerta del Hades). El héroe tras cruzar el desierto libio pidió al dios Helios que le prestara la copa dorada para poder llegar al lejano Occidente. Al llegar al final del Mediterráneo Heracles apartó las rocas que le impedían seguir erigiendo sus célebres columnas en el estrecho de Gibraltar, las columnas de Hércules. Una vez llega Eriteia mata al pastor, al perro y al propio Gerión, atravesando sus tres cuerpos con la espada. Tras un largo viaje de vuelta, lleno de obstáculos, Heracles entrega los bueyes a Euristeo.

11. Robar las manzanas del Jardín de las Hespérides.
Como regalo de boda para el dios Zeus y su esposa Hera, Gea (diosa de la Tierra) les regala unas manzanas de oro. Hera las planta en su jardín (situado cerca de la cordillera del Atlas, en el norte de áfrica), custodiado por un dragón de cien cabezas llamado Ladón, y por las tres ninfas Hespérides, hijas de Atlas, el titán condenado por Zeus a cargar sobre sus hombros el Cielo. Euristeo le manda conseguir conseguir las manzanas, y para ello Heracles pacta con Atlas: él le sostendría su pesada carga y el titan iría a buscarlas. Pero cuando Atlas regresa con las manzanas se propone llevarlas él mismo al rey. El héroe le engaña aceptando quedarse en el lugar de Atlas, con la condición de que le sujetase un momento la esfera celeste, mientras se colocaba una almohada, lo que fue aprovechado por Heracles para tomar las manzanas y marcharse.

Hércules en el Jardín de las Hespérides de
Giovanni Antonio Pellegrini

12. Capturar a Cerbero y sacarlo de los Infiernos.
Fue el último de los doce trabajos de Héracles y consistió en capturar a Cerbero, el perro de Hades que guardaba las puertas del Inframundo y que impedía que los muertos salieran y los vivos entraran. Cerbero era un monstruo de tres cabezas, con una cabelleras de serpientes y una cola acabada en aguijón de escorpión. Para llevar a cabo la gesta Heracles tuvo primero que ser iniciado en los misterios eleusinos (ritos de iniciación anuales a las diosas Deméter y Perséfone) y aprender así cómo entrar y salir vivo del Hades, y de paso para absolverse así mismo de la culpa por haber matado a su familia. Encontró la entrada al Hades en Ténaro. Atenea y Hermes le ayudaron a traspasar la entrada a la ida y a la vuelta. El barquero Caronte le llevó a través del río Aqueronte (uno de los ríos del Inframundo) y una vez en el Hades, y antes de realizar su misión, libera a Teseo que había sido apresado por Hades cuando, junto a Pirítoo, intentaron raptar a Perséfone. Heracles pidió permiso a Hades para llevarse a Cerbero, y este se lo dio a cambio de que lo dominara sin hacerle daño, lo que logró al tratarlo con amabilidad. Otra versión cuenta que Heracles disparó a Hades una flecha, dejándolo fuera de combate, y tras una violenta lucha con el animal logró capturarlo.

Los seis primeros trabajos del héroe tuvieron lugar en Grecia, mientras que los otros seis posteriores se distribuyeron por el mundo conocido. También los griegos, como si siguieran los pasos de Heracles, se lanzaron a Partir del S. VI a.C. al descubrimiento y colonización de las tierras que rodeaban el Mediterráneo.

La victoria de Heracles en todos sus trabajos, su victoria sobre los monstruos que atemorizaban a las gentes y asolaban regiones, se entiende como el triunfo de la razón sobre la irracionalidad, a raíz de lo cual se inició una nueva visión del mundo, en manos de la civilización griega.



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Referencias:
https://www.educaixa.com/microsites/El_Mediterrani_del_mite_a_la_rao/doce_trabajos_heracles/
Pierre Commelin. La mitología griega y romana. La Esfera de los libros (edic.2017)



05 febrero, 2018

DICHO CON HISTORIA: "LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA"

Ocasión y Penitencia de Andrea Mantegna (1500)
Seguro que hemos escuchado, en alguna que otra ocasión, la expresión "la ocasión la pintan calva" es una frase que señala que no se deben dejar pasar las oportunidades que se presentan en la vida.

Esta expresión proviene de la representación de la diosa greco-romana Ocasión. Su origen es muy antiguo, y en la mitología se la representaba como una bella mujer, desnuda, con alas en la espalda y en los pies, y apoyada de puntillas sobre una rueda, llevando además un cuchillo en las manos. Esta representación de la diosa se atribuye al escultor Fidias.

Se dice que pasaba ante los humanos con tal rapidez, que se la consideraba como el símbolo de la fugacidad. El rostro de esta diosa aparecía enmarcado por una abundante y hermosa cabellera, pero apenas pasaba, se podía comprobar que su cabeza, por detrás estaba totalmente calva.

Quien estuviera atento para verla venir de frente, podría atraparla con vehemencia por los cabellos y con ellos la ocasión, pero al menor descuido, se le escaparía, y al ir tras ella sería imposible sujetarla, debido a su calvez. El afortunado que la alcanzaba se alzaría con un logro, más o menos importante o una buena coyuntura.

Esta representación de la Ocasión con ese corte de pelo tan extraño se puede encontrar en el Quijote cuando se dice que "Suma era la alegría que llevaba consigo Sancho, viéndose, a su parecer, en privanza con la duquesa, porque se le figuraba que había de hallar en su castillo lo que en la casa de don Diego y en la de Basilio, siempre aficionado a la buena vida; y así, tomaba la ocasión por la melena en esto del regalarse cada y cuando que se le ofrecía".

Joaquín Bastús (escritor, periodista y enciclopedista español 1794-1873) en su obra La sabiduria de las naciones, cita el diálogo (tomado de una antología griega) entre un viajero y la estatua de la diosa Ocasión, obra del escultor Lisipo:

_ ¿Qué artista te ha construído?, pregunta un viajero a la estatua Ocasión.

_ Uno natural de Siciona, contesta esta.

_ ¿Cuál es su nombre?

_ Lisipo.

_ ¿Quién eres tú?

_ El arbitro supremo de todas las cosas; la Ocasión.

_ ¿Por qué te sostienes sobre la punta del pie?.

_ Para indicar que no me fijo jamás en ninguna parte.

_ ¿Y te han puesto alas en los pies?.

_ Sí, porque mi vuelo aventaja al mismo viento.

_ ¿Por qué tienes esa navaja en la mano?.

_ Para demostrar a los hombres que soy más cortante que ninguna cuchilla.

_ ¡Y esa cabellera que desciende hasta tu frente?.

_ Es para ser cogida fácilmente por el primero que me encuentre.

_ Observo que no tienes un solo cabello en la parte posterior de la cabeza.

_ A fin de que ninguno de aquellos que me habrán dejado pasar sin cogerme puedan luego realizarlo.

_ ¿Con qué objeto el artista te ha colocado en este pórtico?

_ Sábelo, extranjero, para instruirte.

La diosa Ocasión. Xilografía de Nicolai Bassaei (1598)

El fresco de Andrea Mantegna reproducido más arriba que lleva por nombre "Ocassio e Poenitentia" (Oportunidad y Penitencia) representa a un hombre con los brazos extendidos, tratando de alcanzar a la escurridiza Ocassio, que tiene la apariencia de una virgen con el rostro cubierto por un grueso mechón de pelo, y cuya cabeza es calva en la nuca. Las alas en los pies de Ocassio simbolizan la velocidad a la que pasa, y el balón bajo sus pies representa su inestabilidad. El hombre que intenta capta la oportunidad al vuelo tomando su mechón de pelo antes de que desaparezca, es aquí detenido por Poenitentia (en el sentido de la virtud), ubicada sobre un pedestal rectangular (símbolo de la estabilidad) que lo insta a un estilo de vida más consciente y sobrio. La obra parece ser una invitación a no dejarse cautivar por el encanto de la ubicua diosa Ocasión, prefiriendo la prudencia y la virtud.

Con el paso del tiempo la expresión perdió parte de su sentido original y comenzó a ser utilizada, también, para dar a entender que hay ciertas cosas que se logran más por suerte que por capacidad.

Otro dicho de similar contenido y origen es el que dice "tomar la ocasión por los pelos" que se ha apocopado en la frase "por los pelos" indicando que se realizó una cosa en el último momento, antes de que pasase la oportunidad de hacerlo.

Así pues, este popular dicho nos insta a  no vacilar, sino tener decisión y presteza, para no perder las oportunidades que se nos presentan en la vida, pues no suelen aparecer dos veces.


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Referencias:
http://aliso.pntic.mec.es/agalle17/cultura_clasica/entre_dichos/calva.html
http://www.lebrijadigital.com/web/secciones/133-expresiones-populares/1087-expresiones-populares-la-ocasion-la-pintan-calva

23 abril, 2017

LA LEYENDA DE EDIPO: LA VOLUNTAD DE LOS DIOSES

Layo y Edipo de Francesco Nenci
Edipo es el protagonista de una de las más celebres leyendas griegas y ha dado vida a un mito que ha pasado a la historia.

Las desventuras de este héroe son el resultado de la preocupación de los grandes poetas griegos por los problemas que tenían importancia para su tiempo, sino de los grandes problemas que transcienden los siglos porque reflejan la situación humana, que son criaturas limitadas por su mortalidad y debilidad.

Para comprender el drama de Edipo hay que entender que la religión de los griegos concede poca importancia a los hombres, ya que éstos fueron creados por un dios menor como fue Prometeo, y están en inferioridad con los dioses, que gobiernan en su propio interés y con los cuales sólo les une un vínculo de sometimiento.

Zeus, como custodio de la justicia y del ordenamiento moral, ya advirtió a los mortales que sus crímenes serían castigados, y así en la historia de Edipo se da un encadenamiento de culpa y castigo que difícilmente los hombres reconocerían como la mano de los dioses repartiendo justicia.

Para este tipo de héroes el valor principal era el honor, pero pagaban con su vida esa reivindicación.

La leyenda de Edipo se forja cuando según un antiguo oráculo, la maldición castigaría a Layo (rey de Tebas casado con Yocasta) sí engendraba un hijo. El oráculo añadía también que este hijo no sólo mataría a su padre, sino que además causaría una terrible tragedia.

El rey aunque creía en los oráculos, pensaba que se trataba  sólo de un aviso, que no significaba  la fatalidad de su cumplimiento, y se lo ocultó a su esposa.

Así pues, Layo y Yocasta concibieron a Edipo, una noche en que Layo estaba bajo los efectos de la bebida. Para que la maldición no se cumpliera, Layo perforó los tobillos del niño y los ató con una correa (era una forma muy primitiva de aplacar la ira de los dioses cuando sus consejos eran desobedecidos por los mortales). Al niño se le hincharon los pies y de ahí su nombre, pues Edipo significa pie hinchado.

Layo decidió deshacerse del niño y lo confió a un criado para que se encargara de él. Tras varios intentos, una dama noble que hacía el trayecto contrario al que hacía el criado le hizo detenerse y al ver al niño, preguntó al criado quienes eran sus padres y éste le contestó que no podía darle el nombre, pero que se trataba de un gran señor cuyas obligaciones no le permitían tener consigo a su hijo.

Edipo y la Esfinge
Gustave Moreau (1864)

Esta mujer era Peribea, esposa de Pólibo, rey de Corinto, y se ofreció a adoptar al niño. Los reyes de Corinto, muy respetados por sus súbditos por su bondad, no eran felices porque no podían tener hijos.

Edipo creció feliz en la corte de Corinto. Pólibo le rodeó de maestros que le dieron una completa educación. Los jóvenes de la corte lo envidiaban. Cuando Edipo alcanzó la mayoría de edad varios de sus caballos le fueron robados. Edipo reconoció al ladrón, era el hijo de una familia noble de Corinto, al que creía su amigo pero que no era tal porque siempre le había tenido envidia y acabó confesándole la verdad, que era el hijo bastardo de los reyes.

Pólibo no tuvo más remedio que reconocer los hechos, de cómo fue encontrado y adoptado. Y pese al cariño que Edipo sentía por sus padres adoptivos quiso conocer a sus verdaderos padres y, salió una noche, sin decir nada, tomando el camino de Delfos, para consultar el oráculo y saber así quien era su padre.

Viajando por un estrecho camino (la encrucijada de Megas) divisó a dos hombres, que no eran otros que el rey Layo y su emisario Polifontes, el cual exigió a Edipo que dejara el paso libre a su señor. Edipo protestó y Polifontes mató al caballo de Edipo que enfurecido mató primero al emisario y luego al anciano rey Layo. De este modo la profecía se cumplía.

Edipo llegó a Tebas al anochecer, que estaba de luto por la muerte del rey Layo.

Al día siguiente, paseando por la plaza conoció el enfrentamiento entre la Esfinge y los tebanos. La Esfinge, mitad león y mitad mujer y con alas, planteaba enigmas a los tebanos que no eran capaces de resolver lo que suponía ser devorados por la Esfinge, tras estrangularlos, de ahí su nombre.

Edipo decidió someterse a las pruebas de la Esfinge:

-El primer enigma decía así "¿Cuál es el ser que anda ora con dos, ora con tres, ora con cuatro patas y que, contrariamente a la ley general, es más débil cuantas más patas tiene?
Edipo contestó que la respuesta era el hombre, puesto que cuando es niño camina a cuatro patas, luego con las dos piernas y finalmente, se apoya en un bastón.

-El segundo enigma, era el siguiente "Son dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por la primera". Con este enigma la Esfinge anunció que sí Edipo lo acertaba se declararía derrotada y dejaría en paz a los tebanos.
La respuesta acertada de Edipo fue, el día y la noche.

Los tebanos quisieron premiar a Edipo por haberlos liberado de la Esfinge, y lo proclamaron rey, entregándole como esposa a la viuda de Layo, Yocasta, con la que tuvo cuatro hijos, los gemelos Eteocles y Polinices, y dos mujeres Antígona e Ismene

El secreto de Edipo se ignoró durante años en los cuales se ganó el cariño de los tebanos por su bondad y prudencia.

Pero un buen día el reino de Tebas se vio invadido por una mortal peste enviada por los dioses y ningún sacrificio sirvió para detenerla. La asamblea de Tebas hizo llegar sus súplicas a Edipo, que envió a su cuñado Creonte al Oráculo de Apolo en Delfos, para saber el motivo por el cual los dioses castigaban a Tebas de esa manera.

A su regreso, Creonte contó que la plaga de peste era un castigo de los dioses por el asesinato del rey Layo. Mientras el culpable no pagara por su crimen Tebas padecería las consecuencias. Creonte anunció además que el oráculo afirmaba que el asesino se encontraba entre ellos.

La peste de Tebas/Jean François Jalabeat (1849)

Edipo hizo que le contaran la historia del asesinato de Layo y tomó medidas para dar con el autor del crimen y causante de la desgracia que asolaba a los tebanos. Edipo hizo traer a Tiresias,  un adivino (ciego) conocido por su sabiduría,  al que pidió ayuda para encontrar al asesino.

Tiresias le contestó "¡Terrible cosa es saber aquello que tare desgracia al que lo sabe!"

Las oscuras palabras del augur enfadaron tanto a Edipo que acusó a Tiresias de encubridor y cómplice de la muerte de Layo. Ofendido, Tiresias le espetó la terrible verdad "Tu eres el verdadero regicida y vives en relaciones incestuosas con Yocasta".


Edipo acusó a Tiresias de hechicero y mentiroso, pero en realidad Edipo se dio cuenta de todo y comprendió que él había sido quien había dado muerte al rey Layo. Además, llegó un mensajero de Corinto anunciando la muerte de Pólibo (padre adoptivo de Edipo) revelando que Edipo era un niño abandonado.

Edipo enloqueció y clamó al cielo su castigo y el de Yocasta, su madre y esposa. Y desesperado por la culpa se quitó la vista con sus propias manos y se exilió de Tebas para pagar su falta (aunque existen diferentes versiones, como también sobre la muerte de Yocasta). Yocasta se suicidó al conocer la verdad.

Así pues, Edipo, que había desafiado grandes enigmas, fue incapaz de resolver el sino de su vida, pero quizás no tenía forma de evitarlo, ya que su destino había sido voluntad de los dioses.

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Referencias:
Robert Graves (1965). Dioses y héroes de la antigua Grecia. Lumen.

15 enero, 2017

LOS ORIGENES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA

El Triunfo de la Civilización. Jacques Réattu (1793)
Gran parte del idiosincrasia de los pueblos antiguos se encuentra en la historia de sus dioses. Así, los griegos imaginaban a sus dioses muy parecidos a ellos mismos, con parecidas virtudes y defectos, aunque con más poder, inteligencia y belleza. Por ello, los griegos se tomaban muchas libertades con sus dioses, sus rasgos humanos no les inspiraba un temor aterrador, como el que aparece en otros pueblos. Los griegos convivían con sus dioses, cuyas andanzas formaban parte de su tradición familiar, e iban pasando de de generación a generación.

El tiempo de los mitos es una época de dioses y héroes fabulosos surgidos en la Grecia arcaica. La mitología era considerada por los griegos como una parte de su historia, y servían para explicar tanto los fenómenos naturales como las diferencias culturales, enemistades y amistades tradicionales. Es decir, explicaban tanto el origen del mundo como de las cosas. Para los propios dirigentes griegos era un motivo de orgullo tener ascendencia mitológica.

Las leyendas mitológicas griegas han llegado hasta nuestros días gracias a rapsodas y  poetas griegos como Hesíodo y Homero, quienes se inspiraron en los relatos transmitidos de padres a hijos durante cientos de años y que cantaban las vidas y aventuras de dioses y héroes.

Según relata el poeta griego Hesíodo en el inicio de los tiempos sólo existía el Caos. Las sucesivas generaciones de dioses representan el complicado proceso que entrañaba el paso del Caos al Cosmos, el paso de la ausencia de Orden Universal de Justicia Suprema y de Belleza Absoluta a su definitiva presencia. Del Caos surgirían tres generaciones de dioses, la última de ellas la generación de los Dioses Olímpicos o Dioses Mayores, fue la que centraría la atención de Homero y su ideal religioso, que tendría gran influencia en la civilización griega posterior.

Genealogía de la mitología griega./Autor Tagheuher
WikimediaCommons

La 1ª Generación de Dioses.
Urano y Gea fueron la primera pareja de dioses y potencias primigenias, representan al Cielo y la Tierra, surgidas ambas del Caos. Junto a ellos aparecería Eros, como representación de la atracción cósmica que actúa sobre dioses y hombres haciendo que éstos se unan. De la unión de Urano y Gea surgieron los Titanes y Cíclopes, a los que Urano por miedo a ser destronado por su descendencia, obligaba a permanecer dentro del seno de su madre, Gea, la cual harta de los sufrimientos que ello le ocasionaba se alió con el más joven y fuerte de los Titanes, su hijo Cronos, al que entregó una hoz de oro para que la utilizara contra su padre en una emboscada que habían planificado. Cronos utilizó la hoz para castrar a Urano cuyos genitales fueron tirados al mar lo que produjo el nacimiento de Afrodita. En tierra la sangre de Urano fecundó a Gea quien engendró a los Gigantes y las Furias.

La 2ª Generación de Dioses.
Tras la muerte de Urano a manos de su hijo Cronos se llega a la segunda generación de la teogonía mitológica. Destacan Crono y su esposa Rea, también potencias primigenias que representan el Tiempo y la Naturaleza. Pero Cronos se vio condicionado por la maldición de su padre que antes de morir vaticinó su muerte también a manos de uno de sus hijos. Para evitarlo Cronos devoraba a sus hijos nada más nacer. Pero Zeus logró salvarse.

La 3ª Generación de Dioses. Los Dioses Olímpicos.
Rea, cansada de la actitud destructiva de Cronos hacia sus hijos, salvó a Zeus, engañando a Cronos y ofrecéndole una piedra envuelta en pañales. El pequeño Zeus fue puesto a salvo en una gruta en Ida, Creta. Al crecer liberó a sus hermanos del vientre paterno, y declararon la guerra a los Titanes, dirigidos por el gigante Atalante. Los augurios se cumplen dando lugar así a la generación de Zeus y los Dioses Olímpicos, generación que representa el ordenamiento del Mundo y la justicia suprema. Los Titanes fueron confinados al Tártaro y los Gigantes fueron enterrados bajo enormes montañas. Por su parte, Zeus lograría esquivar la temible profecía del oráculo que condenaba al asesino de su padre a morir él mismo a manos de uno de sus hijos. Zeus gobernaría junto a sus hermanos e hijos desde el monte Olimpo.

Rea engañando a Cronos. Relieve romano.

Los Dioses Olímpicos se dividen a su vez en dioses mayores y menores:

Los Dioses Mayores, se caracterizaban por residir en enormes palacios construidos por Hefesto en el monte Olimpo, mantenían una relación con los hombres benéficas y/o dañinas, tienen apariencia humana y guardaban un orden jerárquico de tipo monárquico o patriarcal. Los dioses y diosas olímpicos eran: Zeus, Posidón, Hades, Apolo, Hefesto, Ares, Dionisio, Hera, Atenea, Démeter, Afrodita, Ártemis, Hestia, Hermes e Iris. Cada uno de ellos tenía unas determinadas características y atributos.

Los Dioses Menores, no pertenecían al panteón olímpico, pero tuvieron cierta relevancia gracias a la tradición oral y escrita, que iba transformando las leyendas. Muchos de los dioses menores guardan relación con el culto y las leyendas vinculadas a los dioses olímpicos, y algunos hasta fueron introducidos en Grecia antes que ellos, pero finalmente quedaron relegados a un segundo plano. Dentro de estos dioses menores están los relacionados con el campo y la vida en el monte como el dios Pan (dios de los rebaños y los pastores), los Sátiros (protectores de los bosques) o las Ninfas (asociadas a lugares naturales como ríos o bosques). Los dioses relacionados con el mar como los dioses Océano y Nereo. Los dioses domésticos (dioses propios de la vida y que presidían actividades como las bodas o la riqueza) como Himeneo o Pluto. Los dioses alegóricos (aparecen en la época helenística y están más cercanos a la realidad cotidiana) como la Fortuna, la Victoria, el Destino, la Venganza. También existían otras divinidades agrupadas en grupos de tres o nueve, como las nueve musas, las tres Horas, las tres Parcas o las tres Gracias.

Ninfa en el bosque.C.A Lenoir.

En otro orden estaban los semidioses, los mortales y los seres mitológicos y cuyas hazañas fueron cantadas, primero, en los poemas épicos de Homero y, más tarde en las obras de autores como Sófocles, Esquilo o Eurípides.

Los semidioses y héroes solían ser hijos de un dios y una mortal, caso de Heracles o Perseo, aunque también podían ser hijos de simples mortales, como Aquiles o Agamenón. Entre los héroes los hay civilizadores que limpian el mundo de mostruos, otros son héroes guerreros. Estos héroes se caracterizaban por su valor sobrehumano y su anhelo de gloria, llevando a cabo hazañas imposibles para los humanos, que a veces les lleva a conseguir la inmortalidad. Las historias de los héroes se reunían en ciclos mitológicos: Ciclo Troyano, referido a Aquiles; Ciclo Tebano, en referencia a Edipo; Ciclo Minoíco basado en Teseo; Ciclo Heraclida, en honor a Hércules y el Ciclo de los Argonautas en relación a a Jasón.

En cuanto a los mortales o humanos en la mitología griega existen versiones diferentes sobre su origen, y así, Hesíodo recoge el mito de las razas, según el cual los hombres tienen el mismo origen que los inmortales, pero su raza fue degradándose hasta quedar la última, tras la de oro, plata, bronce, y las de los héroes o semidioses. Otro mito recoge que los humanos fueron creación de Prometeo, su benefactor.

Por último se encuentran los seres mitológicos, que suelen ser seres divinos, generalmente inmortales, aunque algunos mueren a manos de los héroes. Una de las características es que se exagera una parte de su cuerpo y los hay híbridos. mitad humana y mitad animal. Entre los seres de la mitología griega destacan los Centauros, Medusa, la Esfinge, los Grifos, el Minotauro, Pegaso, entre otros.

Medusa. Mosaico.
Museo Arqueológico Nacional de Tarragona

La mitología griega ha ejercido una fuerte influencia en la cultura occidental formando parte de su patrimonio. Poetas y artistas se han inspirado en ella a lo largo de la historia quedando plasmada en innumerables obras de arte.


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Referencias:
Robert Graves (1965). Dioses y héroes de la antigua Grecia. Lumen
http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/griego/esg144ca2.php