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30 enero, 2023

ORIGEN E HISTORIA DE AL-ÁNDALUS

Durante la Edad Media, la península Ibérica fue un territorio compartido por dos sociedades distintas que se disputaron su control durante varios siglos. El nombre de al-Ándalus en la tradición árabe clásica designa a la Península Ibérica bajo poder musulmán durante los años que van del 711 al 1492, pero también es el nombre árabe clásico de la península ibérica. Dependiendo del momento, ocupó más o menos territorio, y así en sus inicios ocuparía gran parte de la península, llegando incluso a traspasar los Pirineos, para luego experimentar con el tiempo una disminución progresiva, hasta el final del emirato nazarí de Granada en 1492. 


Mezquita de Córdoba

Cuando surgió la civilización islámica, a principios del siglo VII, se extendió tanto a Oriente como a Occidente. Y cuando irrumpen en la península ibérica llevaban ya más de medio siglo en continua expansión, pues su Arabia natal se les había quedado pequeña.

A comienzos del siglo VIII el reino visigodo de Toledo dominaba casi toda la Península Ibérica, a excepción de la franja ibérica, donde los vascones se resistían a su control. Pero pronto la Hispania visigoda fue testigo de una profunda crisis en la que confluyeron la peste que en el 693 causó una gran mortandad, las malas cosechas que hicieron aumentar el bandolerismo, además muchos campesinos ante la creciente presión fiscal huían de los campos, la minoría judía fue objeto de persecuciones. Pero, sobre todo, sería la terrible pugna que mantuvieron las grandes familias de la alta nobleza visigoda por ocupar el trono lo que propiciaría la invasión de Hispania por los musulmanes.

El reino visigodo no era hereditario sino que el sucesor era designado por los obispos y los nobles, por lo que cada cambio de rey siempre era un momento crítico que conllevaba tensiones entre las distintas familias aristocráticas.

En el año 710, la llegada al trono visigodo del rey Rodrigo suscitó la oposición de los herederos del anterior rey, Witiza, que acabaría desembocando en una guerra entre las dos facciones nobiliarias por la sucesión al reino. Para una parte importante de la población hispana el rey don Rodrigo era un usurpador y los invasores norteafricanos habían llegado a petición de los partidarios del pretendiente legítimo, Aquila.

Los reyes visigodos Witiza y Rodrigo

La invasión musulmana de la Península Ibérica sería el resultado de la intervención de una expedición militar de tropas árabes-bereberes del gobernador del norte de África, Musa ben Nusayr, comandadas por el general Tarik ben Ziyad, en apoyo de los witizanos. La derrota en la batalla de Guadalete en el verano del 711 de don Rodrigo, el dux de la Bética y último rey godo supuso el fin del reino visigodo. Entre el 711 y el 718, los ejércitos islámicos conquistaron casi toda la Península Ibérica, salvo la cornisa cantábrica y una pequeña parte de la región pirenaica.

Los invasores mediante pactos o militarmente fueron ampliando su ocupación llegando a la parte meridional de Francia. Su avance se vería truncado en el 732 cuando fueron derrotados en la batalla de Poitiers frente a Carlos Martel.

La rapidez de la conquista islámica se debió a que no intentaron alterar la sociedad que se encontraron. Los visigodos que apoyaron la invasión conservaron sus propiedades y en las tierras expropiadas a los partidarios de Rodrigo que fueron repartidas entre los jefes militares invasores no se introdujeron cambios inmediatos en el sistema de cultivo ganándose el apoyo de la población local al mejorar las condiciones de la aparcería, a lo que hay que sumar la poca propaganda y la nula presión violenta para obtener conversiones al Islam, y la tolerancia mostrada hacia los "pueblos del libro", judíos y cristianos.

Una vez conquistada la Península, el al-Ándalus se mantuvo durante ocho siglos. Durante la alta edad media conseguiría mantener su unidad y alcanzó su máximo esplendor. Por contra, durante la baja edad media comenzaría a perder poder como consecuencia de las divisiones internas, las invasiones de nuevos imperios musulmanes del norte de África y por la expansión hacia el sur de los reinos cristianos peninsulares.

Rutas de la conquista árabe en la Península Ibérica


Las etapas históricas de al-Ándalus fueron las siguientes:

-Emirato Dependiente (711 al 756): Es la etapa de la conquista en la que la Hispania visigoda pasa a ser provincia del Califato de Bagdad. Los invasores bereberes y árabes se extienden por el territorio conquistado. Los gobernadores enviados por los califas Omeyas establecen la capital en Córdoba. Son frecuentes las luchas internas entre las diferentes etnias.

-Emirato Independiente (756 al 929): Los abbasíes se hacen con el poder en Damasco. A al-Ándalus llega el único superviviente de los Omeyas el príncipe Abd Al-Rahman que logra hacerse con el poder y se proclama emir independiente del Emirato de Córdoba. Abd al-Rahman I y sus sucesores convierten el Emirato cordobés en un reino próspero y estable. Pero en la segunda mitad del siglo IX el emirato independiente empieza a dar muestras de descomposición con las sublevaciones de mozárabes y muladíes en ciudades importantes como Toledo o Córdoba y la rebelión de algunos nobles musulmanes.


Abd al-Rahman II

-Califato de Córdoba (929 al 1030): Aparece cuando Abd al-Rahman III tras superar una grave crisis política decide proclamarse califa, es decir, se convierte en la máxima autoridad no sólo política sino también religiosa (a diferencia de sus predecesores) de al-Ándalus. El califato supuso el momento de máximo esplendor tanto político como económico y cultural de al-Ándalus. Córdoba se convierte en una de las grandes potencias del Mediterráneo. 

-Reinos de Taifas (1030 al 1232): El derrumbamiento del califato iniciado desde el 1009 provoca la creación de una multitud de reinos independientes, los reinos de Taifas. Esta división territorial les hizo perder fuerza ante los reinos cristianos del norte que empezaron su avance hacia el sur logrando conquistar Toledo en el 1085. Es entonces cuando las Taifas piden ayuda exterior, primero a los almorávides que logran hacerse con el poder y a finales del siglo XII a los almohades. Tras la derrota de las Navas de Tolosa en el 1212 el imperio almohade se va diluyendo hasta desaparecer.

-Reino nazarí de Granada (1232 al 1492): Fue el último reino de al-Ándalus. Aunque sus límites fueron cambiando se extendió por las provincias actuales de Granada, Málaga y Almería. Sobrevivió mucho tiempo a pesar de su fragilidad interna razón por la cual finalmente el último rey de Granada, Boabdil, acabó pactando con los Reyes Católicos la entrega de la ciudad de Granada a principios de 1492. 


Salida de la familia de Boabdil de Granada

La agitada historia política de al-Ándalus, contrasta con la riqueza y la diversidad de su vida económica. Al-Ándalus fue un reino próspero tanto en lo económico como en lo cultural. Y así, en cuanto a la economía mantuvieron la tradicional agricultura mediterránea con los cereales, el olivo y la vid. Y también introdujeron nuevos cultivos como el arroz, los cítricos o la caña de azúcar. Y, sobre todo, aportaron nuevas técnicas de cultivo como el regadío logrando así aumentar la producción.

También destacaron en la artesanía con el trabajo de objetos artísticos y de lujo como los tapices, joyas, armas, cerámicas o el trabajo del cuero. Importante fue la artesanía textil del lino, el algodón y, sobre todo, de la producción de seda. También trabajaron el cristal y el papel, estando sus artesanos a la cabeza de occidente en lo que se refiere a la introducción de mejores técnicas. Las explotaciones mineras del hierro y el mercurio tuvieron un importante papel.

En cuanto al comercio este se desarrollaría localmente en los zocos aprovechando la revitalización de las ciudades como centros industriales y artesanales. Al-Ándalus beneficiada por su posición geográfica a caballo entre la Europa cristiana y el África musulmana, disfrutó de un intenso comercio exterior que constituiría la base principal de su prosperidad material. Muy importante sería el comercio de larga distancia con el norte de África, con la reactivación de rutas comerciales tradicionales Europa-Asia-África, y los reinos cristianos del norte peninsular tanto de las rutas terrestres como marítimas. Destacaron en la exportación de los tejidos de seda, lino y otras manufacturas, y de productos alimenticios como la miel o el aceite. Y aquí importarían perfumes, esclavos y especias. La moneda andalusí, apoyada tanto en el dinar de oro como en el dirhem de plata, ofrecía por su abundancia y solidez una seguridad que favoreció la actividad de los comerciantes.


Rutas comerciales de al-Ándalus siglos X-XII

Por lo que se refiere a la sociedad andalusí cabe distinguir entre dos grupos de población:

-La población procedente del exterior: como los árabes que formaban la aristocracia privilegiada, los bereberes que procedentes del Norte de África tenían menos privilegios y otros grupos como los sirios, que contaban con pocos privilegios.

-La población establecida antes de la conquista árabe (hispanovisigodos): en este grupo se encontraban los mozárabes que eran los cristianos que mantuvieron su religión en el territorio árabe, los muladíes eran los cristianos que decidían convertirse al islam, y por último los judíos, antigua minoría del reino visigodo que mantuvieron su fe.

La arabización e islamización integraron al-Ándalus en el universo moral y científico de la cultura árabe-islámica oriental. La cultura andalusí generó así una obra considerable que abarcó todas las artes y ciencias.

En al-Ándalus se adaptó el árabe como lengua y se integró en el mundo intelectual de Oriente, de hecho el árabe era sinónimo de refinamiento y erudición, adoptándolo como lengua tanto los mozárabes como los judíos. Los andalusíes no cortaron jamás sus lazos con los grandes núcleos islámicos del saber ni permanecieron ajenos a sus principales corrientes culturales a pesar de su pronta independencia política. Hay que destacar el importante papel de los hispano-musulmanes que recopilaron textos clásicos perdidos. Y en esta transmisión del saber tuvieron un papel fundamental las muchas bibliotecas públicas existentes, ya que mientras que aquí casi todo el mundo sabía leer y escribir en la Europa cristiana, salvo el clero, el resto no sabían, y en ellas se traducirían las principales obras del saber clásico. Los propios emires y califas fueron grandes eruditos que se rodearon de eruditos. En las mezquitas y madrazas se impartían ciencias religiosas y jurisprudencia. Alguno de los autores más importantes andalusíes fueron Ibn Hazem, poeta, teólogo, jurista, historiador y filósofo; y Ziryab, también poeta, literato, astrónomo, geógrafo y gran músico.

Ibn Hazem

La prosa y la poesía fueron disciplinas muy valoradas por los andalusíes y la época de las taifas muchas compitieron entre ellas por lograr el más alto grado de erudición cultivando en especial la poesía. Al-Andalus también sería la cuna de grandes músicos como Ziryab.

La historia y la geografía también fueron disciplinas que los musulmanes de al-Ándalus cultivaron escribiéndose numerosas obras repletas de datos históricos, geográficos, sociológicos y biográficos. Destaca la obra de Ahmad al-Razi autor de una historia de los reyes de al-Ándalus. Destaca Ibn Battuta, viajero incansable cuyos viajes recogería el granadino Ibn Yuzayy.

En cuanto a la filosofía en al-Ándalus se introducirían las primeras traducciones al árabe de los filósofos griegos en especial de Aristóteles, pero dependiendo del momento, la filosofía no era bien vista por las rígidas autoridades religiosas. El filósofo más conocido de al-Ándalus cuya obra influiría tanto en el mundo musulmán como también en Europa fue Averroes. Contemporáneo suyo sería el filósofo judío Maimónedes.

Las ciencias naturales también vivieron un momento de apogeo en al-Ándalus. Se estudiaron las matemáticas, la astronomía, la medicina o la botánica. Destacaron personalidades como Abul Casim cuya obra se divulgaría por toda Europa, o la obra de Arib ben Said autor de un calendario astronómico que más tarde sería traducido también al latín, o el astrónomo Azarquiel, el mejor observador astronómico de su tiempo y que perfeccionó el astrolabio.

Astrolabio de Ibn Said (MAN)


Se creó un gran interés por la medicina y la cirugía, destacando la figura del cordobés Al-Zarhauí, que escribió una enciclopedia médica dividida en treinta secciones que se convertiría en todo un clásico de la medicina durante toda la Edad Media en Europa. Averroes también destacó como médico y escribió varios tratados de medicina referentes en Europa durante siglos.

Hay que destacar la arquitectura de al-Ándalus donde destacan dos ejemplos claros, la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada. Elementos característicos de la arquitectura andalusí fue la introducción de la decoración geométrica y vegetal, la bóveda de nervios, los arcos lobulados o el arco de herradura. Los palacios árabes se adaptaban al entorno natural teniendo al jardín y al agua como elementos fundamentales.
Otra de las características de la arquitectura en al-Ándalus fue la construcción de gran cantidad de baños, esenciales para la higiene pero con una función también religiosa o social.

Baños árabes del Almirante (Valencia)


El legado del al-Ándalus tendría una gran trascendencia en Europa tanto por la transmisión de textos clásicos como por su contribución en diversos campos del saber o de la técnica. Un legado cultural y científico en el que al-Ándalus se convirtió en el centro de transmisión y creación. Nos dejó además una notable influencia lingüística que se observa en nuestro léxico del día a día y que abarca casi todos los campos de la actividad humana, así como en una abundante toponimia de origen árabe.




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Bibliografía:

Jackson, Gabriel. Introducción a la España Medieval. Alianza Editorial. 2015.
Fernández Álvarez, Manuel. España: Biografía de una nación. Espasa Libros. 2011
Vernet Gines, Juan. Lo que Europa debe al Islam, El Acantilado. 2006.
García de Cortázar, F., González Vesga, J.M. Breve historia de España. Alianza Editorial. 2012.
Fusi, Juan Pablo. Historia mínima de España. Editorial Turner. 2012.
Braunstein, F., Pépin, J.F. Un kilo de cultura general. Espasa Libros. 2015.
AA.VV. Los árabes invaden España. Cuadernos de Historia 16. Nº 249. 1985.





15 enero, 2021

EL CONCEPTO DE LA "PAZ DE DIOS" EN LA EDAD MEDIA

 La Paz de Dios o los Movimientos de la Paz de Dios que surgieron a finales del Siglo X, a partir del Concilio de Charroux en el 989, tenían un doble objetivo, uno era poner freno a las violencias ejercidas por la aristocracia guerrera y a la vez proteger a sus víctimas.


Capitel de la Iglesia de Santiago de Cezura (Palencia)


Los tributos nobiliarios, por lo menos en un primer momento, eran tan insoportables para la Iglesia como para los campesinos, los primeros las sufrían en sus bienes y los segundos en sus bienes y en sus propias personas, por lo que ambos estratos buscaron como respuesta una alianza, circunstancial, entre el clero y el campesinado. Y de esa unión deriva el carácter clerical y popular con que parece teñida en sus comienzos el movimiento de la Paz de Dios.


Se distinguen dos fases de este movimiento: una primera fase más breve en el año 1040, más popular, y una segunda fase mucho más larga que llegó hasta el siglo XIII y caracterizada por la institucionalización del movimiento, que privado ya de sus bases campesinas, pasaría bajo el control exclusivo de soberanos y del episcopado.


La Paz de Dios tuvo antecedentes que podrían explicar su surgimiento como son los ideales de paz formulados por la Iglesia carolingia (paz en el interior del imperio y guerra a los paganos), práctica del derecho de asilo e institución de las inmunidades eclesiásticas, el deseo de proteger a los pobres, veneración de santos protectores de la paz. Pero sobre todo fue el clima social de finales del siglo X lo que explica la aparición de este movimiento de la Paz de Dios.


Un clima social caracterizado por la quiebra casi general de la autoridad pública y por la constitución sobre sus ruinas de una tupida red de células locales de poder. Los castillos, se convirtieron así casi en los únicos centros de mando, se poblaron con bandas de guerreros privados deseosos de un enriquecimiento rápido que sólo obedecía a la ley de las armas.


Frente a esta violencia aristocrática el campesinado reaccionó y esta movilización campesina confluyó con las preocupaciones de ciertos prelados (sobre todo de Aquitania) espantados ante la amplitud que tomaba la conmoción social. Y fue entonces cuando se convocaron los primeros concilios de Paz: el de Charroux, en Poitou, en el año 989 sería el primero de una larga lista. Aunque más que concilios se trataban de grandes asambleas, que se reunían en campo abierto y que congregaban a masas considerables de hombres y mujeres. Las decisiones recogidas en los cánones conciliares, tenían como objetivo principal poner las personas y los bienes de los no-beligerantes (clérigos no armados, campesinos y mercaderes) al amparo de las operaciones guerreras. 


El cumplimiento del Movimiento de la Paz de Dios venía garantizado por un compromiso solemne, un juramento de paz que prestaban los propios participantes en los concilios y que procuraban obtener de los nobles de la región. La violación de las sentencias conciliares tenía consecuencias para quienes las incumplían, se trataba sobre todo de sanciones eclesiásticas, la más temida la excomunión.


A lo largo de los años 1020 y 1040, el movimiento de la Paz de Dios ya extendido más allá de Aquitania, se vio acompañado por otra corriente de origen más meridional e igualmente poderosa, La Tregua de Dios. Este último movimiento trataba de imponer a los promotores de violencias un armisticio semanal, cuya duración tendió a ser cada vez más larga y llegó a cubrir largos períodos del año litúrgico como la Cuaresma.


A partir del año 1033, coincidiendo con el milenario de la crucifixión de Cristo, cuando el doble movimiento de la Paz y Tregua conoció su apogeo. Aunque al asumir ciertas reivindicaciones populares, apareció muy pronto como un movimiento subversivo a ojos de la aristocracia para la que era intolerable que se organizaran milicias de paz, compuestas en su mayor parte por campesinos cuyo objetivo era oponerse a los tributos señoriales.


Y es que la alianza sellada en los primeros concilios de Paz entre el campesinado y una parte del alto clero no era en absoluto destruir el feudalismo, sino suprimir los fenómenos marginales que lo hacían particularmente odioso. Los campesinos habían introducido en estos movimiento de Paz una impugnación global del orden social opresivo que sufrían, lo cual no podía ser aceptado por la Iglesia para la cual las estructuras de la sociedad no tenían otro fundamento que la voluntad divina, y además tanto obispos como señores laicos procedían de un mismo estrato social compartiendo, por tanto, intereses comunes.


Así pues, desde el momento en que condes, duques y reyes recuperaron el suficiente poder como para asumir esta función de "policía", la Iglesia les devolvió de buen grado la misión de convocar y de presidir las asambleas de Paz, así como de hacer cumplir sus decisiones.


Parece una contradicción que surgieran estos movimientos de la Paz de Dios cuando desde finales del siglo XI los conceptos de Paz de Dios y Guerra Santa se encontraban estrechamente asociados a una misma ideología tendente a imponer, tanto en el interior como en el exterior de la Cristiandad, una concepción única del mundo, de la fe y de la sociedad.



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Referencias:

Vocabulario básico de la Historia Medieval. Pierre Bonnassie. Editorial Crítica 2010.

https://twitter.com/cylromanica/status/1297127071634915328/photo/1




29 noviembre, 2020

EL ORIGEN DE EUROPA


Parece evidente que existe una civilización europea, para François Guizot (político y liberal del s. XIX) esta se había creado en los siglos que siguieron a la caída del Imperio Romano, o lo que es lo mismo, a lo largo de la Edad Media.


Mapa de Europa de Abraham Cresques S.XIV



Pero el término "Europa" se acuñó comparativamente tarde, pues ya hacia el siglo VII a.C., se hacía referencia al término en Grecia, primero como mito ( Europa, la princesa fenicia que Zeus raptó y llevó a Grecia) y enseguida como término geográfico, para designar a los territorios que se extendían al oeste de la propia Grecia. Pero a pesar de ello, su uso fue casi nulo a lo largo de la Antigüedad clásica y muy escaso antes del s. VII de la era cristiana.


Cuando empezó a utilizarse en la época carolingia (siglos VIII-IX) Europa significaba ante todo la unidad del Occidente cristiano. El propio Carlomagno concibió su imperio no como una unión europea, sino como la restauración, desde una óptica cristiana, del Imperio romano de Oriente y Occidente.


El término Europa, cuyo uso en sentido geográfico fue extendiéndose a lo largo de la Baja Edad Media, realmente no desplazó, en el lenguaje europeo, al de la cristiandad hasta la Edad Moderna (siglos XVI y XVII). Europa además no fue una comunidad cultural plenamente unitaria pues la división del Imperio romano terminó por crear dos mundos diferentes: Roma, la cristiandad occidental, y Bizancio la Europa ortodoxa. Rusia, que empezó a individualizarse en la historia a partir del siglo IX fue siempre solo parcialmente europea. Europa, como el continente que se extiende del Atlántico a los Urales, fue una definición que sería acuñada por la geografía del siglo XIX.


Así pues, la cultura grecorromana y el cristianismo fueron los dos pilares fundamentales, aunque no los únicos, de lo que se acabaría por llamar Civilización Europea. Lo que acabaría siendo Europa se iría gestando a partir de los siglos IV-VIII de la era cristiana, al hilo de la interacción de la transformación del Imperio romano tardío, las migraciones de los pueblos germánicos, el desarrollo de Bizancio, la expansión del cristianismo, la experiencia de las comunidades judías, la aparición del islam y el nacimiento de estados y naciones occidentales.


Para el historiador Henri Pirenne, sería la expansión del islam por el Mediterráneo lo que puso fin a la unidad del mundo antiguo y no las invasiones germánicas, lo que pondría fin a la unidad del mundo antiguo y separó definitivamente Oriente de Occidente. Y de la alianza entre el Imperio de Carlomagno y el papa que, como respuesta a la situación se creó en Occidente, daría a Europa su nueva y definitiva fisonomía, bajo el dominio de la Iglesia y el Feudalismo.



Pese a que el Imperio de Carlomagno fue efímero, éste unificó en el año 800 buena parte de la cristiandad occidental, un proyecto de imperio universal cristiano, con capital y corte en Aquisgrán, donde reunió a un importante número de hombres de letras de toda Europa, que dejaría una permanente huella en la política de la Edad Media.



Las Cruzadas, peregrinaciones, catedrales fueron a si mismo empresas "europeas".

Mapa de Europa en el año 1500

                      

El renacimiento económico que parte del continente experimentó entre los años 1000 y 1300, debido a las nuevas técnicas de explotación agrícola, el desarrollo de la artesanía, la minería y la producción de paños y tejidos, el aumento del comercio, la revolución financiera con sus letras de cambio, sociedades mercantiles, etc, todo ello con epicentro en las ciudades italianas, en Flandes, Londres, Paris, Lyon, Ginebra y algunas ciudades del sur de Alemania, se basó en buena medida en la paulatina interdependencia económica del Occidente cristiano.


Una vez superada la crisis derivada de la peste negra que entre 1346 y 1353 devastó el continente, la intensificación del comercio marítimo y terrestre entre puertos, ciudades y villas reforzó el proceso de integración de economías y mercados europeos. Y así, en el siglo XV, genoveses y venecianos hegemonizaban las rutas comerciales marítimas que desde Constantinopla y el Mediterráneo oriental llegaban, a través de Italia y de las costas y puertos franceses, españoles y portugueses, hasta Inglaterra, Flandes y el mar del Norte. A su vez, la Hansa alemana, la asociación económica de ciudades comerciales alemanas encabezada por Lübeck, controlaba el comercio (paños, minerales, maderas, sal) con el norte de Inglaterra, Escandinavia y las regiones del Báltico.


Se puede decir que entre navegantes, mercaderes y comerciantes fueron vertebrando el Occidente medieval, haciendo una civilización común desde el siglo XIII.


Además cabe destacar el papel que las universidades tuvieron en dicha vertebración europea, y es que desde el siglo XII en el continente se extendió la creación de universidades, desde las islas británicas con Oxford o Cambridge, la península Ibérica con Salamanca, Valladolid, Valencia, Lisboa o Coímbra, Francia con París, Toulouse o Montpellier, Italia con Bolonia, Nápoles o Padua, Alemania con Colonia o Heidelberg, Países Bajos con Lovaina, Polonia con Cracovia, etc. Favorecidas por el desarrollo económico y el crecimiento de las ciudades, creadas como respuesta a la complejidad creciente de la vida social con el desarrollo del derecho civil y económico, el crecimiento de las administraciones públicas o el auge y regularización del comercio internacional, y a la necesidad por ello mismo, de impulsar estudios generales fuera del ámbito de los estudios monásticos, las universidades fueron una aportación singular de la historia europea.


Las universidades se fueron creando por fundación real, eclesiástica o municipal por lo que tardaron en encontrar su autonomía y su fisonomía y estructura definitivas. La calidad y naturaleza de los estudios que se impartían fueron muchas veces, y por mucho tiempo, discutibles. Pero definieron pronto su misión: eran comunidades de profesores y estudiantes dedicados a estudios generales, y disciplinas como las "artes", la teología, la filosofía, la gramática, las leyes y la medicina. Las universidades conservaban y transmitían la herencia cultural y prestigiaban mediante la concesión de grados el mérito intelectual, el conocimiento y la enseñanza profesional.


Se puede decir pues, que bajó la Edad Media se creó la ciudad, la nación, el Estado, la universidad, el reloj....y también la civilización europea, la Europa misma.



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Referencias:

Breve historia del Mundo. De la Edad Media hasta hoy. Juan Pablo Fusi. Editorial Galaxia Gutenberg. 2016







14 febrero, 2020

LAS CRUZADAS EN LA EDAD MEDIA

Conquista de Jerusalén durante la 1ª Cruzada. S.XIV
Entre los siglos XI y XIII el mundo occidental giró en torno a las cruzadas, ocho expediciones militares de mayor o menor magnitud dirigidas a liberar Tierra Santa del dominio musulmán y que generaron importantes cambios en Europa.

No se trató en principio de un movimiento migratorio ni de una guerra de conquista emprendida por un soberano ambicioso, ni tampoco fue un intento por abrir nuevos mercados o colonizar países, aunque todas estas circunstancias vendrían a coincidir durante el desarrollo de las Cruzadas. Miles de guerreros cristianos batallaron contra el Islam con la esperanza de ganarse el reino de los cielos. A juzgar por los hechos, la Primera Cruzada fue una aventura descabellada que no fue a dar en catástrofe y acabó por triunfar más de cuánto cabía esperar.

Los antecedentes de las Cruzadas pueden hallarse en el año 732 cuando Carlos Martel (abuelo de Carlomagno) tomó el mando de un ejército dispuesto a detener a los musulmanes en la ciudad francesa de Poitiers, a los que logró derrotar impidiendo la expansión musulmana hacia el norte desde la Península Ibérica. A partir de este hito histórico empezarían a conformarse las condiciones que llevarían años más tarde a convocar las diferentes Cruzadas.

Señalar también que en la mentalidad medieval se había instalado la idea de que el fin del mundo tendría lugar en el Año Mil. Y aunque nada pasó, su influencia fue notable en todo el orbe cristiano, que identificaba la llegada del Anticristo con alguno de los caudillos musulmanes que luchaban por introducirse en Europa y conquistar sus reinos por la fuerza de las armas.

Las peregrinaciones se habían convertido en una forma de vivir para muchos que sentían la obligación de visitar los grandes lugares santos, como eran Santiago de Compostela, Roma, y sobre todo Jerusalén, como lugar de nacimiento de Jesús.

En Europa la presión demográfica hizo peligrar los suministros de alimentos, y se empezó a ver con buenos ojos mandar a la gente a conquistar nuevas tierras, aunque ello les costara la vida, peleando en masa contra los enemigos de la Cristiandad. Las Cruzadas sirvieron como una válvula de escape para muchos miembros de la nobleza que no recibían herencia (herencia que solo recibía el primogénito) y que se dedicaron a combatir en Tierra Santa. Era una forma de ganarse la vida y de canalizar su espíritu belicoso. Para las clases humildes partir a Tierra Santa fue un modo de tratar de mejorar su nivel económico, pues muchos prefirieron probar suerte en tierras lejanas y desconocidas a llevar una vida de penurias y pobreza en los campos de Europa.

Europa durante las Cruzadas

Tras la muerte del emperador bizantino Basileo II en el 1025 comenzó una época de debilidad de Bizancio que sería aprovechado por los turcos selyúcidas, que en su avance lograron ocupar Jerusalén en 1070. Y en el 1092 los cristianos habían perdido todas las ciudades importantes en aquella región en favor de los turcos que contaban con un poderoso ejército.

Los peregrinos cristianos que se dirigían a los Santos Lugares no lo tuvieron fácil desde entonces, puesto que a las fatigas del viaje se sumó la beligerancia turca que convirtió la peregrinación en algo peligroso. Los turcos eran un pueblo belicoso que creía que acosar a sus vecinos y a los peregrinos garantizaba su propia seguridad.

El Occidente Europeo se hizo eco de las dificultades que encontraban los peregrinos, y poco a poco, reyes, señores, soldados, la Iglesia y gran parte del pueblo llano tomó conciencia de que era necesario hacer algo para frenar la expansión de los "infieles", que empezaban a ser una amenaza importante. Fue tal el entusiasmo colectivo que los caballeros vendían parte de sus pertenencias para adquirir un equipo militar y costearse la expedición.

Las ocho cruzadas que tuvieron lugar pueden resumirse así:

La Primera Cruzada tuvo lugar entre 1096 y 1099 y estuvo promovida por el Papa Urbano II. Se consiguió reconquistar Jerusalén, a sangre y fuego,  en el 1099 y convertirla en reino bajo la soberanía de Godofredo de Bouillon.

La Segunda Cruzada se dio entre 1147 y 1159. En esta ocasión si que participaron reyes de la Cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia y el emperador germánico Conrado III. Las desavenencias entre ambos fueron constantes durante toda la expedición y ello favoreció la pérdida de Damasco.

La Tercera Cruzada se llevó a cabo entre el 1189 y el 1192. Fue enviada para socorrer a los estados cristianos tras la derrota en Hattin en 1187 y la caída de Jerusalén en manos de Saladino, y aunque logró bastantes éxitos no reconquistó la ciudad. Contó con la participación del rey inglés Ricardo, Corazón de León. Cansados y diezmados musulmanes y cristianos firmarían una tregua.

Ricardo Corazón de León y Saladino

La Cuarta Cruzada se produjo entre los años 1202 y 1204. El plan era dirigirse hacia Egipto, considerado el punto más débil de los estados musulmanes, para desde allí liberar Tierra Santa. Sin embargo, la expedición se desvió y acabó conquistando y saqueando Constantinopla, lo que supuso el fin del Imperio Bizantino.

A partir de aquí el espíritu cruzado perdió fuelle, y la convicción de que los reiterados fracasos se debían a la excesiva crueldad de los cruzados, hizo pensar que solo los puros podrían reconquistar Jerusalén. Bajo este ambiente se organizó en 1212 la Cruzada de los Niños en la que niños y adolescentes que tras recorrer Francia se embarcaron para ir a liberar Tierra Santa. No lo lograron.

La Quinta Cruzada tendría lugar entre 1217 y 1221. Los cruzados atacaron Egipto y lograron conquistar Damietta (en la desembocadura del Nilo), pero sin objetivos militares claros, les pudo la ambición al intentar conquistar El Cairo, lo que les llevó al fracaso.

La Sexta Cruzada se llevaría a cabo entre 1228 y 1229. En ella el emperador alemán Federico II partió hacia Palestina para cumplir su promesa de luchar por Tierra santa. Lograría conseguir la cesión de Jerusalén por medios diplomáticos.

La Séptima Cruzada ocurrió entre 1248 y 1250. Al caer Jerusalén en 1244 el rey francés Luis IX organizó una nueva cruzada. Tras el éxito inicial con la toma de nuevo de Damietta, Luis IX de Francia fue derrotado en Al Mansurah (Egipto) y hecho prisionero junto con todo su ejército. Para recuperar la libertad tuvo que ceder Damietta.

La Octava Cruzada tuvo lugar en 1270. Tras la conquista musulmana de varios territorios, Luis IX intentó sitiar Túnez pero fue un rotundo fracaso, y el rey murió ante los muros de la ciudad víctima de disentería.

Algunos autores hablan de una novena cruzada en el momento en que Eduardo de Inglaterra se unió a Luis IX y tras su muerte continuó hasta Acre. Pero Eduardo y su ejército se convirtieron en una guerrilla y acabaron firmando una tregua en 1272.

Conquista de Jerusalén. Émile Signol (1847)

Las Cruzadas afectaron de forma muy distinta a europeos y musulmanes. Desde el punto de vista occidental las expediciones a Tierra Santa tuvieron consecuencias trascendentales para la historia de Europa. En el terreno político, se consolidó la autoridad del papado sobre el conjunto de la Cristiandad. Además las Cruzadas debilitaron a los señores feudales, puesto que muchos perdieron la vida o quedaron en Oriente, y muchos se empobrecieron por la venta de sus tierras para financiarse la expedición, además la prolongada ausencia les impidió vigilar sus feudos lo que fue aprovechado por los reyes que se incautaron de tierras y redujeron los privilegios de los señores feudales. Económicamente, las guerras favorecieron los intercambios comerciales y el auge de las ciudades mercantiles del Mediterráneo europeo. Este hecho propició el ascenso de la burguesía. Se introdujeron en Europa nuevos cultivos y procedimientos de fabricación tomados de los pueblos musulmanes. Y culturalmente, los cruzados entraron en contacto con la herencia de la Antigüedad clásica conservada por bizantinos y árabes, así el arte y la ciencia árabe mejoró la cultura europea occidental.


La visión del Islam fue bien distinta. En las crónicas musulmanas se denunciaba la crueldad de los cruzados, en muchas ocasiones los cruzados no distinguieron incluso entre cristianos orientales o judíos, la conquista de Jerusalén perviviría en el recuerdo árabe como un ejemplo de dicha crueldad. Las Cruzadas se veían, como atestiguan cronistas e historiadores de la época, como un acto de dominación, que empujaría al Islam a cerrarse en banda a las ideas extranjeras. Para Europa la época de las Cruzadas fue el comienzo de una verdadera revolución, tanto económica como cultural, mientras que para Oriente estas Guerras Santas desembocarían en largos años de decadencia y oscurantismo. Con las Cruzadas el mundo musulmán se encierra en sí mismo, se vuelve intolerante (cuando inicialmente el islam era bastante tolerante con las religiones monoteístas como la cristiana o la judía). A partir de entonces el progreso y la modernidad serán considerados algo ajeno. Las Cruzadas serían el punto de partida de la milenaria hostilidad entre el Islam y Occidente.



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Referencias:
Las Cruzadas. Revista Historia y Vida, Número 418.


23 mayo, 2019

JUANA DE ARCO, MÍSTICA Y HEROÍNA

Juana de Arco
Paul de la Boulaye (1909)
Juana de Arco también conocida como la Doncella de Orleans, fue una joven heroína francesa que puso en jaque al poderoso ejército inglés en el transcurso de la Guerra de los Cien Años. Sus orígenes humildes no impidieron que, inspirada por mandato divino, liberara el sitio de Orleans de manos de los ingleses. Pese a ello, sería condenada y ejecutada por herejía. Años después su figura sería rehabilitada y cinco siglos más tarde fue declarada santa patrona de Francia.

Juana de Arco nació en el seno de una familia campesina acomodada hacia 1412, aunque no hay seguridad en la fecha pues ella misma ignoraba su edad. Era hija de Jacques d'Arc e Isabelle Romeé. Parece que era la menor de una familia de cinco miembros. Juana no sabía leer ni escribir pero tenía habilidad cosiendo e hilando. Juana era una niña especialmente piadosa. Vivió en una Francia marcada por la Guerra de los Cien Años, que enfrentaba a Francia y a Inglaterra por el trono francés (1337-1453). Durante los últimos años del conflicto las batallas se intensificaron y tuvieron como protagonistas al heredero francés al trono, Carlos VII, y a Enrique VI de Inglaterra.

Mientras su país estaba en plena guerra, Juana de Arco comenzó a experimentar una serie de sucesos que calificó de divinos y con solo 13 años aseguraba haber visto a San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita los cuales le habían revelado su misión.

Esas visiones y voces cambiaron el destino de Juana, ya que le ordenaban ayudar al delfín Carlos, que estaba retenido en Orleans, liberar la ciudad y expulsar a los ingleses.

Hacia 1428, las voces le indicaron que debía partir hacia Vaucouleurs, lugar en el que se encontraban las tropas de Carlos VII y presentarse ante Roberto Baudricourt, capitán de la guardia real en dicha localidad. Como era de esperar Baudricourt no le hizo caso en su petición de una pequeña escolta para ir en busca del Delfín pues debía darle un mensaje secreto que le había sido revelado por las voces.

Pero Juana no se dio por vencida. Pocos meses después, los ingleses tomaron la delantera en el conflicto con el asedio de Orleans. Esto hizo que el ejército francés se trasladara a la localidad de Chinon. Todo parecía perdido ya. Juana volvió a insistir a Baudricourt que esta vez le dio el visto bueno y le permitió ir en busca del rey, para lo cual le asignó una pequeña escolta, puesto que el viaje por tierras borgoñonas era peligroso. Para proteger su reputación siempre fue vestida de hombre.

Carlos VII de Jean Fouquet (1445)

Una vez en Chinon Juana volvió a pedir  Carlos VII que le permitiera dirigir sus tropas. La corte y el propio rey tenían sus dudas sobre la muchacha que más les parecía una enajenada. Sin embargo, Juana le reveló al rey un secreto que sólo él conocía (posiblemente relacionado con la legitimidad de su nacimiento) y que le habían desvelado sus voces.  El Delfín quedó convencido, aunque antes de ponerla al mando de sus tropas hizo que la joven fuera examinada en Poitiers por un comité de sabios, médicos y obispos cuya conclusión fue que Juana tenía acceso a Dios a través de la voces que oía, enviada para salvar el reino. La posición de los franceses se estaba debilitando y no había tiempo que perder.

En 1429, Juana de Arco, bajó las órdenes divinas, dirigió el ejército de más de 5.000 hombres que le confió el heredero francés para librar Orleans. Aunque Juana no sabía nada de la guerra la fe en sus visiones y la fe en ella de quienes la rodean la convierten en una hábil guerrera. Este hecho permitió que Carlos VII fuera coronado de manera simbólica como rey de Francia en Reims.

Gracias a la victoria comandada por la Doncella de Orleans Francia fue recuperando territorios hasta conseguir la retirada inglesa de tierras francesas. De esta manera, una antigua profecía que decía que una joven doncella salvaría a Francia mediante un milagro, se veía cumplida a ojos del pueblo.

Juana de Arco en la toma de Orleans
Jules Eugene Lenepveu (1886)


Aunque se curtió en las batallas no perdió su bondad y piedad, y así prohibió el pillaje entre sus tropas, organizaba misas y asistía a los heridos.

La joven Juana, tras cumplir su misión, dejó de oír las voces y quiso regresar a su casa. Pero antes de volver tuvo que librar dos batallas más en París y en Compiègne.

Y durante el combate en Compiègne un 24 de mayo de 1430, fue capturada por el duque de Borgoña. Más tarde fue vendida al ejército inglés para que fuera procesada. Los ingleses querían desacreditarla para limpiar la reputación de Inglaterra.

Juana de Arco fue trasladada a Ruán y juzgada por un tribunal eclesiástico. Durante el proceso Juana declaró que las voces que oía procedían de los santos y de Dios. Sin embargo, el tribunal la acusó de brujería y afirmó que las voces a las que hacía referencia provenían del diablo y no de Dios.

Muchos creen que este juicio tenía como objetivo principal desprestigiar a Carlos VII, sí lograban descreditarla a ella, Carlos que había sido su valedor caería con ella.

El proceso contra Juana duró tres meses y durante todo este tiempo, el tribunal se aseguró que la heroína francesa no tuviera posibilidad de defensa. Fue un juicio plagado de irregularidades. A pesar de ello, Juana se defendió con elocuencia, poder de convicción, rectitud e inteligencia. Sus acusadores intentaron por todos los medios que confesara su herejía, utilizando para ello engaños y torturándola psicológicamente, no lo hacían con tortura física porque querían una muerte pública para la Doncella.

Parece que Carlos VII a pesar de recibir la ayuda de Juana no hizo nada por ella.

En un momento de su declaración durante el proceso la joven heroína se retractó de sus declaraciones lo que hizo que se le conmutara la pena de muerte por la cadena perpetua. Pero poco después volvió a reafirmarse en que las voces que oía tenían un origen divino por lo que nuevamente se la condenará, y esta vez, de forma definitiva a muerte.

Finalmente el 30 de mayo de 1431 Juana de Arco murió en la hoguera en la plaza de Ruán.

Muerte de Juana de Arco en Ruán
Isidore Patrais (1867)

Juana sería beatificada muchos años después en 1909 y canonizada en 1920, convirtiéndose en la patrona de Francia y en símbolo de la unidad nacional.

Juana de Arco fue una mujer que aprendió a pelear como un hombre y que fortalecida por su férrea determinación y su inquebrantable fe la hicieron merecedora del respeto de sus compañeros de armas convirtiéndola en una heroína sin precedentes.

Juan de Arco se convirtió en todo un referente en la historia de la mujer. Fue una revolucionaria adelantada a su tiempo. Y se lo hicieron pagar.

Pero su figura histórica fue tan relevante que su nombre y sus hechos han pervivido a través de los siglos.


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Referencias:
Juana de Arco, la espada de Dios. J.M. Ramos (2012)
http://www.jehanne-darc.com/fr/front_content.php?idcat=26
https://canalhistoria.es/tag/juana-de-arco/
https://www.raicesdeeuropa.com/juana-de-arco-la-mujer-que-conmovio-europa/



25 marzo, 2019

CONCILIO DE PISA: TRES PAPAS PARA UN PAPADO

Benedicto XIII
Un 25 de marzo de 1409 quedaba inaugurado el Concilio de Pisa, que trataría, sin éxito, de poner fin al Cisma de Occidente, que desde 1378 dividía a la iglesia católica entre los partidarios de dos papas, Gregorio XII Y Benedicto XIII.

Dos pontífices y dos sedes papales: Gregorío XII tenía su sede en Roma y Benedicto XIII en la ciudad francesa de Avignon. Y ambos se disputaban la autoridad pontificia de la cristiandad.

Los intentos por resolver el cisma no cuajaron, aunque se intentaron varias vías: la vía militar no resultó, como tampoco lo hizo la vía diplomática de intentar la renuncia de ambos papas. Así las cosas sólo quedaba la vía conciliar. Se trataría de resolver la cuestión en el Concilio de Pisa.

Hacia 1408 los cardenales de los dos pontífices descontentos por el nepotismo de Gregorio XII y por la obstinación de Benedicto XIII (el conocido como Papa Luna) decidieron que la mejor manera de resolver el problema cismático era la celebración de un concilio general.

Apoyados por el rey de Francia Carlos VI y la Universidad de Paris, cuatro cardenales de Aviñon se trasladaron a Livorno donde se entrevistaron con nueve cardenales de Roma para preparar una reunión. El objetivo era volver a unir la iglesia y para ello redactaron una carta que dirigieron a los obispos y príncipes de la cristiandad.

Pero los díscolos pontífices, que no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer, decidieron contrarrestar la reunión que se celebraría en Pisa. Y así, mientras Gregorio XII montaba un consejo paralelo en Aquilea, Benedicto XIII hacía lo propio en Perpiñán.

Sin embargo, los cardenales consiguieron que tanto príncipes como obispos se sumaran a su convocatoria, hartos ya de la situación tan caótica que el cisma estaba provocando dentro de la cristiandad.

Gregorio XII
El concilio se inició en la fiesta de la Anunciación y el lugar elegido fue la catedral de Pisa. A Pisa acudieron cuatro patriarcas, 24 cardenales y 84 obispos, reunidos todos ellos bajo la presidencia del cardenal Guido de Maillesec, obispo de Palestrina. Entre el clero también hubo representantes de cien obispos ausentes y de 87 abades con los poderes de los que no podían asistir, 41 priores y generales de órdenes religiosas, además de 300 doctores en teología y derecho canónico. Para completar la lista acudieron los embajadores de todos los reinos cristianos.

Como los dos pontífices no se presentaron a la reunión conciliar fueron declarados en rebeldía.

Sin embargo, el 15 de abril una embajada alemana en defensa de Gregorio XIII llegó a la ciudad de Pisa bajo instancia de Roberto de Baviera, rey de romanos. Los delegados alemanes no fueron bien recibidos siendo finalmente obligados a salir de la ciudad.

Benedicto XIII enviaría delegados el 14 de junio, lo que provocaría las protestas y la burla por el retraso.

La demanda de condena definitiva contra Benedicto y Gregorio se produjo el 5 de junio de 1409 cuando por unanimidad los 500 miembros del concilio dictaron sentencia en una acción sin precedentes en la historia de la iglesia hasta entonces.

En consecuencia los dos pontífices fueron declarados indignos del Pontificado Soberano siendo depuestos de sus funciones y dignidades. Además todas las actas y procedimientos realizados por ellos fueron anulados y la Santa Sede fue declarada vacante.
El 15 de junio los cardenales se reunirían en el Palacio Arzobispal de Pisa para elegir un nuevo Papa, y aunque hubo algún intento de forzar la elección de un candidato francés, finalmente el 26 de junio en una votación unánime salió elegido el Cardenal Pietro Philarghi, que tomaría el nombre de Alejandro V.

Alejandro V se encargaría de presidir las últimas sesiones del concilio pisano y confirmó todas las órdenes establecidas por los cardenales después de su rechazo de obediencia a los antipapas, declarando que él trabajaría con ánimo para la reforma.

Pero una vez terminado el Concilio algunas universidades mantuvieron que si Benedicto y Gregorio eran dudosos también lo serían los cardenales elegidos por ellos. Por tanto, en lugar de resolver el problema empeoró, ya que ahora había tres Papas.

Mapa con los paises que apoyaban a Benedicto XIII
y a Gregorio XII

Los tres Papas tuvieron sus seguidores en los principales países europeos de la cristiandad, y así Alejandro V fue apoyado por Francia, Inglaterra, Portugal Bohemia, Prusia, Italia y algunos estados de Alemania; mientras que Gregorio XII contaba con el favor de Nápoles, Polonia, Baviera y parte de Alemania; Benedicto XIII era respaldado por España y Escocia.

Así las cosas, lo que se pensó que sería la solución a la dualidad papal no vino si no a empeorar la situación de la Iglesia, pues tanto Benedicto XIII como Gregorio XII continuaban considerándose pontífices legítimos al no aceptar la superioridad del Concilio sobre el Papa.

Sería otro concilio, el Concilio de Constanza, el que cerraría el Gran Cisma de Occidente en 1418.



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Referencias:
Doctrinas y relaciones de poder en el Cisma de Occidente y en la época conciliar (1378-1449). José Antonio de Camargo y Bernardo Bayona Aznar. Universidad de Zaragoza. 2013


24 septiembre, 2018

DICHOS CON HISTORIA: "ECHARLE A UNO EL MUERTO"

Dibujo de José de Ribera. Museo del Prado
Seguro que hemos oído y utilizado montones de veces la frase "echarle el muerto a alguien", de uso habitual y cuyo origen viene de lejos.

La expresión "echarle a uno el muerto" se utiliza para imputar a otro la culpa de algo que no ha hecho, es decir, atribuirle la culpa de una cosa. Tiene una serie de variantes como echar el muerto a casa, a puerta ajena o al vecino.

El origen de esta frase se remonta a la Edad Media.Y es que según las leyes medievales cuando dentro del término de un pueblo aparecía un cadáver con signos de muerte violenta (eran habituales las trifulcas y asesinatos sin ningún tipo de justificación), si no llegaba a averiguarse quién había sido el homicida, el pueblo estaba obligado a pagar una multa, llamada homicisium, que no debía ser plato de gusto, sobre todo en tiempos de carestía.

Debido a esto los pueblos y sus habitantes, en cuyo término se cometía una muerte violenta, procedían con la triquiñuela de no airear el suceso, metían el cuerpo en sacos y, aprovechando la noche, trasladaban el cadáver de la víctima al término de otro pueblo próximo, consiguiendo así librarse de la multa, echando literalmente el muerto a otro.

Por tanto, echar el muerto a otro pueblo vecino equivalía cargarle con la responsabilidad de un crimen con su multa correspondiente, salvo que se diera con el asesino o se entregara a la justicia.

Lo malo es si al pueblo vecino se le ocurría la misma idea, y el muerto volvía al pueblo donde primero apareció. Y es que donde las dan las toman.


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Referencias:
Jose María Iribarren. El Por qué de los dichos. Ariel. 2015


13 junio, 2018

USO Y ABUSO DE LOS 'MALOS USOS" MEDIEVALES

Viendo la serie "La catedral del Mar" basada en el libro homónimo de Ildefonso Falcones, y recordando su lectura (por cierto, ficción muy fiel a la novela, lo cual se agradece porque es como estar viendo la novela) con las innumerables desgracias de Bernat Estanyol y su hijo Arnau, que la próxima entrada del blog versaría sobre los malos usos señoriales medievales.

Los malos usos eran prestaciones feudales que los campesinos medievales se veían obligados a cumplir ante su señor, pues se hallaban unidos a él mediante vínculos de dependencia personal. Estos malos usos se denominaban así por la pesada carga que los campesinos se veían obligados a soportar, sujetos no sólo a las arbitrariedades coercitivas del régimen señorial de tipo  económico, sino también de tipo personal, ya que se hallaban adscritos a la tierra que cultivaban, sin posibilidad de abandonarla salvo que pagaran una elevada cantidad.

La situación del campesinado dependiente del régimen señorial, agravada por el aumento de la presión fiscal, hizo que la abolición de los Malos Usos fuese el origen de una serie de conflictos entre campesinos y señores, sobre todo en la Corona de Aragón.

Entre los siglos XIII y XIV la corona de Aragón prosperó económicamente gracias a la buena marcha de la producción agraria, a esto ayudaría que las relaciones feudales en torno a las explotaciones señoriales fueron reguladas mediante una completa institucionalización de la servidumbre, con dos momentos clave, las cortes de Cervera en 1202 y las cortes de Barcelona en 1283. De esta manera los rígidos contratos de servidumbre fueron tácitamente aceptados por señores y campesinos, porque la estabilidad contractual beneficiaba a ambas partes. En los contratos el campesino quedaba totalmente adscrito a la tierra que ocupaba, a parte de quedar a merced del señor en aspectos económicos, jurídicos, procesales y demás componentes del ius maletractandi, con la potestad del señor sobre su siervo para maltratarle si no cumplía lo pactado.


Estas condiciones fueron pasadas por alto mientras la situación económica de los señores era buena, pero a partir del año 1333 todo cambia, pues fue un año de una fuerte hambruna, debida a una climatología lluviosa que echó a perder las cosechas. A ello habría de añadirse a partir de 1348 diversos brotes de la temida Peste Negra que asoló la corona aragonesa, y que convertida en pandemia no permitió la recuperación del campo. Y si esto fuera poco al desastre contribuyó la Guerra de los dos Pedros (entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón) conflicto que tuvo lugar entre 1356 y 1369 y que vino a empeorar aún más la situación de los campos de la Corona de Aragón.


Ante la crisis agraria y demográfica surgieron los conflictos, puesto que los señores vieron reducir sus rentas y peligrar su privilegiado nivel de vida. Los señores querían volver a tener los mismos ingresos que antes de la epidemia de Peste, cuando contaban con muchos menos trabajadores. Ante esta situación los campesinos empezaron a organizarse lo que fue contestado por los señores feudales que prohibieron las reuniones campesinas y, además, para hacer aumentar sus ingresos abusaron de la utilización de los Malos Usos, todo ello con el apoyo tácito de una monarquía débil que necesitaba, en tiempos de guerra, a las tropas que proporcionaban los señores en su enfrentamiento con la corona de Castilla. De ello se derivó una nueva sanción legal de los Malos Usos en las Cortes de Zaragoza en 1380 ratificada por el rey Pedro IV.


Los Malos Usos formaban parte del Ius Maletractandi que ya incluía la posibilidad de ejercer la coerción tanto sobre las personas como sobre los bienes al juicio arbitrario del señor. Así los Malos Usos afectaban sobre todo a los bienes materiales, pero al estar incluidos en el Ius Maletractandi que contenía disposiciones que permitían al señor, por ejemplo, poner grilletes a sus siervos, encarcelarles, requisar sus bienes etc.

Los principales Malos Usos fueron seis:

- La Intestia.
Era el derecho que el señor tenía sobre el hombre de remensa por el que la tercera parte de todos los bienes del payés, que moría sin testar correspondían al señor, en el caso de que sobreviviera uno de los cónyuges y quedasen hijos en el matrimonio. En el caso de que no quedasen hijos, la mitad de los bienes pasaban al señor y la otra mitad a los parientes del difunto (aunque viviera la mujer).

- La Exorquía.
Cuando un campesino moría sin descendencia, correspondía al señor una parte de sus bienes equivalente a la legítima que correspondería si tuviera hijos. Era diversa en su cuantía según las épocas y territorios. Quien dejase hijos póstumos no entraba en el grupo de payeses a quienes se podía aplicar esta norma. En el caso de que recayera sobre una misma persona la intestia y la exorquia, el señor solo percibía uno de los derechos.



- La Cugucia.
La cugucia trataba del adulterio cometido por la mujer del campesino y las sanciones a imponer. Si el adulterio había sido consentido por el marido la totalidad de los bienes de la mujer pasaban a ser propiedad del señor. Si se había realizado sin el consentimiento del esposo la mitad de los bienes eran para el señor y la otra mitad para el marido.


-La arsina.
Mal uso mediante el cual el señor podía apropiarse de una parte de los bienes del siervo, fijada previamente a su arbitrio, en el caso que se demostrase negligencia ante una catástrofe sufrida en los campos, como podía ser un incendio, una inundación, una putrefacción del grano almacenado o el derrumbamiento de alguna construcción. Los señores a la mínima acusaban de negligentes a sus siervos, que poco podían hacer para demostrar su inocencia.

- La Firma de Spoli.
Era la cantidad que el señor obtenía del siervo cuando éste, para asegurar la percepción de la dote matrimonial a su mujer, ofrecía como garantía una hipoteca sobre las tierras percibidas por el señor feudal. La firma de spoli se conformó en la práctica como una condición indispensable para celebrar los matrimonios, así quien quisiera casarse debía pagar el canon de la hipoteca al señor feudal de manera obligatoria.

- La Remensa.
Los campesinos sometidos a este mal uso quedaban convertidos en siervos totalmente circunscritos no solo al territorio donde prestaban su trabajo, sino que el señor también era dueño de su libertad individual. Para conseguir al libertad el campesino debía pagar la remença, una elevada cantidad de dinero, no fijada de antemano, y que el señor la decidía según su voluntad. Estaba considerado como el peor de los malos usos, ya que esclavizaba al campesino a la tierra, por lo que todos los demas malos usos recaían en él. Además con la crisis los señores no veían con buenos ojos la posible marcha de uno de sus siervos, su mano de obra, por lo que la cantidad que solían pedir por su libertad era tan desorbitada que no podía pagarse.

Un caso controvertido es el mal uso del Derecho de pernada que consistía en la potestad de los señores feudales de mantener relaciones sexuales con cualquier doncella sierva de su feudo que fuera a contraer matrimonio con uno de sus siervos. Los investigadores no han encontrado ninguna ley medieval que recogiera este privilegio del Ius Primae noctis, aunque si existen documentos escritos oficiales legales referentes a este mal uso. Así, hay quien acepta que se trataba de un derecho señorial; otros piensan que era un ritual simbólico de sumisión que se saldaba con el pago de una tasa en especie o en metálico y una ceremonia; y otros aceptan que el abuso sexual era un hecho social (no referido a las bodas pero sí a la servidumbre feudal) pero no un derecho, más bien el reflejo de la dominación de una clase privilegiada y de la baja consideración que se tenía a la mujer en aquella época.

Al final los malos usos generaron tal descontento generalizado que se materializó en una guerra entre unos campesinos cansados de soportar tales condiciones abusivas e injustas y unos señores privados de ingresos y peleados entre sí por la escasez de mano de obra y la crisis: la Guerra Remensa (1460).

Los Malos Usos serían abolidos en 1486 con la promulgación de la sentencia arbitral de Guadalupe propiciada por el rey Fernando II de Aragón, más conocido como Fernando el Católico. Ello también ayudaría a pacificar la situación entre señores y campesinos.


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Referencias:
http://www.lahistoriaconmapas.com/historia/historia2/definicion-de-malos-usos/
Antoni Jordà Fernandez. Los remensas: evolución de un conflicto jurídico y social del campesinado catalán en la Edad Media. Boletín de la Real Academia de la Historia.



19 julio, 2017

LOS VIKINGOS (II)

Con los años la sociedad vikinga fue cambiando. Las familias más influyentes van acumulando más poder y territorios, sentando las bases de mayores unidades político-administrativas y apareciendo las primeras ciudades. Los mercados y las ciudades vivían del comercio y la artesanía, y aunque los vikingos afincados en núcleos urbanos también criaban ganado y se dedicaban a tareas agrícolas y pesqueras para cubrir las necesidades básicas, las ciudades eran seguramente abastecidas por las comarcas rurales cercanas. Hay ciudades que han perdurado en el tiempo como Ribe en Jutlandia occidental o York y Dublín.

Maqueta de un poblado vikingo

Las ciudades vikingas existían zonas bien reguladas con claros límites entre las fincas, las calles y  fortificaciones alrededor del núcleo urbano. Algunas de las ciudades fueron planeadas, y seguramente muchas fueron fundadas por decreto real, y el rey o sus hombres de confianza tomaron parte en la planificación urbana y la distribución de parcelas. Sin embargo los servicios de limpieza pública no estaban tan organizados, y las investigaciones han hallado residuos y desperdicios en gruesas capas, lo que lleva a pensar que el hedor y la inmundicia debieron de crear unas condiciones bastante desagradables e insalubres.

La mitología ocupa un lugar importante dentro de las sociedades vikingas. Hacia fines de la era vikinga se impuso el cristianismo en los países nórdicos, sustituyendo así a las numerosas deidades paganas que ejercían su poder sobre la existencia humana. El anciano y sabio Odín era el dios supremo. Tor, el dios de la guerra. Frøy velaba por la  fertilidad de los campos, los prados y los animales domésticos. Loke era entendido en magia, pero tan ladino que las demás deidades confiaban poco en él. Los dioses tenían enemigos peligrosos, llamados jotner, que simbolizaban los aspectos sombríos y tenebrosos de la existencia.

Díos Odín

Las mejores referencias de los dioses paganos datan de la época cristiana, puede que imbuidas de la nueva creencia. Topónimos de origen vikingo basados en deidades aparecen en granjas como Torshov o Frøyshov, y los que llevan el sufijo "hov" indican que debió existir un templo pagano en la finca.

Las deidades de la mitología escandinava muestran rasgos humanos y, como los dioses del Olimpo helénico, llevan una vida intensa, luchando, comiendo y bebiendo, entre otras cosas. Los guerreros caídos en el campo de batalla iban directamente a la mesa de los dioses. Las costumbres funerarias manifiestan que los muertos necesitaban el mismo ajuar en la otra vida que en la terrenal. En la época vikinga los muertos podían ser incinerados o enterrados, pero la costumbre de las ofrendas fúnebres siempre era la misma. La abundancia de ofrendas refleja diferencias de costumbres funerarias y de rango social. En Noruega por ejemplo, las prácticas mortuorias son particularmente opulentas, y son una importante fuente de conocimientos de la vida cotidiana de la época vikinga. Todos los objetos que se ofrendaban para la vida de ultratumba dan una visión detallada del mundo de los vikingos, aunque los restos por el paso del tiempo estén deteriorados y sean escasos. En los lugares habitados tanto en la ciudad como en el campo se han encontrado objetos perdidos y destrozados, restos de casas, de alimentos o desperdicios artesanales, en las tumbas se halla el mejor ajuar de los muertos. Se da a entender en los textos legales que lo que hoy día se llama medios de producción, la tierra y el ganado, pertenecían a la familia. Las ofrendas fúnebres eran pertenencias personales.

Otro aspecto reconocido a la sociedad vikinga es que era una sociedad violenta: en casi todas las tumbas de varones se han encontrado armas. Un guerrero bien equipado debía tener espada, escudo de madera con un abultamiento de hierro en medio para proteger la mano, lanza, hacha y arco con unas 24 flechas. El yelmo y la armadura que llevan casi siempre los vikingos en los grabados modernos, son muy raros en los yacimientos arqueológicos. Y los curiosos yelmos con cuernos tan habituales en las representaciones no se han encontrado nunca entre los objetos propios de la época vikinga.

Funeral vikingo

Pero en las tumbas también se evidencian quehaceres más pacíficos y junto a las armas aparecen hoces, guadañas y azadones. En las sepulturas de herreros se hallan martillos, yunques, tenazas y lima. Al campesino costero a menudo enterrado junto a su embarcación le acompañan sus aparejos de pesca. En la tumbas femeninas se han hallado joyas personales, utensilios de cocina y textiles.  También las mujeres fueron frecuentemente inhumadas en embarcaciones. A lo largo del fiordo de Oslo las condiciones naturales han permitido que algunas tumbas se hallan conservado excepcionalmente ofreciendo una variedad completa de ofrendas fúnebres. Los hallazgos funerarios de las embarcaciones de Oseberg, Tune y Gokstad (actualmente en el Museo de Barcos Vikingos de Oslo) son ejemplos de lujo y opulencia, y aunque no se sabe con certeza quienes eran los muertos, sí se sabe que pertenecían a una clase social alta, puede que fueran miembros de la realeza. Las tres embarcaciones datan del S.IX y fueron utilizadas como cámaras mortuorias.

Hallazgo de la embarcación funeraria de Gokstad

En los funerales, la embarcación era sacada a tierra y depositada en un hoyo cavado en ella. Detrás del mástil se erigía una cámara funeraria, donde se depositaba el cadáver sobre un lecho, ataviado con su mejor vestimenta. El resto de las ofrendas mortuorias se traía a bordo, se sacrificaban caballos y perros y se levantaba un alto túmulo sobre la embarcación. Se han hallado barcos funerarios incinerados (países nórdicos y Europa occidental) y otros que no (Oslo). También era habitual depositar lujosas armas, utensilios como remos y planchas de desembarco, cazos y ollas para la tripulación, tiendas de campaña y, muchas veces, finas vasijas de bronce importadas que seguramente contenían alimentos y bebida para el difunto.

Muchas tumbas fueron profanadas, desapareciendo las joyas y armas que hubieran originalmente, sien embargo, los objetos de madera, cuero o textiles, carentes de interés para los profanadores, se han conservado hasta la actualidad.

En las tumbas femeninas como la de Oseberg junto a la difunta de más rango yacían objetos que simbolizaban su dignidad como ama de casa y administradora de una finca importante. Se supone que las mujeres asumían la responsabilidad principal de la explotación de las granjas mientras los hombres llevaban a cabo sus expediciones. Las mujeres hilaban y tejían, vigilaban las faenas agrícolas o se encargaban de la producción de leche, queso y mantequilla. Ya se hiciera el viaje al más allá por tierra o por mar, era importante realizarlo de acuerdo con la posición social.

Dragón de madera tallada de Oseberg
En los enterramientos vikingos de alcurnia han aparecido objetos de madera profusamente tallados, pero el arte vikingo también se conoce por las joyas de metal de pequeño tamaño con motivos similares a los de la talla en madera, predominando los animales fabulosos que se retuercen y entrelazan formando un tupido diseño desordenado.

En el curso de la época de los vikingos, el arte de la construcción naval fue evolucionando de modo que al final había embarcaciones de guerra construidas para navegar con rapidez y llevar muchos hombres, y barcos mercantes menos veloces, pero con casco de mayor cabida para transportar mercancías. Los barcos mercantes no llevaban tanta tripulación, y estaban concebidos más bien para la navegación a vela que a remo.

Finalmente hacia el año 1.000 fueron disminuyendo las expediciones vikingas. Los hombres del norte se convirtieron al cristianismo lo que puede que influyera a frenar el ritmo de las incursiones. Dinamarca, Suecia y Noruega se habían unificado en reinos independientes. Y aunque la existencia no siempre fuera pacífica en esos reinos cristianos, las hostilidades eran originadas por las distintas alianzas de los reyes. Las naciones podían declararse la guerra, pero los tiempos de discordias intestinas y colonización habían terminado. Siguieron cultivándose los contactos comerciales establecidos en la era vikinga, pero ahora los países nórdicos formaban parte de la Europa cristiana.



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Referencias:
Los Vikingos, Arne Emil Christensen