22 enero, 2017

DONALD TRUMP: AMÉRICA PRIMERO, CUESTE LO QUE CUESTE.

Donald Trump en su investidura como presidente
Anteayer día 20 de enero Donald Trump se convertía en el 45º presidente de los Estados Unidos. Su investidura como presidente ha sido mucho menos celebrada que la de su predecesor en el cargo Barack Obama, e incluso se han celebrado manifestaciones en su contra. Y es que Trump, a pesar de haber ganado las elecciones que se celebraron el pasado 8 de noviembre, lo hizo contando con tres millones de votos menos que su contrincante, la demócrata Hilary Clinton, gracias a un sistema electoral que se basa en la ponderación de voto por estados y no en el voto popular absoluto. En recientes encuestas se constata que el nuevo presidente norteamericano cuenta con un índice de popularidad de los más bajos en las últimas cuatro décadas.

Puede que Trump y los republicanos tengan la mayoría en las dos cámaras, Congreso y Senado, pero también es cierto que no cuenta con el apoyo social del total de la población. Las medidas que Trump y su gabinete tomen a partir de ahora (si cumple con su programa electoral) no serán bien recibidas por la parte más progresista de sus compatriotas, y seguramente las manifestaciones en contra de su política no han hecho más que empezar. Estados Unidos está muy polarizado y Trump, si se mantiene en ese discurso pendenciero, lo polarizará aún más.

El recién estrenado presidente, en su discurso de investidura, que en vez de ser un discurso conciliador y de esperanza en el futuro, de tender puentes, fue todo lo contrario, parecía más un acto de campaña electoral que otra cosa . Recalcó las bases en las que su gobierno se sustentaría, que no son otras que la autarquía y proteccionismo en el área económica y el aislacionismo en el área de política internacional. Una nueva versión de la Doctrina Monroe "América para los americanos". En el S.XIX, esta doctrina surgía como defensa ante el proceso imperialista y colonialista de las potencias europeas de la época. En el S. XXI, el discurso catastrofista de Trump hace responsable del "declive" de Estados Unidos a otros países y al libre comercio que estarían debilitando al país por las deslocalizaciones de empresas y fábricas. De ahí, sus medidas proteccionistas. En su llamamiento a volver a tener una "América grande", subyace una idea del pasado, de recuperar una grandeza que se considera perdida, donde la industrialización sea el motor económico y de consumo, y no haya inseguridad ciudadana.

Manifestaciones en EEUU contrarias a Trump

Las medidas que Trump prometió durante su campaña electoral y que planea llevar a cabo durante su mandato se engloban en cuatro áreas:

En el área económica, Trump se opone al tratado de libre comercio entre Estados Unidos y once países del Pacífico (TTP) y al que mantiene con México y Canadá (NAFTA). Además de renegociar los acuerdos con otros países y frenar la llegada de productos extranjeros mediante la imposición de fuertes aranceles. También se plantea castigar a las empresas que trasladen su producción fuera de EEUU. Es partidario de aumentar la inversión en infraestructuras, de bajar impuestos y no subir los salarios.

En el plano de política exterior, propone aumentar el gasto militar (en teoría para derrotar al Estado Islámico). Es defensor de una Estados Unidos más aislacionista, cuestionando su papel central en la geopolítica actual. Además no ve con buenos ojos el compromiso de Estados Unidos con la claúsula de defensa colectiva de la OTAN. A todo esto hay que sumar la buena sintonía que parece tener con la Rusia de Vladimir Putin y no le hace ascos al rearme nuclear de Asia. Además es tolerante con la tortura a sospechosos por terrorismo lo que supone un retorno al discurso del miedo.

En los asuntos sociales, Trump es contrario a la reforma sanitaria de Obama, la cual ha prometido derogar (ya ha iniciado los trámites). Quiere ampliar el derecho a portar armas a todos los estados. Se muestra contrario al matrimonio igualitario y al aborto. Se muestra partidario de restringir la inmigración por la seguridad del país, para ello propone construir un muro en la frontera con México (que encima tendría que pagar el país vecino) e imponer el cierre a la entrada de personas musulmanas a EEUU.

En materia de Justicia, la Corte Suprema está dividida en cuatro jueces conservadores y cuatro liberales, con una vacante, con lo cual Trump tiene la oportunidad de nombrar un juez para restaurar una mayoría conservadora.

En la cuestión medioambiental, nada bueno cabe esperar de Trump (escéptico con la cuestión del cambio climático), puesto que ya ha anunciado su intención de cancelar el acuerdo climático de Paris. Tiene intención de detener los pagos estadounidenses a los programas climáticos de la ONU, y quiere acabar con la iniciativa del expresidente Obama de reducir las emisiones de carbono de las centrales eléctricas. Además de incentivar la utilización del carbón en detrimento de las energías renovables.

Barack Obama
Así pues, si el programa electoral de Trump se convierte en realidad, habrá cambios que no sólo afectarán a Estados Unidos sino que también repercutirán fuera del país.

La era Obama, con sus luces y sombras, logró que el país se recuperara tras la crisis económica, y deja un país mucho mejor del que se encontró a su llegada en 2008. Pero el nuevo inquilino de la Casa Blanca parece estar decidido a destruir todo aquello que Obama consiguió, empezando por la reforma sanitaria, el acercamiento con Cuba e Irán, cambio de las alianzas internacionales, etc. Barack Obama es considerado como uno de los presidentes más progresistas que ha tenido EEUU, y su legado, a pesar de no haber conseguido todo lo que se propuso, ha sido positivo. Su gobierno se ha caracterizado por por el diálogo, por su fe en la ciudadanía para crear una sociedad más compasiva, en la importancia que daba a la educación y el conocimiento como arma para combatir la desigualdad.

Sí la elección de Obama supuso un importante avance en la lucha por los derechos civiles, la de Trump será todo un retroceso, pues quiere acabar con todo signo de interculturalidad, lo que choca con un país con una base inmigrante. A nivel personal no pueden ser dos presidentes más diferentes. Barack Obama en su juventud mochilero, cercano y afable, con capacidad para empatizar, culto, educado, lo que contrasta con la la personalidad de un Donald Trump arrogante, machista, maleducado, racista y con tendencia a despreciar al diferente o al que es más vulnerable.

A priori, los augurios no parecen ser muy halagüeños, el tiempo dirá sí la era que Donald Trump acaba de iniciar pasa a la historia como buena, mala o regular (aunque mimbres tiene para la segunda).

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Referencias:
http://www.expansion.com/economia/politica/2017/01/21/58826bd046163fac438b4684.html



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